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Aquí se recogen todos los artículos escritos por Carlos Abehsera a propósito de su libro Adelgazar sin Milagros.

Azúcar, la dulce droga del Siglo XXI

Azúcar, dulce veneno

Azúcar, dulce veneno

No es la primera vez que el azúcar es considerada como una droga o sustancia que crea dependencia o –como decimos coloquialmente- adicción. Desde siempre hemos ingerido cantidades de azúcares incluidos en todo tipo de productos procesados que salen al mercado, pero fue a mediados del S.XX cuando la industria alimenticia se hizo con el negocio. Un negocio con el que se ahorraba una gran cantidad de dinero gracias al ‘boom’ de los productos bajos en grasa, que contienen niveles exagerados de azúcar –un producto barato y fácil de conseguir-. Nos hicieron creer que las grasas eran malas y dañinas para el corazón, advirtiéndonos sobre la hipercolesterolemia y otro tipo de enfermedades coronarias y neurológicas que supuestamente estaban causadas por el consumo de estas grasas. Nada más lejos de la realidad.

El principal responsable de las enfermedades cardíacas, la diabetes, el alzhéimer, la obesidad, las degeneraciones neurológicas… es nuestro dulce enemigo ‘el azúcar’. Nos contaron la mayor falacia de la historia, inculcándonos el equilibrio de una nutrición basada en alimentos ricos de esta sustancia, ahorrando millones y millones en producción a costa de nuestra salud. ¡Así son los negocios! En eso se basa la economía.

Son numerosos los estudios publicados que muestran los efectos negativos del azúcar aludiendo a tal como una droga cuyos efectos conductuales, neurológicos y fisiológicos son comparables a los producidos por el alcohol, el tabaco e incluso la heroína. Pero no corramos tanto; para ponernos en situación y llegar a comprender por qué se empieza a considerar –o por qué algunos consideramos- el azúcar como una droga, vamos a definir antes dicho término.

Entendemos como droga a aquella sustancia sintética o natural que modifica temporalmente el estado de conciencia. Es decir, cualquier sustancia que pueda producir cambios en la percepción, el estado de ánimo, la conciencia y/o el comportamiento. Quizás penséis que el azúcar no produce ninguno de estos efectos… ¡ERROR! ¿Qué es lo primero que nos enseñan las películas que cuentan infortunios amorosos? ¿Qué hacemos cuando nos dan malas noticias? Cuando estamos sin fuerzas, ¿a qué recurrimos? La respuesta a todas estas preguntas es: ¡El Azúcar! El típico helado de chocolate o los atracones de dulces en las malas noticias y desencuentros amorosos, refrescos y caramelos para subir el ánimo y la fuerza… en resumidas cuentas, recurrimos al azúcar para sentirnos bien, para ayudarnos a ver desde otro punto de vista las cosas negativas, para activarnos. ¿Sorprendido? Sigamos.

Una vez claro el concepto de droga, procedamos a diferenciar entre una adicción y una dependencia. Aunque comúnmente suelen sugerir lo mismo, en el ámbito médico hay una cosa que las diferencia, y es que en la adicción el elemento principal es el comportamiento y en la dependencia es la sustancia. Por lo tanto trataremos al azúcar como sustancia de dependencia. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), podemos saber cuándo se es dependiente a una sustancia al evaluar que tres de los siguientes criterios se hayan dando en algún momento en un periodo de 12 meses:

  • Fuerte deseo de consumo.
  • Tolerancia a la sustancia, es decir, necesidad de consumir más cantidad.
  • Problemas de control de comportamiento en relación a la sustancia.
  • Síndrome de abstinencia.
  • Descuido de personas e intereses.
  • A pesar de ser consciente de que su consumo perjudica social, física y psíquicamente, no puede parar la adicción.
  • Rutina de consumo.

Si analizamos detenidamente todos estos criterios para confirmar una dependencia, podemos decir que al menos tres (e incluso más) son compartidos por los consumidores habituales de azúcar.

¿Nos saciamos por igual ante todo tipo de alimentos?

Cuando nos llevamos un dulce o una bebida azucarada a la boca, nuestra primera reacción no es la de dejar de tomarlo. Al contrario, el sabor es agradable y sentimos esa sensación de placer y bienestar que nos proporciona su ingesta, por lo que nos comeremos hasta el último bocado e incluso repetiremos si es posible. Entonces, cabe preguntarse, ¿por qué con productos como el azúcar nunca terminamos de saciarnos? De esta pregunta parten precisamente innumerables estudios sobre el azúcar y su posible acción de dependencia.

El azúcar altera el proceso neurológico que genera un estado de saciedad. Cuando comemos algo o realizamos un tipo de actividad o ejercicio que sea placentero, el cuerpo tiene un mecanismo innato que se encarga de informar al cerebro que al llegar a determinadas cantidades ha de detener la conducta. Por ejemplo, si nos comemos un filete de ternera, quizá podamos y queramos repetir, pero habrá un momento en el que nos quedaremos saciados y sin ganas de comer más de ese alimento. Supongamos ahora que comemos algo dulce. Comemos hasta quedarnos satisfechos, pero tras 15 o 20 minutos volvemos a tener ganas de algo dulce y volveríamos a comerlo – si es que no lo hemos hecho mientras lo pensábamos. Las drogas de abuso tienen el mismo mecanismo: alteran la función que hace que el cerebro active el estado de saciedad.

Hay dos centros cerebrales implicados en este proceso:

–          El Sistema Dopaminérgico (productor del neurotransmisor Dopamina), que es el centro encargado del placer y el mecanismo que activa los centros de recompensa del cerebro. A mayor satisfacción y placer generados por una sustancia, comportamiento, percepción o actividad, mayor será el número de respuestas dadas por este sistema.

–          El Sistema Colinérgico (Productor del neurotransmisor Acetilcolina), encargado de la saciedad y de frenar el comportamiento en sí.

La elevación de Dopamina se produce con toda conducta que provoque satisfacción y placer, por lo que con toda conducta natural que nos produzca estas sensaciones la elevación de este neurotransmisor será inminente. Funciona detectando algo novedoso, haciendo por tanto que la conducta apetecible vuelva a repetirse, generando Dopamina a niveles variables en función de circunstancias externas e internas. Sin embargo, con las drogas se liberan las mismas cantidades de Dopamina cada vez que se usan, haciendo de esta una sustancia novedosa para el cerebro en cada toma y no activando la sensación de saciedad.

¿Qué pasa cuando algo nos produce aversión o es desagradable a nuestro gusto?

En este caso, el centro de saciedad aumentará hasta el nivel en que la conducta calificada como desagradable no llegue a asociarse con el Sistema de Recompensa. Nuestro cerebro asociará inconscientemente esa sustancia, actividad o conducta como algo que hay que abandonar puesto que el pico de saciedad ha sido tan elevado que no nos quedarán ganas de seguir adelante. En el caso de la drogodependencia, durante el periodo de abstinencia la persona entra en un estado desagradable en el que se le hace difícil llevar la interrupción del consumo de una droga, con síntomas que producen efectos tanto fisiológicos como psicológicos. Aquí vuelve a entrar en juego nuestro dulce enemigo el azúcar. Para aliviar este estado de ansiedad y malestar la mayoría de drogodependientes recurren al azúcar como sustituto de la droga. Por ejemplo, un fumador que quiere dejar de fumar palia esta ansiedad al intentar dejar el tabaco atiborrándose de dulces, gominolas y, en general, todo tipo de productos que posean un alto índice glucémico. De esta forma el azúcar actuará como sustancia sustituta de la nicotina eliminando o haciendo llevadero el tan desagradable síntoma de abstinencia produciendo un alivio sintomático y placentero.

Existen rigurosos estudios científicos que han desarrollado sus investigaciones en torno a este mecanismo de saciedad desarrollado en distintas regiones cerebrales y estudios en los que se aprecia cómo ratones de laboratorio pasan por las mismas etapas de adicción a una droga al suministrarles una dosis diaria de azúcar.

A continuación podemos ver las imágenes de algunos de los estudios realizados en la UCLA (University of California, Los Angeles) en los que se compararon imágenes PET de cerebros de distintas personas.

Activación de áreas cerebrales producida por el azúcar y la cocaína

Activación de áreas cerebrales producida por el azúcar y la cocaína

Regiones cerebrales activadas en un cerebro sano, un cerebro adicto a la cocaína y un cerebro adicto al azúcar

Regiones cerebrales activadas en un cerebro sano, un cerebro adicto a la cocaína y un cerebro adicto al azúcar

IMÁGENES CEREBROS

En la imagen de la izquierda se hace una comparación del cerebro de una persona que consume habitualmente azúcar con otro cerebro de una persona que consume cocaína. Observamos como las regiones cerebrales activadas son las mismas en ambas sustancias, siendo mayor la activación en la persona consumidora de azúcar.

La imagen de la derecha se corresponde a la tomografía realizada con tres tipos de personas. De izquierda a derecha: la primera, de una persona sin ninguna adicción; la segunda, de una persona consumidora de cocaína y la tercera de una persona con obesidad, consumidora de alimentos ricos en carbohidratos y azúcares. Como vemos, la activación de la región cerebral de la persona normal mantiene áreas activas diferentes a las de las otras dos personas, siendo la región iluminada en rojo la correspondiente a las áreas de los sistemas de recompensa y saciedad.

Hasta aquí hemos hecho un breve recorrido sobre algunos de los estudios realizados que muestran la conexión del azúcar con las drogas de consumo. Podríamos seguir citando estudios y resumiendo resultados sobre la estrecha relación en sistemas cerebrales compartidos por el azúcar y las drogas, pero es preferible mostrar el poder que tiene en azúcar sobre otras áreas.

¿Hasta qué punto puede influir el azúcar en enfermedades ya desarrolladas?

Si hemos entendido lo que hasta aquí hemos expuesto, podremos inferir que el azúcar puede actuar como un excitante del Sistema Nervioso. Por tanto, puede producir una subida rápida de Adrenalina causando hiperactividad y dificultad para la concentración. En enfermedades como el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad) se desaconseja todo tipo de productos que puedan contener azúcar en su composición. Las dietas que se prescriben para una nutrición sana y favorable para este tipo de casos es una dieta rica en ácidos grasos Omega-3.

Además, el azúcar no actúa del mismo modo durante todo el desarrollo madurativo de una persona. Se ha demostrado que durante la infancia, el azúcar es responsable de la falta de motivación y el deterioro en el área de toma de decisiones. Además el incremento de la obesidad en niños está asociado al desarrollo posterior de la Diabetes Tipo II.

Otro descubrimiento importante relacionado con la ingesta de azúcar es su repercusión en el desarrollo del cáncer. El azúcar sirve de alimento a las células cancerígenas, estando relacionado con el cáncer de páncreas, recto y estómago entre otros. Asimismo, actúa inhibiendo el sistema inmunológico y debilitando las defensas contra las enfermedades infecciosas.

Pero esto no es todo: envejecimiento de la piel por el cambio que provoca en la estructura del colágeno, retención de fluidos en el cuerpo, alergias alimentarias, alteración de la capacidad de pensamiento, incremento de la posibilidad de padecer Alzheimer, desequilibrios hormonales como el síndrome premenstrual y la disminución de la Hormona del Crecimiento, y un largo etcétera que me llevaría a rellenar unas cuantas páginas más.

Estos efectos no se dan al instante de su consumo, pero si poco a poco vamos habituando a nuestro cuerpo a la ingesta de nuestra ‘dulce enemiga’ lo más factible es que vayamos notando su presencia. Lo que he escrito hasta ahora no es algo que me haya inventado o sacado de la manga. Algunas afirmaciones provienen de estudios científicos ya revisados y otras de revisiones que se están llevando a cabo. Pero como bien decimos popularmente “Cuando el río suena, agua lleva”. No esperemos hasta el último momento para cambiar nuestros hábitos de alimentación. Es fácil y cómodo seguir actuando del mismo modo en que lo hemos hecho desde la infancia, pero las cosas cambian, la sociedad evoluciona, los negocios crecen con las creencias de la sociedad y al final terminamos siendo animales dóciles creyendo que lo establecido es lo mejor para nosotros.

Referencias bibliográficas:

American Psychiatric Association (APA), (2000). DSM-IV-TR. Barcelona: Masson

Rada, P., Avena, N.M. y Hoebel, B.G. (2005). “Adicción” al azúcar: ¿Mito ó realidad? Revisión. Rev Venez Endocrinol Metab, 3(2),2-12.

Dr. Mercola, 20 de Abril 2010. Mercola.com. Recuperado el 06 de Julio 2014, de http://espanol.mercola.com/boletin-de-salud/los-peligros-del-azucar.aspx

Bobes J., Casas M., Gutierrez M. (2010). Manual de trastornos adictivos. Enfoque Editorial, S.C.

Arcila Yanes, E.A., 11 de Junio de 2014. Azúcar ¿Qué pasa con nuestro cerebro cuando Ingerimos Azúcar? Recuperado el 6 de Julio de 2014, de http://natupana.blogspot.com.es/2014_06_01_archive.html

Adelgazar con la Isodieta

Portada del Libro La Isodieta

Portada del Libro La Isodieta

De todos los planes nutricionales para adelgazar bajos en carbohidratos que analizo en mi libro «Adelgazar sin Milagros«, el que considero mejor y que además me permitió perder 35Kg en 4 meses es La Isodieta. Quizás por mi perfil, ese toque científico que aporta la Isodieta, justificando cada acción destinada a ayudarnos a adelgazar y demostrando, con datos objetivos, qué es lo que nos hace engordar, es lo que más me atrae de este plan nutricional.

La Isodieta no es el primer plan nutricional para adelgazar bajo en carbohidratos que se publica, ni probablemente será el último, pero de momento es el único que justifica, científicamente, como se debe elaborar un plan específico para cada persona y ha sido el primero en desmitificar una serie de conceptos que ahora empiezan a ser de uso común por muchas otras personas en todas partes del mundo.

Las personas que hemos usado la Isodieta hemos logrado nuestro objetivo de adelgazar y mejorar significativamente nuestra salud en muy poco tiempo y con relativamente poco esfuerzo. Lo cierto es que una vez que entiendes los razonamientos de Jaime Brugos en su libro, lo demás viene sólo.

Personalmente, el libro de Jaime me hizo investigar más. En cierto sentido me abrió el apetito para investigar más profundamente muchos aspectos de la nutrición, leyendo libros y artículos, viendo videos y documentales e incluso hablando con otras personas que habían usado la Isodieta para adelgazar. La Isodieta no es sólo un método para adelgazar. Al contrario, es una guía completa hacia la buena salud, independientemente de los objetivos que queramos marcarnos con nuestro cuerpo, ya sea perdiendo peso, ganando músculo o trabajando en un área específica de nuestra salud.

Yo he tenido la enorme suerte de conocer a Jaime Brugos en persona y he podido comprobar que no sólo es un científico aplicado, sino también una persona con unas cualidades humanas fuera de lo común, preocupado sinceramente por parar la locura alimenticia que se impone en nuestra sociedad. Una conversación de media hora con Jaime aporta más datos que la mayoría de libros que puedas encontrar sobre la pérdida de peso porque no sólo sus conocimientos son amplísimos, sino que -y esto es lo más importante- su experiencia es arrolladora. Ha tratado a miles de personas, tiene miles de seguidores y recuerda cada caso y cada situación de manera concreta, lo que le permite encontrar los problemas y activar soluciones de manera casi automática.

La Isodieta ha ayudado a miles y miles de personas por todo el mundo a conseguir mejorar su salud y alargar considerablemente su esperanza de vida al adelgazar. Es la forma de nutrirse más avanzada que existe y miles de personas la seguimos conscientes de que cada día nos encontramos mejor. Siempre hay quién pone algún pero o expone su desacuerdo con el método, y si lo hace de manera educada y respetuosa encuentra en los seguidores de la Isodieta conversación de interés y ganas de explicar nuestras experiencias.

Bueno, pues os cuento todo esto porque, por primera vez, hemos conseguido que Jaime Brugos venga a Málaga a dar una conferencia sobre la Isodieta, a contarnos en primera persona todo lo que necesitamos saber y, por supuesto, a participar en una ronda de preguntas y respuestas en las que podréis preguntar cualquier cosa relacionada con la Isodieta que no tengáis clara. Junto a él estaremos bastantes seguidores suyos que podremos aportar nuestras experiencias personales para ejemplificar como nos ha ayudado en nuestras vidas.

Es una ocasión excepcional -dado que Jaime vive en Estados Unidos- y por eso quiero animar a todo el mundo a que reserve unas horas para conocerle, escucharle y preguntarle lo que necesite saber. Tanto si quieres adelgazar como si buscas ganar masa muscular o simplemente quieres mejorar tu salud, te recomiendo que asistas a esta conferencia gratuita y te animo a que vengas con los deberes hechos y su libro leído para poder aprovechar al máximo ese turno de ruegos y preguntas.

El libro de la Isodieta puede comprarse en Amazon en formato digital o en la web de nuestro colaborador habitual OutletSalud.com en formato papel pinchando aquí. Si no tienes mi libro, puedes aprovechar el pack especial de ambos libros a un precio reducido que puedes encontrar aquí.

La conferencia tendrá lugar el próximo Viernes 18 de Julio a las 6 de la tarde en el centro cultural La Térmica, y aunque la asistencia es gratuita las plazas son limitadas y es necesario reservar. Podéis hacer vuestra reserva mandándome un correo a mi dirección personal con vuestro nombre completo, móvil y dirección de correo electrónico, y yo me encargaré personalmente de inscribiros.

Tanto si buscáis adelgazar como si tenéis otro tipo de objetivos que puedan lograrse a través de la nutrición, este es sin duda un acontecimiento que no debéis perderos.

Fachada del edificio principal de La Térmica

Fachada del edificio principal de La Térmica

 

La realidad del Azúcar

Aquí os dejo un breve video de la campaña 25 gramos de la ONG VSF Justicia Alimentaria Global para la regulación del uso del azúcar en los alimentos procesados.

Algunas de las cifras importantes de esta campaña son:

  • 25 gramos es la cantidad diaria de consumo de azúcar que recomienda la OMS
  • El 64% de los consumidores no entiende prácticamente nada de las etiquetas
  • El 80% de los anuncios de televisión en horario infantil son de productos malsanos
  • 10.000 niños y niñas en Bolivia trabajan en las plantaciones de caña
  • 250.000 hectáreas de suelos son fuertemente dañadas por la producción de azúcar
  • El 55% de la población del estado Español padece obesidad o sobrepeso

 

Cartel de la campaña 25 gramos

Cartel de la campaña 25 gramos

¿Dañan las dietas hiperproteícas el riñón? ¿Son peligrosas?

El riñón en las dietas hiperproteicas

El riñón en las dietas hiperproteicas

Uno de los tópicos que más se repiten cuando nos planteamos la dieta que queremos hacer para adelgazar es el del daño renal que sufrimos al realizar una dieta basada en la proteína, lo que algunos denominan dieta hiperproteíca. Lo primero que tengo que decir, que es algo que creo que le leí a Jaime Brugos hace unos meses, es que la definición de hiperproteíca es, cuando menos, extraña. Quiero decir, ¿porqué una dieta basada en los carbohidratos no es hipercarbohidraica y una basada en la proteína si es hiperproteíca? La raíz «hiper» hace referencia a algo muy grande, en exceso, pero si has leído mi libro ya sabes que el tipo de dieta que yo recomiendo para adelgazar es cualquier cosa menos una dieta con exceso de proteínas. Más bien al contrario, no tiene excesos de nada y gracias a ello nos permite adelgazar con facilidad y rapidez.

Tengo que comenzar diciendo que creo de corazón que las personas que nos alertan de los peligros de realizar una dieta basada en proteína lo hacen con buena intención, lo que ocurre que se mezcla un poco de rumorología con algo de desconocimiento y una buena dosis de alarmismo y automáticamente se propaga un mensaje erróneo. ¿De donde viene la afirmación que las dietas hiperproteicas dañan el riñón e incluso otros órganos? Pues esta afirmación viene del hecho que la proteína que ingerimos en exceso y no podemos asimilar se elimina por la orina cuando los riñones filtran la sangre. Ahora bien, la siguiente pregunta sería ¿Cuánto es un exceso de proteína en la ingesta? Pues afortunadamente sabemos que el organismo medio de un adulto puede asimilar unos 20 gramos de proteína por ingesta. Lógicamente, a mayor peso y porcentaje de músculo, mayor cantidad de proteína que podemos asimilar. Pues bien, partiendo de ese dato, podemos afirmar que uno puede comer unos 100 gramos de carne -que a su vez contienen 20 gramos de proteína- cada 3 horas aproximadamente sin que se cree ni un exceso de desecho que los riñones tengan que filtrar. Visto de este modo, una persona que coma 5 veces al día y en cada comida consuma 100 gramos de carne comerá medio kilo de carne al día. Muchos tacharían esto como una dieta «hiperproteíca» pero lo cierto es que la orina de esta persona estaría absolutamente limpia sin una mala muestra de desecho procedente del teórico exceso de proteína ingerida y sus riñones, por tanto, no habrían tenido que trabajar nada en realizar la limpieza de dicho desecho.

Ahora bien, una persona que se levante y coma un tazón de cereales con leche y fruta, coma un entrecot de 250 gramos con verduras a la plancha al mediodía, meriende un pitufo de pan integral con aceite y tomate y cene pescado con ensalada y otra pieza de fruta, jamás sería acusado de seguir una dieta «hiperproteica» y, sin embargo, habrá sometido a cierto estrés a sus riñones para eliminar el exceso de proteína en la comida, amén de otros órganos que habrían tenido que actuar ante los picos de glucosa generados con la ingesta de azúcares.

Daño renal en dietas para adelgazar

Daño renal en dietas para adelgazar

Lo cierto es que el trabajo de los riñones es filtrar la sangre y no hay estudios recientes que asocien las dietas basadas en la proteína con problemas renales en personas sanas, así que ni el que sigue una dieta supuestamente «hiperproteica» para adelgazar ni el que sigue una dieta más tradicional, van a tener problemas de riñón debido a la ingesta de proteína. Ese mito lo puedes desterrar.

Uno de los ejemplos más flagrantes de rumorología con respecto a este tema es la dieta Dukan. Como sabéis, no soy precisamente un fan de este método porque le encuentro algunas lagunas, sobre todo en la última fase, pero, dicho esto, he de reconocer que Pierre Dukan ha ayudado a adelgazar a millones de personas gracias a sus libros y sus productos. Otro tema es analizar cuantas de estas personas han vuelto a recuperar el peso perdido por los conceptos de la fase de crucero, pero lo cierto es que de primeras lo han perdido. Pues bien, tras millones de libros vendidos y millones de personas siguiendo su plan, a Pierre Dukan lo han expulsado del colegio médico y dicen que su dieta es peligrosa. Y yo me pregunto: ¿dónde están los damnificados? ¿Cuántas personas han muerto por seguir su dieta? ¿Cuántas han perdido un riñón? ¿Cuántas han sido hospitalizadas? ¿Cuántas han tenido un problema de salud? ¿Cuántos han desarrollado una enfermedad degenerativa? Obviamente, la respuesta a todas estas preguntas es cero.

Por el contrario, si pregunto si conoce a alguien que haya perdido peso usando el método Dukan, la respuesta es probablemente si y, si insisto en los resultados, seguramente me dirá que esa persona que perdió peso se encontró mejor de salud que cuando era obesa. Lo cierto es que nadie me puede negar que adelgazar, lo que se dice adelgazar, se adelgaza con su método y eso tiene consecuencias positivas directas para la salud. Sin embargo, muchos siguen «advirtiendo» de los peligros de hacer una dieta rica en proteínas o, más concretamente, los peligros de la dieta Dukan. Además, por algún motivo la gente agrupa todas las dietas para perder peso basadas en la proteína en el mismo saco. Cualquiera que haya leído mi libro o el libro La Isodieta de Jaime Brugos sabe que la dieta que yo seguí para adelgazar 35Kg en 4 meses está basada no sólo en la proteína, sino también en la grasa, y que lejos de producirme en estos años problemas de salud, me los ha curado todos. Y no soy el único. Ahí están los crecientes testimonios que voy recibiendo.

Mi consejo, si quieres adelgazar de manera rápida y sana, sin pasar hambre y mejorando tu salud, es que sigas los pasos que detallo en el libro. A mucha gente le va bien y no conozco un sólo caso de una persona que haya sufrido problemas renales por seguir una dieta en la que se aumenta la ingesta de proteína de manera equilibrada entre las distintas comidas del día. De hecho, estoy convencido de que es imposible que algo así ocurra en una persona sana. Por ello, creo que debes escuchar a las personas que te advierten de este supuesto riesgo y, con paciencia y educación, explicarles porqué están equivocados y sugerirles que te muestren en internet un caso de alguna persona que haya tenido un problema de salud por seguir una dieta similar a la que yo propongo. No te preocupes, no lo van a encontrar porque no existe.

 

Ansiedad y Autoestima: Determinantes para Adelgazar

Ansiedad y Autoestima al adelgazar

Ansiedad y Autoestima al adelgazar

Vivimos en una sociedad en la que vende más la imagen corporal que la intelectual; en la que nos bombardean con publicidad llena de cuerpos perfectos, con consejos y con alimentos para adelgazar que nos permitan lograr esta perfección. Lo que no nos dicen es que esta  imagen exenta de imperfecciones no existe. Los trastornos de alimentación a edades tempranas -y ya no tan tempranas- se están incrementando, y lo que antes se ceñía sólo a la mujer ahora también presenta un problema para el hombre. Programas de televisión, anuncios, revistas, y demás medios de comunicación nos muestran la imagen perfecta para la sociedad actual, y lo más vergonzoso es que en esos mismos programas o anuncios denuncian estos trastornos de alimentación y seguidamente ¡nos venden un producto milagro para bajar de peso! Eso sí, el cuerpo que lo anuncia nunca va a tener celulitis, michelines, arrugas, cicatrices, ni una edad que pase de los 30 años.

La consecuencia de todo lo que nos tragamos con esta información es una distorsión de nuestra imagen corporal, creando pensamientos negativos de nuestra imagen, anticipando pensamientos que tendrán los demás acerca de nosotros: “ha cogido unos kilos de más”, “tiene un cuerpo horrible”, “mi pareja dejará de quererme y no se sentirá atraída por mi”… ¡Despertemos! No existe esa perfección. Cuidemos nuestro cuerpo y nuestra mente dejando a un lado dietas imposibles que nos mal nutren y dañan, así como los pensamientos negativistas y anticipatorios de terceros. Cuidémonos hacia la salud, hacia el bienestar y querámonos un poco más porque sólo así lograremos metas realistas y alcanzables. No hay que desesperar; se puede lograr perder peso de una forma sana y adecuada. Para adelgazar sólo necesitamos un poco de motivación, voluntad y la aceptación de nosotros mismos.

¿Hasta qué punto es la ansiedad influyente en el control del peso?

En muchas ocasiones, la dificultad para adelgazar no se debe sólo a unos inadecuados hábitos de alimentación o a la falta de actividad física. La ansiedad y la baja motivación y autoestima están estrechamente relacionadas con este fracaso. El error más común que se suele cometer es bajar la cantidad diaria de alimentos nutritivos e intentar saciarnos con los que nos venden como saludables. No por comer menos vamos a adelgazar más y más rápido. Es más, la salud psíquica y no solo la física son las principales afectadas ante estos comportamientos. La falta de nutrición va a provocar picos de ansiedad ante la escasez de nutrientes en nuestro cuerpo y la insuficiencia de resultados visibles.

Cada persona puede alcanzar su peso ideal. ¡La constancia es la base para lograr metas! A continuación os dejo unas pequeñas pautas para que el camino sea agradable y llevadero:

  • Información

Antes de elegir una dieta, o tratar de “cerrar el pico” como comúnmente se dice, debemos  informarnos sobre qué alimentos son saludables y ricos en nutrientes para nuestro cuerpo y estilo de vida. Si seguimos recurriendo al ayuno o a la ingesta de alimentos “vacíos” entraremos en un bucle en el que la ansiedad ante la falta de resultados se hace presente, dando paso a una bajada de nuestra autoestima y confianza y alimentando pensamientos negativos y destructivos. Una vez informados sobre lo que debemos comer y las cantidades necesarias que necesita nuestro organismo, podemos ponernos en marcha.

  • Cambio de hábitos de alimentación

En este punto es muy común que aparezcan las habituales excusas del tipo “no tengo tiempo”, “yo soy de huesos anchos”, “es mi constitución”, etc. Recuerda: Adelgazar y bajar al peso ideal no solo es bueno para la autoestima y la confianza, sino también para la salud y el bienestar.

Lo primero que debemos hacer es analizar las veces que comemos al día,  los alimentos que incluimos en estas ingestas y qué factor externo o pensamientos internos acompañan a la comida. Una vez tengamos el resultado de este autorregistro podremos ver con facilidad la causa por la que no hemos podido adelgazar y, a partir de aquí, crear un menú semanal con las comidas a realizar, los alimentos que deben desaparecer de la nevera y la despensa, la cantidad diaria de alimentos y tomas que debemos hacer, así como ejercicios y prácticas para complementar el plan.

  • Relajación y tiempo fuera.

Cuando no logramos los resultados deseados, y sobre todo visibles a corto plazo, nuestra mente nos vuelve a jugar malas pasadas creando pensamientos como “nunca lo conseguiré”, “me veo igual que cuando empecé”, que son pensamientos circulares y negativos que siempre llevan al mismo sitio: abandonar nuestra meta.

Si esto te ocurre ¡olvida lo que estés haciendo!, levántate y cambia de lugar o estancia de tu casa, cambia la tarea que estés realizando por otra que te motive y te haga olvidar lo que estabas pensando.

También puedes realizar ejercicios de relajación, como por ejemplo, buscar un lugar tranquilo, con luz tenue, sentarse y respirar profundamente inspirando por la nariz y expirando por la boca, contando los segundos que tardas en inspirar y usando los mismos para expirar. Ve incrementándolos poco a poco, así tu mente estará ocupada pensando en el número de inspiraciones y expiraciones y dejarás esos pensamientos circulares.

  • Motivación y refuerzo

Toda tarea y actividad que nos lleve a una meta agradable y deseada nos permitirá alcanzar un bien superior, y para lograrlo ¿qué mejor que pensar en los resultados una vez terminado el camino a la meta? Es importante reforzar cada paso, ver los resultados y festejarlos. Cada vez que consigas un logro, tu fuerza y voluntad se verán incrementadas. Solo hay que ser constante, el camino no es una cuesta hacia arriba, sino un trayecto en zig-zag en donde habrá momentos de ligero retroceso en los que tendremos que ser fuertes y seguir hacia adelante.

  • Control de resultados

Para ver la evolución semanal de nuestro proceso podemos construir un organigrama en el que incluyamos las comidas diarias, ejercicios, suplementos, actividades sociales, peso diario, y en general todo a lo que hayamos recurrido para lograr nuestra meta de adelgazar. Así podremos ver en que semanas se han conseguido buenos resultados y en cuales nos hemos quedado estancados viendo de esta forma posibles errores que hayamos podido cometer y poder sopesarlos tomando acciones correctoras.

Cada persona es única e incomparable, así que no queramos ser la imagen de los demás. Actuemos por nuestra felicidad y nuestro bienestar. Toda meta realista impuesta por nosotros mismos se puede lograr si se desea.

Denunciable: Cuidate de no comer mucho de este jamón

Jamón Cocido Campofrío Cuida-t

Jamón Cocido Campofrío Cuida-t

Uno de los productos que más me ha indignado como consumidor en los últimos meses es el jamón cocido en formato «mini» Cuida-T de Campofrío. Con ese envoltorio y ese nombre, cualquiera diría que se trata de un jamón sanísimo hecho con una carne selecta y con unos valores nutricionales espectaculares. Bueno, pues en mi opinión nada más lejos de la realidad. Vamos a ver lo que nos depara el análisis de la información proporcionada por el fabricante…

Para empezar, miremos sus valores nutricionales (por 100 gramos de producto):

  • Valor energético: 135 Kcal / 564 Kj
  • Proteínas: 10 g
  • Hidratos de carbono: 9 g
  • De los cuales azúcares: 1,5 g
  • Grasas: 6,5 g
  • De los cuales ácidos grasos saturados: 2,3 g
  • Sal: 1,5 g

Lo primero que llama la atención es la cantidad de proteína. Si este producto es tan sano como el fabricante nos quiere hacer creer, ¿cómo es posible que contenga sólo 10gr de proteína? Quiero decir, el cerdo, de media, contiene entre 15 y 20 gramos de proteína por cada 100 gramos de carne, en función del corte. Si no me equivoco, el jamón es uno de los cortes con más proteínas. ¿Dónde han ido a parar la otra mitad de proteínas?. Pero si esto llama la atención, no se queda atrás la cantidad de hidratos de carbono que contiene este producto, ¡9 gramos!, casi la misma cantidad que de proteínas. Este cerdo que utilizan los de Campofrío debe ser una raza especial, porque aunque la carne de cerdo común no tiene carbohidratos (excepto algunas trazas en el hígado), ellos han logrado hacer un «jamón», por llamarle de alguna forma, que aporta tantos carbohidratos como proteínas, algo que seguro que sus hijos le agradecerán de corazón que elimine de su dieta.

Vamos a ver de dónde salen estos valores nutricionales tan curiosos; examinemos la lista de ingredientes: Carne de cerdo, agua, fécula de patata, proteína de soja, dextrosa, sal, estabilizantes (E-451, E-407, E-415), aroma, antioxidante (E-316), conservador (E-250), colorante (E-120). Yo debo estar anticuado porque siempre pensé que el jamón cocido era eso, jamón cocido en agua con algo de azúcar. Esta receta es un conjunto de sorpresas. Ahora resulta que el jamón que tenemos que tomar para cuidarnos, según Campofrío, lleva patatas, que como todos sabemos es algo que la receta original siempre incluyó… Pero espera, aún hay más sorpresas. ¡Lleva proteína de soja! O sea, no es suficiente con que esta «carne» de cerdo tenga más o menos la mitad de proteínas que la carne de cerdo natural, es que también resulta que parte de las proteínas que contiene ni siquiera son de cerdo, sino que provienen de cualquier extracto de soja, que para colmo será muy probablemente transgénica, como la mayoría de la soja de uso industrial.

Sigamos, lleva dextrosa. No, lamento desilusionarte. La dextrosa no es una forma más saludable de azúcar. Es, pura y llanamente, glucosa. O sea, índice glucémico 100. Como disparador de la insulina tiene muy pocos rivales. No voy a entrar a valorar los 3 estabilizantes, el aroma, el antioxidante, el conservador y el colorante. Lo que si quiero valorar es que este «jamón» necesita 7 aditivos para parecer jamón, oler a jamón y tener textura de jamón. Uno acaba por ver claro porqué a este producto le han llamado «Mini York» en lugar de «Jamón Cocido», en un intento bochornoso de confundir al consumidor, haciéndole creer que compra un jamón que cuidará su salud, cuando en realidad ni compra un jamón, ni va a cuidar la salud de nadie.

Si lo comparo con el jamón cocido que yo suelo comprar (que tiene un precio similar o incluso inferior), la comparación es vergonzosa. El que yo compro aporta 18,5g de proteína, casi el doble que este, no aporta carbohidratos (0,5gr), aporta 3 gramos de grasas y menos de la mitad de aditivos. Supongo que a estas alturas no hace falta que te diga que ese jamón que yo compro no lleva patata ni soja ¿verdad?

Mi conclusión personal, si de verdad quieres cuidarte, es que no debes acercarte mucho a este producto. Si lo que buscas es adelgazar, entonces sal corriendo cuando lo veas.

Denunciable: Cereales Harrisons Minis rellenos de leche

Hoy inauguro una nueva sección del blog llamada «Denunciable«. En esta sección voy a publicar los productos alimenticios que peor opinión me generen. Lógicamente, se trata de mi opinión personal y nada más. Empiezo con este producto que apareció en mi casa por casualidad pues venía en la mochila de un compañero de uno de mis hijos que vino a pasar la tarde después del colegio. Puede que sean una marca propia de Mercadona, pero no estoy seguro. El caso es que mirando esta foto de la parte delantera de la caja, uno puede llegar a pensar que está comprando un alimento bueno para sus hijos. Analicemos la caja:

Parte frontal de la caja de cereales Harrisons

Parte frontal de la caja de cereales Harrisons

Aparece una foto de lo que parece ser unas galletitas integrales que tienen leche dentro y, a la derecha, un símbolo que dice «Cereales Integrales». También nos aparecen unos valores nutricionales arriba que no tienen demasiada mala pinta. Pero entremos al detalle. Para empezar, los valores nutricionales no son para 100gr, sino para una «ración» que el fabricante estima de 35gr y, además, pese a que la caja está claramente diseñada para el público infantil, las medidas están tomadas en base a la dieta de un adulto. No creo que haya un sólo niño que se conforme con 35 gramos de este producto en el mundo. No me creo, ni por asomo, que un niño se tome 35gr de este producto y tenga resuelta la merienda o el desayuno. Establecer la ración en 35 gramos es un insulto a la inteligencia del consumidor. Más bien me imagino que un niño cualquiera se tomará de 2 a 5 bolsitas, o sea, de 70 a 175gr del producto, lo que dispararía estos valores nutricionales anunciados y con ellos la secreción de insulina.

Detalle de la Caja de los Cereales Harrisons

Detalle de la Caja de los Cereales Harrisons

Si miramos el lateral del producto, nuevamente tenemos el sello de «cereales integrales» y una explicación con un gráfico de la importancia de tomar cereales integrales. Sin embargo, si prestamos atención, vemos en la última frase el doble engaño: primero, nos confirman que este producto tiene un decepcionante 10% de cereales integrales. Ni siquiera podemos concluir de esta afirmación si significa que de los cereales que contiene el 10% son integrales o si el 10% del producto terminado son cereales integrales. En ambos casos, el valor es tan bajo que les debería dar vergüenza anunciar el producto a bombo y platillo con varios logotipos de «cereales integrales». Además, dice que estos cereales integrales aportan «nutrientes esenciales», pero yo eso no tengo tan claro que sea cierto. Los nutrientes esenciales son los ácidos grasos esenciales y los aminoácidos esenciales. ¿Cuáles son los que aporta este producto? Misterio sin resolver…

Valores Nutricionales Cereales Harrisons

Valores Nutricionales Cereales Harrisons

Si miramos ahora los valores nutricionales del producto en el lateral, desenmascaramos el engaño de los valores nutricionales publicados en la parte frontal del paquete. Aquí vemos claramente que en  100 gramos de producto hay 66 gramos de hidratos de carbono y, más concretamente, 33 gramos de azúcar añadido. O sea, estos cereales supuestamente integrales y supuestamente más sanos que los normales, contienen un 33% de azúcar añadido y un 66% de azúcar total. Vamos, un magnífico desayuno o merienda si queremos que nuestros hijos acaben siendo diabéticos. El colmo de la composición nutricional es que el aporte de fibra se queda en el miserable 3,5%, y eso y nada es lo mismo…

En cuanto a los glúcidos, hemos pasado de leer 13% (11,6gr) en la parte frontal de la caja a comprender viendo los valores reales que tienen un 66% de hidratos, de los cuales un 33% son puro azúcar añadido.

A mí, este producto me parece denunciable especialmente por su diseño obviamente enfocado a niños, y por eso lo publico en mi blog, pero esto es sólo mi opinión…

SI TIENES ALGÚN PRODUCTO QUE CREAS QUE NO CUMPLE LAS MÍNIMAS NORMAS ÉTICAS POR PARTE DEL FABIRCANTE, POR SU INFORMACIÓN SESGADA, O SU PUBLICIDAD ENGAÑOSA, NO DUDES EN ENVIARME LA INFORMACIÓN DEL PRODUCTO PARA PONERLO EN ESTA SECCIÓN.

Cerebro de Pan

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Uno de los libros que tengo en la lista de leer urgentemente es «Cerebro de Pan«, la devastadora verdad sobre los efectos del trigo, el azúcar y los carbohidratos, del Dr. David Perlmutter. Lo cierto es que voy a leer este libro con los deberes bien hechos: ya me he leído todas las crónicas negativas acerca del libro que he encontrado, que son sólo dos. El libro lleva en la lista de de Bestsellers del New York Times desde que se publicó en Septiembre del año pasado, más o menos a la vez que mi libro, habiendo alcanzado el número uno en repetidas ocasiones. Actualización: El libro me lo leí días después de publicar este artículo, y en este otro artículo titulado Más Cerebro de Pan puedes encontrar una crónica detallada del mismo y la reseña de mi lectura: Más cerebro de pan.

El Dr. Perlmutter es un renombrado neurólogo norteamericano que, además, es nutricionista. Su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas está basado en la nutrición. Además de médico y escritor, Perlmutter da conferencias en universidades como Harvard, Columbia o la Universidad de Nueva York. Escribe en el Huffington Post y es consejero médico del famoso programa televisivo «El show del Dr. Oz». También ha publicado artículos en el Journal of Neurosurgery, el Southern Medical Journal, el Journal of Applied Nutrition y en Archives of Neurology. Por si fuera poco, ha recibido premios por su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Linus Pauling Award en 2002, el premio Nacional al Nutricionista del año de la Asociación de Nutricionistas Norteamericana en 2006 o incluso el premio al Medico Humanista del año del American College of Nutrition en 2010. Sus apariciones en radio y televisión son numerosísimas, destacando Larry King Live, Oprah, The Today Show, CNN, 20/20, Fox News, CBS y por supuesto Dr. Oz, donde colabora desde 2002.

Os cuento todo esto para poneros en antecedentes y para que entendáis que lo que voy a contaros no son teorías de algún iluminado, sino conclusiones de un renombrado médico norteamericano de 60 años de edad que acumula 33 años de práctica neurológica ininterrumpida.

Pues bien, a grandes rasgos, lo que Perlmutter concluye en su libro es que la ingesta de carbohidratos, tanto refinados como no refinados, está directamente asociada con la diabetes, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares y, en general, gran parte de las enfermedades neurológicas. De ese modo, Perlmutter defiende que enfermedades como el Alzheimer son reversibles a través de la nutrición, algo que ya postuló (y probó con su marido) la Dra. Mary Newport y que está relatado en este artículo.

Basándose en datos y estudios, Perlmutter relata como en 1992 el gobierno norteamericano redobló sus esfuerzos por eliminar las grasas de la dieta lo que produjo un aumento espectacular del consumo de carbohidratos. Al tiempo que se ponían de moda los productos light (bajos en grasa), aumentaba el consumo de granos, frutas y verduras. ¿Qué cifras arroja este cambio nutricional a gran escala que tuvo su punto álgido a partir de 1992? Pues según el CDC (Center for Disease Control), los casos de diabéticos en Estados Unidos se triplicaron, pasando de 7.5 millones en 1992 a 13.6 millones en 2002 y 20.9 millones en 2011. Si ya has leído mi libro La gran mentira de la nutrición, esta información no te sorprenderá, pero si todavía no lo has hecho, te puedo asegurar que hay muchas más cosas que ni te imaginas que te darían mucho que pensar en el ámbito de la nutrición.

El riesgo de padecer Alzheimer se dobla en las personas que sufren cualquier tipo de diabetes, por eso, es fundamental tratar de evitar o revertir la diabetes a través de la nutrición. Según Perlmutter, mientras el gobierno norteamericano, a través de su departamento de agricultura, nos dice que comamos lo que ellos producen, promulgándolo como el alimento más sano, nada podría estar más alejado de la realidad. Las dietas ricas en grasa -elabora Perlmutter- reducen considerablemente el riesgo cardiovascular y están directamente asociadas con la reducción del riesgo de padecer demencia. Esto se publicó en el Journal of Alzheimer’s Disease en Enero de 2012 en un estudio de la prestigiosa Clinica Mayo. Según este estudio, las personas en una dieta rica en grasas tuvieron un 44 por ciento de reducción del riesgo de padecer demencia. Aquellos sujetos en una dieta alta en carbohidratos -que los gobiernos siguen recomendando- tuvieron un incremento del 89% del riesgo de padecer dicha enfermedad. En otro artículo del New England Journal of Medicine de 2013, los investigadores concluyen que unos niveles altos de glucosa son un factor de riesgo para sufrir demencia. En el mismo artículo se asocian enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares con el consumo de carbohidratos, diciendo que incluso pequeños aumentos del nivel de glucosa dañan la estructura del cerebro y conllevan la reducción del mismo. Como verás, son datos absolutamente alineados con los que yo publiqué en mi libro Adelgazar sin Milagros en 2013 y que están soportados por los testimonios de los lectores del mismo.

Perlmutter relata que de acuerdo con un artículo publicado por la doctora Deborah Barnes, de la UCSF (University of California in San Francisco) más del 50% de los casos de Alzheimer no tienen porqué ocurrir y lamentablemente ocurren y no existe tratamiento eficaz contra la enfermedad. Esto es, el 50% de los casos de Alzheimer son evitables con una correcta alimentación.

Uno de los temas más prometedores de este libro y motivo por el cual lo tengo en la cima de lista de cosas que tengo que leer es que, al igual que ya propuso Jaime Brugos en su libro La Isodieta, Perlmutter no cree en la teoría de los carbohidratos malos (refinados) y buenos (integrales). A Perlmutter no le tiembla el pulso al decir que cereales de moda como la Quinoa o el Amaranto, pese a aportar una buena cantidad de proteínas, no son recomendables por su enorme aporte de carbohidratos con un razonablemente alto índice glucémico. Además, no duda en incluir las frutas dentro del grupo de alimentos que debemos vigilar severamente en nuestra dieta. De acuerdo con Perlmutter, no debemos de ingerir más de 50 u 80 gramos de carbohidratos al día, y esto incluye indudablemente las frutas y las verduras que vayamos a tomar. De hecho, casi cualquier pieza de fruta contiene esa cantidad de carbohidratos. Para Perlmutter, en el corazón de la dieta tienen que estar las grasas, porque son beneficiosas para el corazón y el cerebro, y por eso recomienda aceite de oliva, aguacates, pescados salvajes, frutos secos ecológicos o verduras de alto aporte nutritivo. ¿Te suena? Así llevamos muchas personas comiendo muchos años con resultados espectaculares.

Sin embargo, donde Perlmutter echa el resto es en su defensa de una dieta alejada del trigo y del gluten. Basándose en estudios llevados a cabo en Inglaterra y en la Universidad de Harvard de manera simultánea, el consumo de gluten está en el centro de la degeneración cerebral. Soporta esta afirmación, entre otros, con un estudio de pacientes de la Clínica Mayo de 2006, en el que se analizaban 17 casos entre 1970 y 2005, y es precisamente por ahí por el único sitio por el que le buscan las cosquillas las dos críticas negativas que he podido encontrar, pues no se trata de un estudio muy extenso.

En cualquier caso, su aporte de documentación científica es inmenso. Así, cita estudios que relatan todo tipo de bondades de las dietas bajas en carbohidratos, desde reducción y control de la epilepsia a efectos positivos sobre el Parkinson, pasando, claro está, por mejoras en pacientes de demencia. Y, como conclusión final del libro -y una de las partes que más me llama la atención- está la aplicación práctica de lo aprendido: como nutrirnos para regenerar nuestro cerebro, para producir nuevas células cerebrales y, en el caso de pacientes de Alzheimer, para recuperar su centro de la memoria. Perlmutter además promete que esto no es sólo una receta para personas mayores. Al contrario, nos recuerda que sólo en Estados Unidos, hay cerca de 7 millones de niños afectados por el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD) y que, neurológicamente hablando, la solución es similar a la del Alzheimer: la vía de la nutrición. Concluye que una correcta alimentación de estos niños (reduciendo drásticamente el aporte de carbohidratos y potenciando las grasas) puede reducir considerablemente o incluso erradicar este problema. Llama la atención sobre el hecho de que dos tercios de estos casi siete millones de niños reciben medicinas que alteran su estado mental y que no comprendemos todavía las consecuencias a largo plazo del uso de estos fármacos, por lo que debemos mirar a la nutrición y no a la química para encontrar una solución al problema de estos niños.

Cada vez que leo cosas así no dejo de recordar aquellas palabras que me dijo Jaime Brugos cuando nos conocimos: «Las tres cosas más importantes para conservar la salud son Nutrición, Nutrición y Nutrición».

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Tenemos que adelgazar

Crecimiento de la Obesidad

Crecimiento de la Obesidad

Hoy he estado revisando algunas estadísticas recientes acerca de la epidemia de obesidad de la que hablo en el libro. La Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) advierte que los niveles de obesidad han aumentado durante los últimos cinco años en la mayoría de los países. El estudio abarca países como Australia, Canadá, Francia, México, España o Suiza y apunta a la crisis económica como el principal factor desencadenante de este crecimiento en las tasas de obesidad. Según los autores del estudio, las familias asfixiadas por unos ingresos cada vez menores dejan de un lado los alimentos más sanos pero más caros y los sustituyen por comida de alto contenido calórico y bajo poder nutricional.

Esto es algo de lo que ya hablé en el artículo La Obesidad: La Enfermedad de los Pobres en este mismo blog, y que viene a apoyar la teoría que manejo en el propio libro en el capítulo No se engañe, adelgazar es caro. Comer bien para adelgazar implica dejar de lado los carbohidratos refinados, el azúcar y otros productos cargados de calorías vacías que no nos permiten perder peso y, al contrario, nos hacen engordar. Parece surealista que a estas alturas de la película la OCDE venga a decir lo que ya sabemos y no ofrezca soluciones para para la obesidad. Lo cierto es que con las cifras de la OCDE, una de cada tres personas que habitan la tierra es obesa o padece sobrepeso. Eso son 2.100 millones de personas. Si esto no es una epidemia en toda regla, entonces no se lo que es. Esta cifra la ha sacado a la luz la prestigiosa revista The Lancet al publicar un estudio realizado por el Instituto de Mediciones Sanitarias de la Universidad de Washington en el que se han recopilado datos de 199 países durante los últimos 30 años. El artículo asegura que en estas tres décadas, el problema lejos de resolverse ha empeorado y cada vez hay más gente que necesita adelgazar para conservar su salud. Estados Unidos, México y Brasil ocupan el podio de los países con más obesos del mundo, contribuyendo con uno de cada dos obesos en la tierra. Curiosamente, en España seguimos defendiendo la Pirámide Nutricional que ha producido estos resultados como modelo nutricional óptimo.

En España las cifras no son mucho mejores que en el resto de países occidentales. El estudio afirma que en nuestro país, el 27,6% de los varones menores de 20 años y el 23,8% de las mujeres en esa misma franja de edad tienen obesidad o sobrepeso. Conforme miramos a segmentos de población más mayores, peores son las cifras. Así el 62,3% de los hombres y el 46,5% de las mujeres mayores de 20 años sufren obesidad o sobrepeso. Es obvio que necesitamos adelgazar ya. En general, uno de cada dos habitantes de este país tiene sobrepeso y un de cada 6 tiene obesidad. O sea, casi el 20% de la población sufre obesidad. De nuevo, yo creo que necesitamos llamar a esto epidemia y necesitamos adelgazar de manera urgente.

También dentro de nuestras fronteras se ha detectado una relación entre el nivel de estudios y la obesidad. A menor nivel de estudios, mayor obesidad. Curiosamente, este patrón no se repite en países como Estados Unidos o México, en que la obesidad no entiende de títulos y ataca a todos por igual. Sin embargo, la mala noticia para nuestro país es que desde el año 2001, la obesidad ha crecido en todos los grupos de educación, tanto en los que tienen pocos estudios, como los que tienen estudios medios o los que tienen estudios superiores, algo que no viene sino a contribuir a la idea de que la epidemia se extiende por todas partes y afecta a todo el mundo.

Sin embargo, el premio a las malas noticias se lo llevan ambos estudios en lo referente a obesidad infantil. En ambos estudios queda demostrado que los niños son cada vez más obesos. En España, el 26% de los niños y el 24% de las niñas tienen sobrepeso, y, ojo al dato, esto nos sitúa 3 puntos por encima del promedio de países de la OCDE. Así que si todavía se cree que en España la llamada Dieta Mediterránea nos protege de la obesidad, bienvenido a la realidad. En los países desarrollados, la tasa de obesidad infantil ha pasado de un 17% en 1980 a un 24% en 2003 en los niños y del 16% al 23% en las niñas, por lo que también observamos que el crecimiento es similar en ambos sexos. Curiosamente, en los países en vías de desarrollo, la tasa ha crecido menos, de un 8% a un 13% en los últimos 30 años.

El último dato que creo que es revelador y nos debe hacer replantearnos nuestro estado es el de las consecuencias del sobrepeso. En concreto, el sobrepeso produjo 3,4 millones de muertes en 2010, la mayoría de ellas relacionadas con enfermedades cardiovasculares. Una vez más, cifras que demuestras que este problema es en realidad una epidemia en toda regla y debe ser tratado de ese modo.

Desafortunadamente, los mensajes que escuchamos acerca de la pérdida de peso y que nos dicen que hay que adelgazar a base de cereales, frutas y verduras y realizando mucha actividad física, están completamente obsoletos y no contribuyen más que a la pérdida de peso efímera sin eliminar la grasa corporal que tenemos acumulada, pues como explico en el libro, no es posible adelgazar (perder grasa) a base de comer alimentos con alto índice glucémico como los cereales refinados o determinadas frutas y verduras.

Tenemos que adelgazar como sociedad y, para ello, es fundamental que todo el mundo conozca la realidad, lo que nos ha hecho engordar hasta el punto en el que nos encontramos. Los mensajes que recibimos en la televisión y los medios, casi de manera continua, están prostituidos por la potentísima industria alimenticia que pretende que compremos todo tipo de productos «basura» y adelgacemos a base de correr media hora al día. Paradójicamente, seguimos creyendo que la comida basura es la que sirven los restaurantes de comida rápida cuando, la realidad es que toda la comida procesada, incluida esa, es una absoluta basura dañina para el organismo que nos hace engordar, se sirva en el restaurante de comida rápida de la esquina o en la cocina de su casa.

Yo siempre pongo el ejemplo de mis hijos, porque aspiro a que el resto de padres tomen nota de los progresos que hemos hecho nosotros y apliquen en sus casas todo aquello que posibilite que sus hijos no sean parte de las estadísticas en cuanto a sobrepeso y obesidad infantil. Y como con los niños es necesario predicar con el ejemplo, trabajando en su correcta nutrición estaremos trabajando en la nuestra de manera simultánea. Así que si les ofrecemos una alimentación sana que les permita adelgazar si lo necesitan o, como poco, contribuya a que no engorden, estaremos solucionando una parte muy importante del problema.

Visita al programa Malaga Sana en esRadio

Málaga Sana

Málaga Sana

Aquí os dejo un audio del programa de radio Malaga Sana del pasado 9 de Mayo en el que fui invitado para hablar de la cetosis por la asociación Malagueña. Pudimos hablar del libro Adelgazar sin Milagros y de como utilizar la cetosis para eliminar la grasa acumulada utilizándola como combustible.