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Receta de Lasaña Mixta low-carb


Receta de Lasaña sin carbohidratos

Receta de Lasaña sin carbohidratos

El sábado pasado me quedé a solas con mi hijo Nacho para comer y cometí el error de preguntarle qué es lo que quería que le cocinase, a lo que él, que es muy cocinilla, me dijo que una Lasaña. No entrañaría mayor dificultad si no fuese porque eran ya las dos de la tarde y no estaba por la labor de comer un plato rico en carbohidratos. La solución: una Lasaña de urgencia que apañé con un par de paquetes de Slim Pasta Lasagne… y por supuesto prácticamente sin carbohidratos. Aquí os dejo la receta de esta riquísima receta de Lasaña sin carbohidratos, y aprovecho para incluir la palabra low-carb en el blog, que es más corta y suena mejor que «sin carbohidratos» 🙂

Para la bechamel, además de la sencilla propuesta que incluyo, podéis utilizar la salsa bechamel que se incluye en el libro Cocinar sin Carbohidratos.

Receta de Lasaña Mixta baja en carbohidratos

  • Partes: 2-3
  • Dificultad: Media
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Delicioso plato de lasaña mixta ideal para tomar en familia y baja en carbohidratos.

Tiempo de Preparación: 20 minutos (+20 de horneado):

  • Dificultad: Media
  • Valor Nutricional: Alto
  • Coste: Bajo (13,60€) para 2 o 3 personas

Ingredientes de esta receta sin carbohidratos para comer:

  • 2 Sobres de Slim Pasta Lasagne (5,90€)
  • 1 lata de tomate natural triturado (0,80€)
  • 200 ml de nata para cocinar (0,90€)
  • 250 gramos de pollo (1,50€) o de ternera picada (2€)
  • 250 gramos de jamón cocido (2,50€)
  • 250 gramos de queso de barra (2€)
  • Queso rallado
  • Un poco de Aceite de Coco

Instrucciones de preparación de esta lasaña mixta baja en carbohidratos:

Antes de nada ponemos el horno a calentarse a 220º C. Para esta Lasaña en lugar de bechamel he utilizado una salsa con tomate frito natural y nata, pero podría igualmente haber preparado una bechamel sin carbohidratos siguiendo la receta del libro Cocinar sin Carbohidratos. Para empezar, salteamos el pollo salpimentado y cortado en pequeños trozos en una sartén con un poco de aceite de coco y apartamos. En esa misma sartén añadimos un poco más de aceite de coco y freímos media lata de tomate natural triturado. Reducirá bastante porque la mayor parte de la lata es agua. En cualquier caso, lo que queremos es tener un poco de tomate frito para manchar la nata que añadiremos a continuación. Cuando tengamos la nata de color rosáceo y con olor a tomate, apartamos del fuego.

Receta de Lasaña Low-Carb

Receta de Lasaña Low-Carb

En un escurridor enjuagamos muy bien las láminas de lasaña Slim Pasta y las secamos con unas servilletas absorbentes. En una bandeja de cristal ponemos un par de cucharadas de la salsa de nata y tomate (sin pollo) y esparcimos por el fondo. A continuación ponemos la primera capa de hojas de lasaña. Son bastante estrechas -también sirven para hacer canelones- así que en la fuente de la foto yo he usado 4 planchas en cada capa y más o menos se puede ver donde está el corte mirando a la izquierda.

Sobre la primera capa de pasta sin carbohidratos colocamos una loncha de jamón cocido y otra de queso, hasta cubrir por completo las láminas. Yo he usado queso cheddar y por eso en la foto de arriba se ve tan amarillo. No, no eran mis quesos inmortales ni radiactivos… Inmediatamente encima del queso ponemos unas cucharadas del pollo con un poco de salsa y cubrimos con otra capa de pasta. Repetimos la operación hasta acabar con todo el relleno y las láminas de pasta. Una vez que tenemos toda la lasaña montada usamos el excedente de salsa para cubrir y añadimos encima un poco de queso para gratinar.

Receta de Lasaña baja en carbohidratos

Receta de Lasaña baja en carbohidratos

Horneamos unos 20 minutos, hasta que la superficie esté dorada y voilà! Como veréis, basta con sustituir la pasta tradicional con pasta sin carbohidratos y echarle un poco de creatividad al tema para tener un plato apetecible y perfectamente compatible con nuestra dieta baja en carbohidratos.

¿He conseguido abrirte el apetito?

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Beneficios de una dieta cetogénica

Beneficios de una dieta cetogénica

Beneficios de una dieta cetogénica

Hace poco decía en la presentación del libro Cocinar sin Carbohidratos que uno de los problemas más importantes que afronta la sociedad es la desinformación y citaba como ejemplo al presidente de los dietistas y nutricionistas que escribía un artículo en el que claramente confundía la cetosis con la cetoacidosis y en el camino arremetía contra las dietas cetogénicas porque confundía un estado metabólico con el otro, confundiendo de este modo a los millones de lectores que leerán su artículo. No se trata de que haya poca información, sino de que existe mucha información errónea.

El tema de las dietas cetogénicas es especialmente sangrante porque una cantidad impresionante de personas hablan y opinan sobre ellas sin tener la menor idea de lo que están diciendo. Las dietas cetogénicas son aquellas que inducen a la cetosis. La cetosis no es lo mismo que la cetoacidosis. Sin embargo, casi todo el mundo asocia los problemas de la cetoacidosis con las dietas cetogénicas, y en este artículo quiero aclarar esto para que todo el mundo pueda comprender qué es una cosa y qué es la otra.

La cetosis es un estado metabólico en el que el organismo obtiene la energía mediante el catabolismo de las grasas. Esto quiere decir que para generar energía, el organismo utiliza grasa en lugar en glucosa. Para entrar en estado de cetosis basta con limitar la ingesta de carbohidratos durante un período de tiempo que puede llegar hasta los tres días, dependiendo del sujeto y de sus reservas de glucógeno y su actividad física. Estando en cetosis el cuerpo humano puede utilizar tanto las grasas que ingerimos como las que tenemos almacenadas en el tejido adiposo para generar energía. En el metabolismo de las grasas se generan unos productos llamados cuerpos cetónicos. Estos cuerpos cetónicos sirven como combustible alternativo a ciertos órganos y tejidos que no pueden utilizar la grasa directamente como combustible.

Es importante recalcar que el organismo genera cuerpos cetónicos continuamente, estemos o no en cetosis. La diferencia es que cuando estamos en cetosis se crea un exceso de cuerpos cetónicos para suplir la carencia de glúcidos. Los cuerpos cetónicos son ácidos y su exceso es eliminado mediante la orina, el aliento y el sudor corporal. Para detectar su presencia, existen unas tiras que miden la presencia de cuerpos cetónicos en la orina. En las primeras dos o tres semanas en cetosis, el organismo genera muchos más cuerpos cetónicos de los que necesita porque, en realidad, no sabe cuantos va a necesitar, y se esfuerza por tener suficientes para alimentar órganos vitales como el cerebro y el corazón. Este es el motivo por el que las primeras semanas en cetosis los sujetos tienen un aliento metálico, y un olor corporal característico derivado de la expulsión de cuerpos cetónicos mediante sus fluidos corporales. Pasado este tiempo, el organismo regula automáticamente la producción de cuerpos cetónicos a los estrictamente necesarios y se reduce paulatinamente su expulsión hasta que llega un momento en que no es necesario expulsar ninguno y estos olores desaparecen.

Como he dicho, los cuerpos cetónicos son ácidos. Esto hace que su presencia en exceso en el torrente sanguíneo pueda acidificar la sangre. Este es precisamente el motivo por el que el organismo expulsa estos cuerpos cetónicos sobrantes durante las primeras semanas en cetosis y su expulsión, lejos de ser un síntoma negativo de cualquier patología, lo que muestra es que el organismo funciona correctamente eliminando los productos que no necesita. Esta expulsión de cuerpos cetónicos no perjudica a los riñones ni a ningún otro órgano; esto es un mito sin prueba científica alguna. Ahora bien, si un sujeto tiene algún problema metabólico que le impide filtrar la sangre y expulsar estos cuerpos cetónicos, entraría en otro estado metabólico llamado cetoacidosis, o sea, acidosis por cuerpos cetónicos, que como he comenzado diciendo, no es cetosis, sino acidosis, incluso si afamados nutricionistas son incapaces de comprender la diferencia.

La cetoacidosis es un estado metabólico peligroso que puede desencadenar una larga lista de problemas de salud y, en ultima instancia, incluso causar fallos serios en el organismo. Algunos enfermos, como los enfermos de diabetes tipo I, deben tener especial cuidado con evitar la cetoacidosis, pero para la mayoría de las personas sanas, la acidificación de la sangre por cuerpos cetónicos no es posible, precisamente porque nuestro organismo se encarga de regular el pH de la sangre de manera eficaz, en una estrecha horquilla, estemos o no en cetosis.

La cetosis y la pérdida de peso

La cetosis y la pérdida de peso

Una vez que hemos visto la diferencia entre cetosis y cetoacidosis, y despejado los miedos habituales acerca de fallos orgánicos (riñón, hígado…) que son propios de la cetoacidosis y nada tienen que ver con la cetosis, quiero dedicar la segunda parte del artículo a explicar algunos de los beneficios de una dieta cetogénica, o sea, limitada en carbohidratos. El primer beneficio de seguir una dieta baja en carbohidratos que induce a la cetosis es lógicamente el autoconsumo de la grasa almacenada, lo que nos hace adelgazar y mejorar nuestra salud. Sin embargo, como dije anteriormente, el organismo utiliza tanto la grasa que ingerimos como la que almacenamos, de modo que el ritmo al que podemos adelgazar viene marcado por la cantidad de grasa que ingerimos y su tipo. Esto lo analizaré  en detalle en un próximo artículo para no extenderme demasiado aquí. Se calcula que en Suecia aproximadamente un tercio de la población sigue una dieta cetogénica, lo que explica la baja tasa de obesidad en este país y, para acabar definitivamente con el mito del supuesto peligro de las dietas cetogénicas, basta decir que Suecia no muestra una mayor concentración de problemas de salud que cualquier otro país de su entorno, sino más bien al contrario.

Antes he mencionado que el cerebro y el corazón se pueden alimentar de cuerpos cetónicos. Pues bien, centrémonos un momento en el cerebro. Seguramente habréis oído decir que el cerebro necesita azúcar para funcionar. Esto es falso. Lo que el cerebro necesita para funcionar es una cantidad concreta de glucosa al día, que son unos 100 gramos cuando estamos en el metabolismo de la glucosa y unos 40 gramos cuando estamos en el metabolismo de la grasa, la cetosis. Para generar estos 40 a 100 gramos de glucosa no es necesario ingerir azúcar. De hecho, ni siquiera es necesario ingerir carbohidratos dado que nuestro organismo puede generar esa glucosa en el hígado en un proceso llamado gluconeogénesis. Más concretamente, cuando el cerebro utiliza cuerpos cetónicos como combustible principal, la temperatura de trabajo baja, la eficiencia energética es mayor y se produce una mayor lucidez en el pensamiento.

Enfermedad de Alzheimer - ¿Y si hubiese una cura? La historia de los cuerpos cetónicos

Enfermedad de Alzheimer – ¿Y si hubiese una cura? La historia de los cuerpos cetónicos

Pero más allá de estos beneficios -que podrían considerarse subjetivos- los beneficios clínicos están demostrados y siendo investigados activamente. Por ejemplo, las dietas cetogénicas han probado ser una inmejorable terapia en la epilepsia infantil, limitando o incluso eliminando por completo los brotes epilépticos en los pacientes que siguen esta dieta. Del mismo modo, se han producido muchos avances en el control y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, siendo el más notorio el caso de la doctora Mary Newport, que ha conseguido revertir el Alzheimer en su propio marido a un estado anterior, menos agresivo, que le posibilita llevar una vida con cierta normalidad de nuevo. La doctora Newport explica en su libro Enfermedad de Alzheimer ¿Y si hubiese una cura? La historia de los cuerpos cetónicos como logró mejorar la salud de su marido, paciente de Alzheimer, con una dieta cetogénica que permitió que su cerebro pudiese volver a alimentarse con normalidad eliminando los carbohidratos de su dieta.

Otro beneficio de la dieta cetogénica es la ausencia de picos y fluctuaciones en la glucosa circulante en sangre. Al limitar severamente la ingesta de carbohidratos, la dietas cetogénicas impiden que se generen picos de glucosa en sangre, y por lo tanto regulan inmediatamente la secreción de insulina y por ende la resistencia a esta hormona. Esto se traduce en que enfermos de síndrome metabólico o incluso de diabetes tipo II se curan de su enfermedad en muy poco tiempo y sin utilizar fármacos. Hace poco una lectora relataba en un comentario que puede leerse al final del artículo Cocinar sin azúcar para adelgazar, como había dejado la metformina a las pocas semanas de seguir la Isodieta, una dieta eminentemente cetogénica. La metformina es un fármaco indicado en las personas que sufren de resistencia a la insulina, el inicio de la diabetes tipo II, y que habitualmente toman durante años antes de acabar siendo insulinodependientes.

Pero la lista de beneficios no acaba aquí. Las dietas cetogénicas se han mostrado eficaces para controlar la expansión de ciertas células cancerígenas que sólo pueden utilizar la glucosa para crecer y reproducirse. Limitando la cantidad de glucosa disponible para estas células es factible detener el crecimiento del cáncer o incluso reducir su tamaño. En la infección por ciertos hongos, como la cándida, las dietas cetogénicas se han mostrado igualmente efectivas por similares motivos.

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Abordando de lleno el proceso digestivo, las dietas cetogénicas tienen dos efectos secundarios positivos en la salud gastrointestinal: Para empezar, al limitar el consumo de carbohidratos limitamos o incluso eliminamos el consumo de gluten. Como explica el Dr. David Perlmutter en su libro Cerebro de Pan, el 65% de  la población mundial es sensible al gluten con manifestaciones tales como ardores, gases o digestiones pesadas. La mayoría de las personas que sufrían estos síntomas -yo incluído- comprueban que desaparecen a los pocos días de seguir una dieta cetogénica. Lógicamente, los celíacos se benefician incluso en mayor medida de seguir una dieta que excluya por completo los cereales y sus derivados, especialmente los del trigo. En segundo lugar, incluso las personas que no tienen sensibilidad al gluten pero sufren de ardores y reflujo gastroesofágico pueden beneficiarse de una dieta cetogénica dado que la digestión de las grasas y las proteínas -contrariamente a lo que muchas personas creen- es mucho más liviana para las personas pese a ser más lentas para su organismo que la digestión de los carbohidratos.

En el aspecto psicológico, la dieta cetogénica, por su efecto positivo en el cerebro, está directamente asociada con la reducción del estrés y la mejoría en la memoria, tanto de las personas sanas como de los pacientes de Alzheimer. En otras enfermedades neuronales degenerativas, las dietas cetogénicas han demostrado utilidad en el control de los síntomas y como apoyo de otras terapias.

En definitiva, los beneficios de las dietas cetogénicas, las que limitan o eliminan el consumo de carbohidratos, son múltiples pese a que la información que circula nos puede equivocar afirmando precisamente lo contrario, algo que como hemos visto al principio viene derivado del error de confundir la cetosis con la cetoacidosis. La cetosis, si lo pensamos unos segundos, es un estado mucho más natural en el ser humano que la glucólisis dado que durante la mayor parte de nuestros dos millones y medio de años como homínidos, los alimentos que componían nuestra dieta eran las proteínas y las grasas y no ha sido hasta hace unos pocos miles de años que hemos introducido los cereales ricos en carbohidratos de manera inicial y unos pocos cientos de años que hemos introducido los carbohidratos refinados como el azúcar o la harina. Como es lógico, los problemas del hombre actual vienen derivados de los alimentos actuales y no de los alimentos milenarios.

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Plan de choque para adelgazar

Mantén la calma y crea un plan para adelgazar

Mantén la calma y crea un plan para adelgazar

Ahora que hemos acabado definitivamente con los excesos de las fiestas, muchas personas ponen en marcha un plan de choque para adelgazar y perder esos kilos que se han ganado en navidad. Quiero recordar antes de nada, como explico en el libro, que es científicamente imposible ganar una cantidad sustancial de grasa en unos pocos días del mismo modo que es imposible perderla. El organismo sólo puede acumular o eliminar determinadas cantidades diarias -que no son muy grandes- pero una cosa es engordar y adelgazar, o sea, ganar y perder grasa, y otra muy distinta es ganar y perder peso.

Durante estas fiestas yo no he tomado dulces, entre otras cosas porque puestos a cometer algún exceso tengo otras preferencias. Admito que han caído algunas cervezas y copas de champagne y no he podido evitar comer pan, piquitos e incluso pizza algunos días. Bueno, sí lo he podido evitar pero básicamente no he querido. Las fiestas son para festejar. El caso es que ayer por la mañana, al pesarme, tenía 3,9Kg de más. Sí, ¡casi 4 kilos! Que no cunda el pánico, no es lo que parece. Mis pequeños excesos de algunos días de estas fiestas no son capaces de meterme en el cuerpo 4 kilos de grasa, pero desde luego sí de peso.

Ayer puse en marcha mi plan de choque para adelgazar y librarme de esos kilos adicionales. Mi plan es muy sencillo y funciona a la perfección. El primer día del plan, o sea ayer, fui ultra riguroso con las raciones que comía y evité por completo la sal para favorecer la expulsión de líquidos. Desde que me levanté hasta que me acosté comí 6 veces. 4 de esas comidas fueron batidos de Caseina, la quinta una tortilla francesa en un bar a media mañana y la sexta un snack de proteínas. La razón es doble. Por un lado, tuve un control absoluto sobre las cantidades de proteínas y grasas que ingerí y por otro lado evité realizar comidas que despertasen mi apetito o alimentos de los que me apeteciera comer más de lo indicado.

El resultado no se ha hecho esperar: esta mañana había perdido 2,7Kg de esos 3,9Kg de más, o sea, me había quitado de encima todo el agua que he acumulado en las fiestas. Por lo tanto, el resultado neto de estas fiestas, para mí, ha sido ganar 1,2 Kg de grasa y situar la báscula en 84,2. Para el domingo pretendo haber vuelto a los 83 en los que estaba. No parece un peaje demasiado duro (de miércoles a domingo) por mis pequeños flirteos con los carbohidratos durante las fiestas. Sin embargo, hoy continuo con mi plan de choque y pongo en marcha otras acciones que os cuento por si os queréis animar.

Hoy vuelvo a la normalidad en cuanto a las comidas que hago. Al levantarme a las 6 me he tomado mi batido de proteínas con aceite de coco virgen y hasta después del gimnasio no volveré a tomarme otro batido. El resto de comidas serán sólidas. Ayer fui al gimnasio un ratito al medio día. Nada serio: un poco de HIIT en una elíptica y luego 4 superseries de dominadas asistidas (espalda) y flexiones en suelo (pectorales/abdominales). Sólo pretendía sudar un poco y volver a moverme. Para hoy, sin embargo, tengo reservado un entrenamiento distinto. Hoy voy a comenzar a realizar entrenamiento Tabata al mediodía, por lo que tres días a la semana mi entrenamiento se limitará a 4 minutos al día. He encontrado otra persona en el gimnasio dispuesta a probar conmigo y hoy comenzaremos nuestra rutina haciendo 4 minutos de sentadillas al estilo Tabata. Después, una ducha y de vuelta a la oficina, a tomar un batido de proteína para proteger los castigados cuádriceps. Con esta medida persigo estimular la quema de grasa y la generación de tejido muscular nuevo.

Adicionalmente, el resto de días que entrene voy a limitarme a hacer HIIT, ya sea en una elíptica, con pesas o con ejercicios de suelo. El objetivo es reforzar el Tabata con ejercicios de alta intensidad a intervalos. En cuanto a la comida, voy a ser muy estricto en no saltarme ninguna. Mi objetivo es hacer seis comidas cada día de unos 25 gramos de proteína y 15 gramos de grasa cada una. Con esto busco favorecer el desarrollo muscular al tiempo que estimulo la quema de grasa con los ejercicios que acabo de describir.

En la parte de las restricciones, también voy a ser muy riguroso con los carbohidratos simples y refinados, evitando cualquier alimento que tenga un índice glucémico superior a 40 o un aporte mayor de 5 o 6 gramos de carbohidratos por cada 100 gramos de producto. De este modo, no solo lograré adelgazar un poco más, sino que también fortaleceré mi salud contribuyendo al mantenimiento óptimo de mi sistema inmunitario. Además de este plan de comidas y entrenamiento, seguiré tomando mis 2 cápsulas de mutlivitamínico- multimineral y mi dosis nocturna de colágeno con ácido hialurónico para todo el tejido conjuntivo.

Por último, os dejo este enlace a un reportaje en el que participo que se emitió ayer en España Directo de La 1 en el que hablamos acerca de adelgazar con salud, contando experiencias y alejando a las personas de las pastillas milagro y las dietas sin sentido. Si has leído el libro ya sabes que no se trata de comer poco, sino de comer bien.

 

Comer grasa para adelgazar

La grasa es muy importante para adelgazar

La grasa es muy importante para adelgazar

El tema de la grasa en la dieta diseñada para adelgazar es recurrente. Lamentablemente, esa recurrencia se debe a que la mayoría de las personas sigue pensando que la grasa engorda y que es imposible adelgazar si se ingieren grasas. En las últimas semanas, yo he incrementado -todavía más- el aporte de grasas a mi dieta y he eliminado la fibra, que hasta ahora la introducía en forma de salvado de trigo. Lejos de engordar, ha ocurrido lo que yo esperaba, y es que he adelgazado más de un kilo sin variar mi rutina de ejercicios habitual.

Me he cansado de repetir hasta la saciedad que las grasas no son el gran enemigo que muchos nos hacen querer ver y que en realidad son un aliado magnífico si queremos adelgazar. Para adelgazar es necesario quemar grasa. Si se pierde peso sin quemar grasa no se adelgaza. Son pérdidas de peso efímeras que luego se recuperan en el manido efecto rebote. Si se adelgaza de manera adecuada, eliminando la grasa que sobra, no hay motivos para esperar un efecto rebote y, en todo caso, cualquier ganancia posterior de peso será lenta, pues no se puede acumular mucha grasa en poco tiempo.

Estoy preparando un artículo más ambicioso que este en el que hablaré de distintas grasas en la dieta y cómo podemos utilizarlas dentro de nuestra rutina para ayudarnos a adelgazar o incluso mantenernos en nuestro peso. Hoy quería empezar una labor de concienciación para que todo el mundo deje de tener miedo a las grasas. Cuando pensamos en grasa automáticamente nos imaginamos dos cosas: por un lado nos imaginamos que engordamos y por otro que se elevará nuestro colesterol y tendremos problemas cardiovasculares. Pues bien, como explico en el libro, ni una cosa ni la otra son ciertas, al menos de una manera tan directa y simple como nos quieren hacer creer.

En este artículo hablé bastante sobre el papel que juegan las grasas en nuestro organismo, así que no voy a repetirme aquí. Sin embargo, si quiero recordar a todos los lectores que la grasa en una parte importantísima de nuestro cuerpo. El cerebro de la mayoría de nosotros está compuesto por grasas de diversa índole, y de esas grasas, el colesterol es un 25% en peso. Nuestro cuerpo no podría funcionar si grasa, y nuestro cerebro tampoco. Él único tipo de grasa que debemos evitar es la grasa hidrogenada, o grasa trans, que son grasas creadas por el ser humano modificando las propiedades de la grasa natural.

Independientemente de que busque activamente perder peso o esté deseando convertir unos kilos de grasa en músculo, la grasa que ingiera jugará un papel importantísimo en ese proceso, y por ello deben entender y perder el miedo al consumo de grasa, tanto animal como vegetal. La grasa está presente en un gran número de alimentos, desde los frutos secos al salmón, pasando por las carnes o incluso ciertas semillas, como las de lino dorado, con las que en esta receta explico como hacer un pan sin carbohidratos. También es fácil ingerir grasas usando los aceites de cocina, de los que hablaré con detalle en mi próximo artículo.

Además del papel físico y químico que juega la grasa en el organismo, esta también está implicada en procesos neuronales y en el control de la saciedad. Por eso decía al principio que se trata de un excelente aliado si queremos adelgazar, pues su consumo nos ayudará a controlar el sobrepeso a base de contribuir a la sensación de saciedad. Aunque esté cansado de escuchar lo mismo y se lo sepa de memoria, permítame que le diga que es erróneo: la grasa que usted ingiere no tiene nada que ver con la grasa que usted acumula. De modo que destierre de su cabeza la idea de que para adelgazar es necesario dejar de ingerir grasas, porque es una idea anticuada, trasnochada y tremendamente simplista de la nutrición. Si fuese tan fácil como eso, nadie estaría gordo.

Deme unos días para prepararlo y en breve publicaré un artículo sobre los distintos tipos de grasa que debemos comer a diario y el efecto que estas grasas tienen en el organismo.

La importancia de la fibra al adelgazar

Estreñimiento al Adelgazar

Estreñimiento al Adelgazar

Cuando hablamos de dietas bajas en carbohidratos, como la Isodieta, que son sin duda las que se ha comprobado científicamente que mejor funcionan para adelgazar, uno de los argumentos que más utilizan los que se oponen por sistema a todo lo que no sea una dieta tradicional basada en la pirámide nutricional o en lo meramente vegetariano, es que la falta de fibra nos hará sufrir un estreñimiento que puede llegar a ser peligroso. Nada más alejado de la realidad.

Cuando queremos adelgazar tenemos que dejar la mayor parte de la fruta fuera de nuestra dieta. Esto es debido a que contiene una gran cantidad de azúcares, entre ellos la fructosa y también la glucosa. Quiero recordar que el azúcar de mesa, la sacarosa, es un disacárido compuesto por glucosa y fructosa, de modo que todos aquellos que defienden que el azúcar de la fruta es distinta al azúcar de mesa, deben comenzar por revisar la composición de muchas frutas para comprobar que los glúcidos que contienen son los mismos que los de la sacarosa, el azúcar común.

El caso es que es cierto que al suprimir una gran parte de la fruta y verdura de la dieta también dejamos de ingerir una buena cantidad de fibra. Ahora bien, ni la fruta es la única fuente de fibra que podemos utilizar en nuestra dieta ni la fibra es la única responsable del tránsito intestinal.  En concreto, hay dos factores más que juegan un papel muy importante en el tránsito y están igualmente relacionados con el estreñimiento. Uno de esos factores, como explica Jaime Brugos en su libro La Isodieta, es el tono muscular. Los movimientos de los intestinos son de crucial importancia para hacer que el bolo alimenticio avance por ellos, y si no tenemos un buen tono muscular, estos movimientos son débiles y dificultan el tránsito.

En efecto, la fibra juega un papel importante en la creación del bolo alimenticio, pero si no hay movimiento, el bolo tiene dificultad para avanzar y se produce el estreñimiento. El otro factor que influye, en mi opinión y experiencia todavía más que la fibra, es la ingesta de grasa. He comprobado, hablando con muchas personas que sufren estreñimiento a pesar de llevar dietas ricas en fibras, que el denominador común que tienen sus dietas es la falta de grasa. Todas estas personas, además de comer mucha fruta y verdura, usaban productos teóricamente integrales en su dieta, que como ya denuncié en su momento, no suelen ser realmente integrales. La grasa que ingerimos en nuestra dieta es fundamental para que se creen los lubricantes que hacen que el bolo alimenticio se mueva con facilidad. Una dieta pobre en grasas, por mucha fibra que tenga, es una dieta que nos hará sufrir estreñimiento. Si no me creen, pregunten a sus amigos vegetarianos con qué regularidad van al baño. Si no les mienten, se sorprenderán.

Hace más de un mes decidí poner en práctica esto mismo de lo que estoy escribiendo ahora y reduje drásticamente mi ingesta de fibra alimenticia. En realidad, estoy realizando dos pruebas en una. Desde hace más de un mes, no tomo nada que lleve gluten y el salvado de trigo fino lleva algo de gluten, así que decidí apartarlo momentáneamente de mi dieta para comprobar ciertas cosas que he leído en el libro Cerebro de Pan acerca del gluten. Al no ingerir salvado de trigo con mis batidos, mi ingesta de fibra se limita a la procedente de las verduras y las frutas esporádicas que como, que además suelen ser frutas con muy bajo contenido tanto en azúcares como en fibra, como las fresas, frambuesas, moras, arándanos y demás frutos del bosque.

El caso es que a la par que suprimía la fibra he incrementado ligeramente la ingesta de grasa y, no sólo no he tenido problemas de estreñimiento, sino que para sorpresa mayúscula he perdido cerca de dos kilos en las últimas semanas, que confirman la teoría de que el gluten produce, al menos en mí, inflamación crónica de los tejidos y retención de líquido. Pese a no ser intolerante al gluten, debo ser parte del 60% de las personas que Perlmutter denuncia en su libro que somos sensibles a la proteína del gluten sin ser intolerantes. De momento me voy a mantener libre de gluten un mes más para seguir observando resultados de los que él expone en su libro.

Rebanadas de Pan de Lino

Rebanadas de Pan de Lino

En cuanto a la fibra, sigo recibiendo aportaciones necesarias de fibra a través de las verduras y frutas que como, pero además he añadido una nueva fuente de fibra que está libre de gluten, y que son las semillas de lino. Con estas semillas he elaborado un pan cuya receta acabo de publicar aquí, que además es uno de los mejores panes alternativos -por no decir el mejor- que he probado hasta ahora. Por si fuera poco, el coste de este pan es bajísimo y su preparación rapidísima, lo tienes listo en menos de 5 minutos, amen de que presenta unos valores nutricionales muy adecuados para utilizarlo al adelgazar o incluso como mantenimiento en el marco de la Isodieta.

En conclusión, la fibra es importante para evitar el estreñimiento pero se trata sólo de un elemento de los tres más importantes que influyen en esta dolencia, siendo a mi juicio más importante una correcta aportación de grasas en la dieta que la inclusión forzada de la fibra. Esto responde de manera directa a la pregunta que a veces he recibido acerca de la fuente de fibra que usan las sociedades que viven básicamente de la carne, sin prácticamente aporte de vegetales, como los Massai o los Inuit, pues todas estas sociedades ingieren grandes cantidades de grasa y se caracterizan por tener una buena musculatura, lo que explicaría que no tuviesen problemas de estreñimiento pese a la práctica ausencia de fibra en su dieta.

Receta de Higado de Ternera Encebollado al Jerez


Hígado Encebollado al Jerez

Hígado Encebollado al Jerez

Uno de los aspectos con los que me he propuesto mejorar en los próximos meses mi nutrición es aumentar la variedad de carne que como. Lo cierto es que el músculo monopoliza casi por completo la ingesta de carne que realizamos y otras piezas de carne son tan importantes como el músculo para garantizar una apropiada nutrición. Cada pieza de carne tiene unos valores nutricionales distintos y la variedad de micronutrientes que encontramos de una zona a otra del animal es bastante amplia. Del mismo modo, los porcentajes de aminoácidos y ácidos grasos esenciales de cada corte de carne, e incluso de los huesos, es distinto. Variando los cortes que usamos en nuestra alimentación garantizamos un aporte rico en todos los aminoácidos y ácidos grasos que los distintos animales nos ofrecen.

Existe una tendencia actual de practicar lo que algunos llaman la dieta animal y otros la dieta zombi. El principio es básicamente el mismo: cuando un depredador da caza a su presa, lo primero que consume son sus vísceras para, en última instancia, acabar comiendo los músculos. De acuerdo con muchas personas, esto es debido a que la naturaleza del cazador es precisamente ingerir distintos tipos de nutrientes en cada ingesta. Muchos le llaman a esto de manera divertida la dieta zombi porque dicen que este es también el motivo de que, en las películas, los zombis tengan tanto interés en comerse las entrañas de sus víctimas antes que los músculos. En una dieta zombi completa debe haber hígado, riñones, sesos, criadillas y otros órganos.

Lo cierto es que para comenzar, esta semana he comprado hígado fresco de ternera y lo he preparado encebollado con un poco de vino fino de Jerez. En las próximas semanas iré probando otros platos con riñones y otros órganos que nos aportan distintos micronutrientes. Aquí os dejo la receta del hígado, que debo decir que estaba bastante rico, sobre todo teniendo en cuenta que nunca he sido un admirador de la textura de esta carne.

Receta de Higado de Ternera Encebollado al Jerez

  • Partes: 3-5
  • Dificultad: Fácil
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Delicioso y jugoso plato de hígado de ternera encebollado al jerez.

Tiempo de Preparación: 20 Minutos

  • Dificultad: Baja
  • Valor Nutricional: Alto
  • Coste: Bajo (unos 11€ para un Kg de carne preparada)

Ingredientes de esta suculenta receta sin carbohidratos para comer:

  • 1 Kg de Hígado de ternera fresco partido en taquitos (8€)
  • 1 Cebolla (0,25€)
  • 100 ml de Vino Fino de Jerez (0,75€)
  • 100 ml de Aceite de Coco Virgen (2€)
  • 2 dientes de ajo
  • Una pizca de sal

Instrucciones de preparación de esta receta sin carbohidratos:

En una olla ponemos el aceite de coco a calentar y añadimos la cebolla cortada fina en julianas. Rehogamos hasta que la cebolla esté tierna y añadimos los ajos cortados en láminas finas. Subimos un poco el fuego y añadimos el hígado de ternera en taquitos. La idea es que el aceite esté caliente para que selle la carne y esta se mantenga jugosa. En cuanto tenemos la carne sellada (ha cambiado de color) añadimos el vino y conforme empiece a hervir le bajamos el fuego. Añadimos sal al gusto y dejamos cocer a fuego lento hasta que la carne esté completamente cocinada.

Receta de Cookies sin Carbohidratos

Cookies Variadas

Cookies Variadas

Ayer adelantaba en este artículo titulado Cocinar sin Azúcar para Adelgazar que estoy trabajando en preparar recetas tradicionales sin usar la base de la cocina tradicional, que son los carbohidratos, y que más allá del sabor, la estructura de los platos terminados se convierte en un reto mayúsculo en algunos casos.

Hoy vamos a coger el toro por los cuernos y trabajar en un alimento que tradicionalmente ha tenido tres componentes estructurales, la mantequilla, la harina refinada y el azúcar, y vamos a eliminar dos de esos ingredientes y sustituirlos por otros que nos aporten diferentes cantidades de macronutrientes. En efecto, estas galletas no aportan más que trazas de carbohidratos asimilables. Eso si, debo decir que son muy ricas en proteínas y en grasas y por tanto tampoco cabe abusar de ellas. Sin ir más lejos, ayer tuve que esconderlas del alcance de mis hijos pequeños para que no se las comiesen todas de una sentada.

Básicamente, para adelantar un poco la receta, he sustituido la harina por proteína en polvo, el azúcar por estevia, y he añadido salvado de trigo fino para obtener una estructura sobre la que crear la masa. Debo admitir que hubo un momento de pánico, antes de añadir los huevos, en los que la masa no tenía buena pinta y más bien parecía arena de playa, pero en un ataque de desesperación se me ocurrió añadir unos huevos y la leche al menjunje y, creo que a la vista salta que el resultado ha sido óptimo. A ver qué os parecen cuando las probéis…

Receta de cookies sin Carbohidratos

  • Partes: 2-3
  • Dificultad: Fácil
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¡Deliciosas galletas para los más pequeños y los no tan pequeños!

Tiempo de Preparación: 10 Minutos (más 15-20 minutos de horneado)

  • Dificultad: Media
  • Valor Nutricional: Alto en proteína y grasa
  • Coste: Medio (unos 13€ por 24 galletas de tamaño grande)

Ingredientes para hacer deliciosas cookies sin carbohidratos

Instrucciones de preparación de esta deliciosa receta sin carbohidratos:

Instrucciones:

Ponemos el horno a precalentar a 160º y preparamos un par de bandejas con papel de hornear para depositar la masa una vez que la tengamos lista.

En un cuenco mezclamos bien la proteína, la sal, el bicarbonato sódico y el salvado. Si hemos usado alguna proteína de caseína con sabor, como hice yo que usé Casein Pro sabor Galleta Tostada, entonces ya tenemos aroma y sabor para las galletas. Si se ha usado otra proteína, igual sería interesante añadir el sabor por otro lado.

En otro cuenco batimos los huevos y mezclamos con la leche y la mantequilla templada, no caliente, y vamos añadiendo la mezcla líquida a la seca removiendo hasta que se mezcle todo bien. Llegará un momento en que será más práctico manejar la mano con las manos limpias que con ningún instrumento, pues la consistencia será más bien espesa.

Cuando tengamos la masa bien mezclada depositaremos pequeñas porciones en las bandejas, respetando suficiente espacio entre ellas. Aunque estas galletas no llevan levadura, el huevo y el bicarbonato hará que crezcan razonablemente durante la cocción. Como la masa es bastante espesa, yo hice bolas como si fueran albóndigas y después las aplasté contra el papel de horno. No os asustéis, el huevo y el bicarbonato le aportarán aire al cocerse y no saldrán demasiado «mazacotas».

En este punto, yo decoré unas cuantas cookies y otras las dejé tal cual. En la foto aparecen unas con chocolate negro, bastante bajo en carbohidratos, otras sin nada, que no contienen carbohidratos asimilables y unas últimas, destinadas a los más pequeños, que contienen, literalmente, un par de gramos o tres a lo sumo de azúcar de colores para decorar.

Yo veo razonable usar unos gramos de azúcar para decorar una galleta destinada a los niños, sobre todo si son inquietos y activos como los míos, pero lógicamente no veo razonable usar un cuarto de kilo o medio kilo como tiene cualquier receta tradicional.

Horneamos las galletas entre 15 y 20 minutos, sacándolas cuando los bordes comiencen a estar ostensiblemente más oscuros que el centro. Las dejamos reposar en la misma bandeja un par de minutos y finalmente las pasamos a una rejilla para que se enfríen.

Bon apetit! (pero con moderación…)

¿Dañan las dietas hiperproteícas el riñón? ¿Son peligrosas?

El riñón en las dietas hiperproteicas

El riñón en las dietas hiperproteicas

Uno de los tópicos que más se repiten cuando nos planteamos la dieta que queremos hacer para adelgazar es el del daño renal que sufrimos al realizar una dieta basada en la proteína, lo que algunos denominan dieta hiperproteíca. Lo primero que tengo que decir, que es algo que creo que le leí a Jaime Brugos hace unos meses, es que la definición de hiperproteíca es, cuando menos, extraña. Quiero decir, ¿porqué una dieta basada en los carbohidratos no es hipercarbohidraica y una basada en la proteína si es hiperproteíca? La raíz «hiper» hace referencia a algo muy grande, en exceso, pero si has leído mi libro ya sabes que el tipo de dieta que yo recomiendo para adelgazar es cualquier cosa menos una dieta con exceso de proteínas. Más bien al contrario, no tiene excesos de nada y gracias a ello nos permite adelgazar con facilidad y rapidez.

Tengo que comenzar diciendo que creo de corazón que las personas que nos alertan de los peligros de realizar una dieta basada en proteína lo hacen con buena intención, lo que ocurre que se mezcla un poco de rumorología con algo de desconocimiento y una buena dosis de alarmismo y automáticamente se propaga un mensaje erróneo. ¿De donde viene la afirmación que las dietas hiperproteicas dañan el riñón e incluso otros órganos? Pues esta afirmación viene del hecho que la proteína que ingerimos en exceso y no podemos asimilar se elimina por la orina cuando los riñones filtran la sangre. Ahora bien, la siguiente pregunta sería ¿Cuánto es un exceso de proteína en la ingesta? Pues afortunadamente sabemos que el organismo medio de un adulto puede asimilar unos 20 gramos de proteína por ingesta. Lógicamente, a mayor peso y porcentaje de músculo, mayor cantidad de proteína que podemos asimilar. Pues bien, partiendo de ese dato, podemos afirmar que uno puede comer unos 100 gramos de carne -que a su vez contienen 20 gramos de proteína- cada 3 horas aproximadamente sin que se cree ni un exceso de desecho que los riñones tengan que filtrar. Visto de este modo, una persona que coma 5 veces al día y en cada comida consuma 100 gramos de carne comerá medio kilo de carne al día. Muchos tacharían esto como una dieta «hiperproteíca» pero lo cierto es que la orina de esta persona estaría absolutamente limpia sin una mala muestra de desecho procedente del teórico exceso de proteína ingerida y sus riñones, por tanto, no habrían tenido que trabajar nada en realizar la limpieza de dicho desecho.

Ahora bien, una persona que se levante y coma un tazón de cereales con leche y fruta, coma un entrecot de 250 gramos con verduras a la plancha al mediodía, meriende un pitufo de pan integral con aceite y tomate y cene pescado con ensalada y otra pieza de fruta, jamás sería acusado de seguir una dieta «hiperproteica» y, sin embargo, habrá sometido a cierto estrés a sus riñones para eliminar el exceso de proteína en la comida, amén de otros órganos que habrían tenido que actuar ante los picos de glucosa generados con la ingesta de azúcares.

Daño renal en dietas para adelgazar

Daño renal en dietas para adelgazar

Lo cierto es que el trabajo de los riñones es filtrar la sangre y no hay estudios recientes que asocien las dietas basadas en la proteína con problemas renales en personas sanas, así que ni el que sigue una dieta supuestamente «hiperproteica» para adelgazar ni el que sigue una dieta más tradicional, van a tener problemas de riñón debido a la ingesta de proteína. Ese mito lo puedes desterrar.

Uno de los ejemplos más flagrantes de rumorología con respecto a este tema es la dieta Dukan. Como sabéis, no soy precisamente un fan de este método porque le encuentro algunas lagunas, sobre todo en la última fase, pero, dicho esto, he de reconocer que Pierre Dukan ha ayudado a adelgazar a millones de personas gracias a sus libros y sus productos. Otro tema es analizar cuantas de estas personas han vuelto a recuperar el peso perdido por los conceptos de la fase de crucero, pero lo cierto es que de primeras lo han perdido. Pues bien, tras millones de libros vendidos y millones de personas siguiendo su plan, a Pierre Dukan lo han expulsado del colegio médico y dicen que su dieta es peligrosa. Y yo me pregunto: ¿dónde están los damnificados? ¿Cuántas personas han muerto por seguir su dieta? ¿Cuántas han perdido un riñón? ¿Cuántas han sido hospitalizadas? ¿Cuántas han tenido un problema de salud? ¿Cuántos han desarrollado una enfermedad degenerativa? Obviamente, la respuesta a todas estas preguntas es cero.

Por el contrario, si pregunto si conoce a alguien que haya perdido peso usando el método Dukan, la respuesta es probablemente si y, si insisto en los resultados, seguramente me dirá que esa persona que perdió peso se encontró mejor de salud que cuando era obesa. Lo cierto es que nadie me puede negar que adelgazar, lo que se dice adelgazar, se adelgaza con su método y eso tiene consecuencias positivas directas para la salud. Sin embargo, muchos siguen «advirtiendo» de los peligros de hacer una dieta rica en proteínas o, más concretamente, los peligros de la dieta Dukan. Además, por algún motivo la gente agrupa todas las dietas para perder peso basadas en la proteína en el mismo saco. Cualquiera que haya leído mi libro o el libro La Isodieta de Jaime Brugos sabe que la dieta que yo seguí para adelgazar 35Kg en 4 meses está basada no sólo en la proteína, sino también en la grasa, y que lejos de producirme en estos años problemas de salud, me los ha curado todos. Y no soy el único. Ahí están los crecientes testimonios que voy recibiendo.

Mi consejo, si quieres adelgazar de manera rápida y sana, sin pasar hambre y mejorando tu salud, es que sigas los pasos que detallo en el libro. A mucha gente le va bien y no conozco un sólo caso de una persona que haya sufrido problemas renales por seguir una dieta en la que se aumenta la ingesta de proteína de manera equilibrada entre las distintas comidas del día. De hecho, estoy convencido de que es imposible que algo así ocurra en una persona sana. Por ello, creo que debes escuchar a las personas que te advierten de este supuesto riesgo y, con paciencia y educación, explicarles porqué están equivocados y sugerirles que te muestren en internet un caso de alguna persona que haya tenido un problema de salud por seguir una dieta similar a la que yo propongo. No te preocupes, no lo van a encontrar porque no existe.

 

Adelgazar Dulcemente

Adelgazar Dulcemente

Adelgazar Dulcemente

Si el otro día hablaba de los efectos que produce el azúcar en nuestro cerebro y de cómo resulta casi imposible adelgazar si consumimos azúcar de manera habitual, hoy voy a centrarme en los edulcorantes y de si son apropiados o no para seguir un plan nutricional destinado a hacernos perder peso. Debo confesar que escribo este artículo motivado por la pregunta de Cindy en los comentarios del artículo El Efecto del Azúcar en el Cerebro. En su pregunta, Cindy quería saber si los edulcorantes sirven para adelgazar o si confunden al cerebro, y lo cierto es que hay bastante literatura científica al efecto. Desafortunadamente, mucha de esta literatura basa los resultados en el recuento de calorías, pero si hemos aprendido algo últimamente es que las calorías son sólo una parte de la ecuación para adelgazar y que mucho más importante que el número de calorías es su procedencia.

Desde un punto de vista netamente energético, los edulcorantes son eficaces cuando los usamos en el marco de una dieta diseñada para hacernos adelgazar. La mayoría de ellos no aportan calorías y por lo tanto el balance energético neto de la ingesta de alimentos que realizamos es inferior que si utilizamos azúcar para endulzar. Sin embargo, como comento en el libro, adelgazar no es tan simple como ingerir menos calorías de las que consumimos. Ya he repetido hasta la saciedad que las dietas hipocalóricas que reducen la grasa y las proteínas nos hacen perder peso a base de destrozar nuestra masa muscular, de ahí que se produzca con frecuencia un efecto rebote y los resultados no sean permanentes. Lo importante, como acabo de decir, es entender el tipo de calorías que estamos ingiriendo.

Pues bien, como iba diciendo, otros factores son determinantes en la pérdida de peso, y uno de ellos es precisamente el papel que juega el cerebro dentro del metabolismo. Nuestro cerebro utiliza distintos receptores para identificar sustancias y preparar nuestro organismo para dichas sustancias. Según he leído en algunos estudios, parece ser que cuando tomamos alimentos dulces, incluso si no están endulzados con azúcares, el cerebro interpreta que estamos comiendo azúcar y prepara el estómago y los intestinos para la digestión del azúcar segregando las sustancias adecuadas. Lo que ocurre es que estas sustancias alteran la digestión porque lo que llega al estómago y al intestino no son azúcares, sino otro tipo de moléculas. Algunos estudios señalan que esto puede tener a muy corto plazo un efecto negativo en el control del peso.

Sin embargo, las buenas noticias son que nuestro cerebro aprende con facilidad y que, después de varias ingestas de este tipo, es capaz de diferenciar cuando tomamos azúcares y cuando tomamos edulcorantes y, en el segundo caso, deja de producir estas sustancias, eliminándose por completo el efecto negativo que supuestamente tendrían los edulcorantes en una dieta diseñada para adelgazar.

Lo dulce nos produce placer y satisfacción. La ingesta de azúcar nos hace sentir bien de manera efímera porque sus resultados a la larga son bastante nefastos. Por ello, cuando comenzamos a adelgazar, una de las tareas más importantes que tenemos que respetar es eliminar por completo el azúcar para superar su adicción y ser psicológicamente libres. Ahora voy a especular un poco: Si los edulcorantes nos producen una sensación de placer similar, ¿es posible que se acrecente nuestro deseo por cosas dulces cuando tomamos edulcorantes y seamos más proclives a volver a tomar azúcar?

Esto es algo que lleva rondando mi cabeza algún tiempo, así que me puse a investigarlo. Resulta que no soy el único que le da vueltas a esta idea y que se han realizado diversos estudios para comprobar esta correlación. Lo cierto es que ninguno parece concluyente. Hay especialistas a favor y especialistas en contra. Estudios que sugieren una cosas y estudios que sugieren otra. A la vista de los estudios, tengo que decir que no está del todo claro. Ayer me propuse un reto para tratar de comprender esto mejor. Durante todo el día, decidí sustituir el agua por refrescos Zero, o sea, los que están endulzados con edulcorantes y son técnicamente adecuados para adelgazar. Mi objetivo era comprender si la ingesta continuada de estos refrescos me producía hambre y/o ganas de ingerir azúcar. Desgraciadamente, no pude completar este experimento porque comprobé que tras ingerir una lata de Acuarius Libre (0% carbohidratos) a primera hora de la mañana tenía una sed de campeonato y me era absolutamente imposible beber nada que no fuese agua. Normalmente, yo bebo bastante agua al cabo del día y si estos refrescos me incrementan la sed, lo tendré difícil para poder llevar este pequeño experimento a cabo. Por la tarde, volví a intentarlo tomándome una Coca Cola Zero, pero igualmente me dio bastante sed al cabo de un ratito.

Por otro lado, tenemos que analizar el efecto que tienen en nuestro organismo los edulcorantes en otros aspectos diferentes a la pérdida de peso. Mucho se ha hablado y se ha escrito sobre la correlación entre ciertos edulcorantes y enfermedades como el cáncer. Parece que el que se lleva el premio gordo es el aspartame (o aspartamo, tampoco me queda claro cual es el nombre en castellano). Sin embargo, debo reconocer que no existen estudios (o al menos yo no los he encontrado) que asocien la ingesta de cualquier edulcorante en sus cantidades máximas recomendadas y ningún tipo de enfermedad. Lógicamente, la excepción son las alergias. Por ejemplo, algunos edulcorantes contienen el aminoácido fenilalanina y hay personas sensibles a este aminoácido. Por lo tanto y como es natural, estos edulcorantes tienen efectos secundarios en dichas personas. Desde luego, no se si por campaña de marketing, por novedad o por rigor científico, el edulcorante que suele salir mejor parado en todos los estudios es el procedente de la hoja de stevia, que suele ser un edulcorante natural a base de extractos vegetales.

Mi conclusión final, después de haber investigado bastante el tema, es que los edulcorantes pueden ser buenos aliados para adelgazar siempre y cuando no se abuse de ellos. Poner unas gotas en el café, tomar de vez en cuando un refresco zero, o usar unas gotas de stevia (yo uso Steviat de Soria Natural) para la realización de alguna receta, no creo que vaya a tener un efecto negativo en nuestra pérdida de peso. Sin embargo, abusar de ellos -como casi de cualquier sustancias que no sea el agua- puede producir efectos no deseados en nuestro plan. Como explico en el libro, cada persona es un mundo y debe aprender a comprender lo que ocurre en su cuerpo. Mi consejo es que si toma edulcorantes y nota que le crece el apetito o que le apetece tomar azúcar, deje de tomarlos. Creo firmemente que en distintas personas los efectos son distintos y por eso los resultados de los estudios de momento no son concluyentes.

Bizcocho de Chocolate con Pipas

Bizcocho de Chocolate

Bizcocho de Chocolate

Este bizcocho, basado en una receta que me envió Isabel hace unas semanas, puede ser utilizado en el desayuno o como postre ligero. Se trata de un bizcocho con muy pocos carbohidratos y rico en proteínas y grasas, muy adecuado si quieres adelgazar y no privarte de algunos sabores dulces. La receta es además rica en fibra, con lo que para desayunar podría sustituir a un batido tomando la proporción adecuada. Yo he tratado de sacar los valores nutricionales del bizcocho, y lógicamente habrá que porcionarlo adecuadamente al tomarlo. A mi me gusta el sabor que tiene, de modo que seguramente no está muy dulce, pero puede endulzarse a gusto con un edulcorante sin carbohidratos. Vamos a ver cómo hice ayer este bizcocho…

Receta de Bizcocho de chocolate con pipas

  • Partes: 3-5
  • Dificultad: Media
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Sabrosísimo bizcocho de chocolate con pipas.

Tiempo de Preparación: 20 minutos (más media hora de horneado):

  • Dificultad: Media
  • Valor Nutricional: Bueno
  • Coste: Medio (5€ para un bizcocho de 1/2 Kg aproximadamente)

Ingredientes de esta esponjosa receta de bizcocho de chocolate con pipas:

  • 4 Claras de Huevo (0,75€)
  • 1 Yema de Huevo (0,25€)
  • 4 Cucharadas (60gr) de Casein Pro Galleta Tostada(3€)
  • 2 Cucharadas (30g) de Salvado de Trigo Fino (0,25€)
  • 2 Cucharadas (30g) de Cola Cao 0% con Fibra (0,25€)
  • 1 Cucharada de Aceite de Coco (0,15€)
  • 100ml de leche entera (0,10€)
  • Edulcorante Líquido (0,10€)
  • 25g de pipas de girasol crudas y peladas (0,10€)
  • Medio sobre de levadura seca (0,05€)
  • Rayadura de limón

Instrucciones de preparación de esta receta sin carbohidratos:

Para empezar, batimos las cuatro claras a punto de nieve. Yo uso siempre que puedo, como en este caso hice ayer, huevos de 73g o más, por lo que si usas huevos más pequeños deberás poner alguna clara más. Cuando hemos batido las claras a punto de nieve, añadimos una yema y continuamos batiendo. Añadimos después el edulcorante líquido. Yo he usado unas 8 gotas de Steviat, pero se puede endulzar a gusto. A continuación, añadimos la levadura, el Casein Pro y el Cola Cao 0% con fibra. Ojo con el Cola Cao que usáis. Esta versión que indico (0% con fibra) tiene sólo 18g de carbohidratos por cada 100g de producto, pero el resto de la gama, incluido el 0% normal (sin fibra) tiene muchos más carbohidratos y se nos disparará el recuento final. Alternativamente, podéis usar cacao en polvo sin carbohidratos. Al añadir el Cola Cao, la mezcla se va a poner muy espesa. En este punto, yo añadí 100ml de leche y una cucharada de Aceite de Coco, que no estaban en la receta original de Isabel. Como me quedó algo líquida, añadí 2 cucharadas de salvado de trigo fino para volver a espesarla. Finalmente, le puse la ralladura de medio limón y las pipas de girasol peladas (crudas).

En el horno precalentado a 180º introducir la masa en un molde rectangular previamente untado con Aceite de Coco y hornear durante 30 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga limpio. Dejar enfriar sobre una rejilla y partir.

Según mis cálculos, este bizcocho tiene, los siguientes valores nutricionales (en total, el bizcocho entero hecho siguiendo la receta):

  • Proteínas: 114 gr
  • Grasas: 79gr
  • Carbohidratos: 12 gr

A mí me han salido 10 rebanadas generosas del bizcocho, por lo que cada rebanada tiene 11 gr de proteína, 8 gr de grasa y 1 gr de carbohidratos. Para reducir la grasa, lo más sencillo es eliminar las pipas de girasol que yo he añadido y no estaban en la receta original, pero que supuse le darían un toque atractivo al partirlo.