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Entendiendo el peso corporal al adelgazar

Obsesión por el peso al adelgazarAunque del tema del peso corporal al adelgazar ya he hablado en otras ocasiones, sigo recibiendo bastantes consultas al respecto, así que voy a tratar de explicarlo de una forma distinta en este artículo. Antes de nada, quiero recordar que si nos empeñamos en obsesionarnos con algo mientras adelgazamos, lo correcto sería obsesionarse con la composición corporal y no con el peso. Esto es debido a que el fin último de perder peso debe ser eliminar grasa corporal innecesaria, pero preservando e incluso incrementando la masa muscular. Hasta que no interioricemos este concepto será imposible que el peso que marca la báscula no nos juegue algunas malas pasadas en nuestra cabeza.

Entendiendo la composición corporal

Libro Adelgazar sin MilagrosRepasemos unos cuantos conceptos básicos para ponernos en situación. El cuerpo humano está formado principalmente por proteínas, grasas y agua, siendo esta última precisamente la sustancia más abundante en el organismo, en torno al 60%-65% de nuestra masa total. El cuerpo humano tiene una capacidad limitada de acumular energía en forma de glucosa (azúcares), sin embargo, es una maravilla a la hora de almacenar energía en forma de grasa. Contrariamente a lo que muchos piensan, el principal origen de la grasa que almacenamos como reserva de energía no proviene directamente de la grasa que ingerimos, sino del reciclaje de excesos de energía extraídos de la sangre en momentos de saturación de glucosa. O sea, cuando tenemos demasiada energía en la sangre en forma de glucosa el organismo la convierte en grasa y la guarda en distintas zonas para usarla cuando la necesite. En el libro Adelgazar sin Milagros explico todo este proceso de manera mucho más detallada, y sé que la mayoría lo habéis leído, pero quería refrescar el concepto aquí.

De este modo, la grasa que nos sobra es exceso de energía almacenada en diversas zonas del cuerpo, y la única forma de adelgazar de manera sana, rápida y permanente es, sin lugar a dudas, utilizar esa energía. Pero como cualquier persona con sobrepeso sabe, adelgazar es algo más complejo que eso, porque de otro modo sería suficiente con dejar de comer, y lamentablemente esa solución no funciona, al menos a medio y largo plazo.

Retención de líquidos al adelgazar

Bien, una vez aclarados estos conceptos, vamos a ver qué factores influyen en el peso corporal cuando tratamos de adelgazar. Lógicamente, si el agua supone el 60%-65% de nuestra masa corporal no hay que ser muy listo para comprender que el factor que más hace variar nuestro peso es la variación de líquido en el organismo. Antes dije que nuestro cuerpo tiene una capacidad limitada de almacenar energía en forma de glucosa, pues bien, a la limitación de cantidad se une una segunda limitación: para almacenar un gramo de glucosa el organismo necesita almacenar al mismo tiempo unos tres gramos de agua. Digamos que un adulto medio puede almacenar aproximadamente un kilo de glucosa entre glucógeno muscular y glucógeno hepático. Esto implica que un adulto medio con las reservas de glucosa a tope puede tener aproximadamente 4 kilos de más cuando se pesa (uno de glucosa y tres de agua), y una gran parte de esa glucosa y ese agua se encuentra en los músculos del cuerpo.

Una foto de 2010, pesando más de 110 KgPues resulta -y aquí está la primera clave- que cuando queremos adelgazar lo primero que hacemos es pesarnos antes de comenzar con nuestro nuevo plan nutricional, y usamos ese peso como referencia para saber dónde estábamos y controlar de este modo los progresos. En mi caso, mi primera medición antes de adelgazar fue de 113 kilos aproximadamente, con el aspecto de la foto de la izquierda. Si disponemos de un analizador de masa corporal este nos indicará al menos el porcentaje (o el peso) de músculo y de grasa en ese preciso momento, pero esa medición no es correcta, ¿Porqué? Porque el analizador interpreta el líquido retenido junto con la glucosa como parte de la masa muscular, dado que es ahí donde se encuentra retenido principalmente, de modo que debemos entender que en esa primera medición el porcentaje de músculo que tenemos es en realidad menor del que aparece en la pantalla, y el porcentaje de grasa es en realidad mayor.

Cómo perder 4 kilos en un par de días

Siguiendo las pautas que explico en el libro reducimos la ingesta de carbohidratos, que son la energía vacía que ingerimos, y forzamos al organismo a utilizar sus reservas de energía, y las primeras reservas que utiliza son las de glucosa, pues son mucho más sencillas de utilizar que las reservas de grasa. En función de cada persona, esta energía almacenada en forma de glucosa, más la que ingerimos con los alimentos, puede durar un día, dos o hasta tres, y mientras vamos consumiendo esas reservas vamos «adelgazando» a toda velocidad, porque por cada gramo de glucosa que usamos como energía liberamos tres gramos de agua, principalmente por la orina. Este es el motivo por el que en los primeros dos o tres días se pierden hasta 4 kilos con extrema facilidad, porque en realidad lo que hemos hecho es consumir las reservas de glucosa y eliminar el líquido que teníamos retenido con esa glucosa. Las malas noticias son que en esos primeros días, la cantidad de grasa eliminada es prácticamente nula, ¡pero eso no impide que sintamos una gran alegría al ver los kilos desaparecer de la pantalla tan rápido! ¿verdad?

La obsesión de pesarse al adelgazarSin embargo, y aquí empiezan las consultas de las personas que utilizan un analizador de masa corporal, en esos días lo normal es que en la pantalla del analizador, al tiempo que el peso baja, la grasa suba y el músculo también baje. Esto no quiere decir bajo ningún concepto que estemos generando grasa y perdiendo músculo, sino que nos estamos aproximando a los valores reales que tenemos en el cuerpo. Si midiésemos la masa muscular de un deportista antes y después de una competición, por ejemplo de un partido de fútbol, al acabar el partido el futbolista tendría aparentemente menos masa muscular que al comenzar, pero lo que realmente ha ocurrido es que durante el partido el futbolista ha acabado con sus reservas de glucosa y ha sudado una gran cantidad de exceso de líquido, que además acabará de expulsar en cuanto orine en los vestuarios. No es que tenga menos músculos, ni que haya perdido dos o tres kilos de masa muscular durante el partido, sino que ha arrasado con sus reservas de glucógeno y ha eliminado el líquido que tenía en su organismo para mantener esa reserva

Cómo realizar mediciones corporales correctas

Por lo tanto, si queremos saber si estamos adelgazando a base de perder grasa o músculo, la medición inicial que tenemos que utilizar es la que obtenemos cuando entramos en cetosis, esto es, en cuanto comenzamos a utilizar la grasa como combustible porque las reservas de glucosa se han gastado, y esto, como he dicho antes y en función de cada persona, puede ocurrir en cualquier momento entre las primeras 24 y 72 horas, y será fácil detectarlo porque al pesarnos esa mañana nuestro peso habrá variado poco y nuestra masa muscular no habrá menguado, sino que incluso puede haber aumentado ligeramente con respecto al día anterior.

Aclarado esto, lo siguiente a analizar son los cambios bruscos de peso, que nuevamente están derivados de los cambios que se producen en la cantidad de agua en nuestro organismo. En las mujeres, el ciclo menstrual es uno de los factores que pueden alterar con rapidez la cantidad de líquido en el organismo. En los deportistas, como acabo de explicar, es la práctica deportiva. La cantidad y tipo de sal que tomemos, el potasio en los alimentos y la cantidad de fibra que ingiramos también tienen un efecto directo en la cantidad de líquido que tenemos en el organismo, y por supuesto la cantidad de agua que bebamos, aunque no necesariamente a más agua bebida más agua retenida, sino más bien lo contrario.

Metabólicamente hablando es casi imposible utilizar más de 250g de grasa acumulada como energía en un día -y también acumularla-, así que debemos entender que cualquier pérdida o ganancia superior a esa cantidad de un día para otro obedece a otros factores, e incluso si la pérdida o ganancia parece permanente, la cantidad de grasa perdida o ganada difícilmente superará el cuarto de kilo. Por lo tanto, siendo realistas, lo máximo que podemos aspirar a perder en un mes de 30 días son 7,5Kg de grasa, que podrían llegar a los 10-12 kilos de peso si tenemos en cuenta que también perderemos otro tipo de sustancias en el proceso cuando adelgazamos a este ritmo. Ojo, hablo de máximos, no de algo matemáticamente exacto e igual para todos. Cada persona y cada cuerpo es distinto.

Entendiendo el peso corporal

Medirse es muy importante al adelgazarPero volviendo al inicio del artículo, existe un factor a tener en cuenta que determina que nuestra obsesión deba ser la composición corporal y no el peso. Resulta que a igualdad de volumen, la grasa pesa aproximadamente la mitad que el músculo. Si pusiéramos en un cubo toda la grasa que nos sobra, este cubo pesaría aproximadamente la mitad que un cubo lleno al mismo nivel de tejido muscular magro. ¿Y esto qué importa? Pues mucho en realidad, porque con una alimentación adecuada el organismo tiende a eliminar lo que no necesita (grasa) y a generar tejido que le resulta mucho más interesante (músculo), y como el músculo pesa el doble que la grasa, una persona podría no perder peso pero estar adelgazando, o sea, podría estar eliminando grasa al mismo tiempo que genera masa muscular, y el peso total del cuerpo podría variar poco o nada, pero el volumen se iría reduciendo paulatinamente. De ahí que en el libro explique la importancia de ir midiéndonos a diario para entender qué está ocurriendo en nuestro cuerpo. Lógicamente, si tenemos un analizador de masa corporal, esta tarea es más sencilla, pero como hemos visto anteriormente, los aparatos domésticos tienen ciertas limitaciones y una de ellas es la de interpretar que el glucógeno muscular y el líquido que lo acompañan son en realidad masa muscular. Lo que desde luego nunca falla es la cinta métrica. Si nuestro peso no varía pero la barriga va menguando, obviamente estamos adelgazando.

Gimnasio en Diciembre 2016

La obsesión con el peso corporal

Para terminar, un apunte acerca de las obsesiones. Aunque abrí el artículo explicando que si queremos obsesionarnos con algo mejor que sea con la composición corporal y no con el peso, lo cierto es que opino que no debemos obsesionarnos con nada al adelgazar. Puedo garantizar con absoluta tranquilidad que adelgazar no es un proceso complicado, pero debemos entender que no todo el mundo lo conseguirá a la misma velocidad. Los hombres tenemos más facilidad para adelgazar que las mujeres, especialmente a partir de cierta edad, pero eso no quiere decir que si eres mujer no puedas conseguirlo. Al contrario, las mujeres son mucho más metódicas a la hora de ceñirse al plan que se han propuesto, y esto les otorga cierta ventaja cuando quieren adelgazar. Lo que quiero decir es que, si eres mujer, adelgazar podría llevarte algo más de tiempo que a un hombre de similares circunstancias que hiciese exactamente lo mismo que tú. De hecho, son bastantes las parejas que me escriben preguntándome precisamente porqué el hombre pierde peso más rápido que la mujer si hacen exactamente lo mismo y, una vez se lo explico, se liberan de la obsesión del peso y continúan su camino hacia su objetivo, que normalmente ambos alcanzan. En mi experiencia, en algunas ocasiones, la mujer sólo llega un poco más tarde que el hombre, pero el destino es el mismo. Por eso, seas hombre o mujer, ni debes compararte conmigo, ni con tu pareja, ni con nadie, y desde luego no debes obsesionarte ni con el peso ni con la velocidad a la que adelgazas. Si te concentras en seguir el plan nutricional que propongo en el libro Adelgazar sin Milagros, eres constante y diligente, te garantizo que los resultados llegarán, no te quepa ninguna duda. Mira esta foto mía de hace unos días y mira la de más arriba, de cuando pesaba casi 115Kg, y dime, si yo pude conseguirlo, ¿porqué no ibas a poder tú? Si el cambio estético te motiva, ni te imaginas lo que ha supuesto para mi salud.

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Adelgazar sin Milagros

Adelgazar rápido sin efecto rebote

¿Cuales son las claves para adelgazar sin efecto rebote?Queda apenas mes y medio para que se cumplan cinco años desde que mi vida cambió radicalmente cuando -guiado sabiamente por Jaime Brugos- invertí completamente mis hábitos alimenticios para perder decenas de kilos en un puñado de meses recuperando mi salud tanto física como psicológica. Tanto en el libro Adelgazar sin Milagros como en algunos artículos del blog he hablado con detalle de cómo el simple hecho de adelgazar posibilitó que dejase de tomar un gran número de medicinas que necesitaba para llevar una vida relativamente normal.

El domingo por la noche me preparé una falsa pizza usando como base una tortilla de fibra. Me apetecía algo picante y se me fue la mano, pero no un poco, sino hasta el codo. Mi versión de la pizza Arrabiata que me hice incluía carne picada rehogada con tabasco, unas finísimas rodajas de chorizo de león picante, dos guindillas grandes picadas y un poco de aceite que había mezclado con dos cayenas que yo mismo había molido. Aquello más que picar escocía 🙂 y lo peor es que con los desfases horarios del fin de semana, cuando me quise dar cuenta me estaba comiendo esta falsa pizza a las once de la noche. Me la acabé y me metí en la cama casi inmediatamente, tras lavarme los dientes y poco más. Ni que decir tiene que me quedé dormido de inmediato y descansé plácidamente toda la noche. Ni molestias, ni ardores, ni reflujo, ni gases, ni ningún otro efecto secundario esta falsa pizza endiablada que me tomé.

Medicamentos que tomaba por mi obesidad

Medicamentos que tomaba por mi obesidad

En mi anterior vida, antes de adelgazar, en la que tomaba un protector gástrico al levantarme, otro antes de ciertas comidas y un Almax o Alquen con un Flatoril de postre, cenar más tarde de las nueve de la noche era peligroso, tomar picante era prácticamente jugar a la ruleta rusa, y acostarme directamente  después de cenar un intento de suicidio en toda regla. Percibo, por los comentarios en el blog y por los mensajes que recibo, una obsesión en muchas personas con la cifra que marca el peso, pero hay que recordar las palabras de Jaime en las que dice que perder peso es sólo el efecto colateral de practicar una buena alimentación. Siguiendo la Isodieta lo que se consigue es sin duda mejorar la salud, y de paso perder peso a velocidad de vértigo.

En Abril de 2011 yo pesaba 113 Kg y en Septiembre de ese mismo año, tras adelgazar 35 kilos, pesaba 78Kg. Sin duda se trata de unas cifras sorprendentes, por la cantidad y por el breve tiempo que me llevó perder peso. Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente de esta historia empezó en Septiembre, no en Abril. Desde entonces, no he enfermado jamás, ni un mal resfriado. Sí, algún dolor de cabeza aislado, un par de ronqueras pronunciadas y eventualmente alguna colitis por comer algo que no estaba en buen estado, pero eso es todo. Nada de fiebre, nada de dolores musculares, nada de taquicardias, nada de acidez ni reflujo… en definitiva nada de nada. Ni me he vacunado contra la gripe ni contra nada. Voy en moto a trabajar a diario, incluso cuando hace mal tiempo y llueve. La moto es parte de mi ADN. En ocasiones paso frío y me mojo, pero el catarro no llega. Este otoño subí al Tourmalet en moto y me recorrí los Pirineos, no lloviendo, ¡sino diluviando! En Portimao, con frío y lluvia, también estuve rodando con la única protección del mono de cuero que se ve en la foto, que cala por completo. Y nada, el catarro no llegó. Y esto, para una persona como yo que tomaba pastillas para los dolores musculares, pastillas para la acidez y el reflujo gastroesofágico, pastillas para la ansiedad, pastillas para los mareos, pastillas para la taquicardia y relajantes musculares de diverso género, puedo asegurar que es el logro más grande de todo lo que he conseguido en estos casi cinco años.

Rodando en Portimao con el circuito mojado

Rodando en Portimao, lloviendo y con el circuito mojado (84 Kg)

Muchas personas me hablan del efecto rebote. Lógicamente, la masa corporal no es una constante. Hoy me mantengo en el entorno de los 82-84 Kg, seis kilos más de los 78 que llegué a pesar hace cinco años, pero con un porcentaje de masa muscular muy superior al que tenía entonces y con menos grasa. No practico el culto al cuerpo, entre otras cosas porque no tengo tiempo, pero me gustar sentir una musculatura dura ahí debajo. Hoy puedo hacer más dominadas o más flexiones que entonces. Curiosamente, uso vaqueros más pequeños hoy que cuando pesaba 78Kg, y es que en el análisis de la masa muscular el peso es sólo uno de los factores que debemos considerar, y por eso repito sin cesar que no hay que obsesionarse con el numerito de la báscula.

Cuando uno hace una dieta simple para adelgazar, incluso si pierde peso a corto plazo, acabará sufriendo un verdadero efecto rebote, porque no se ha reeducado. Está bien hacer una dieta de choque -siempre que esta nos haga perder grasa y no masa muscular-, pero la clave está en comprender porqué ha funcionado la dieta y aplicar los mismos principios en la vida cotidiana, cambiando los hábitos de alimentación por aquellos que hemos aprendido en esos meses de dieta estricta. Hoy, casi cinco años después de haber adelgazado y mejorado mi salud radicalmente, no peso cada comida que hago y no sigo al pie de la letra la Isodieta, pero es precisamente lo que he aprendido de ella lo que me permite mantenerme no sólo en un peso razonable, sino con una salud de hierro. Sigo comiendo al menos cinco veces al día, sigo intercalando batidos de proteína cuando no tengo tiempo de comer otra cosa, sigo usando snacks bajos en carbohidratos, sigo escogiendo fuentes de proteína y grasa de gran calidad, sigo sin probar el azúcar ni las harinas refinadas, sigo sin beber alcohol y sigo sin darme atracones en cada oportunidad que tengo, que no son pocas. Como es natural, hay excepciones que confirman la regla y si un día me apetece una cerveza o un vaso de vino, pues me lo tomo, y si en navidad quiero probar un turrón, pues lo pruebo y si un día quiero comer más en la calle, pues lo hago. Pero una cosa es la excepción y otra cosa la norma, y cuando pierdes peso comiendo así aprendes que la norma es lo que funciona y la excepción es eso, la excepción.

Enero de 2011 en Kuala Lumpur  - 110 Kg

Enero de 2011 en Kuala Lumpur – pesando más de 110 Kg

En mi caso, el efecto rebote en estos cinco años tras haber adelgazado tanto, ha sido muy positivo, porque me ha impulsado de manera vertiginosa hacia donde creía que ya no podría volver jamás. Ahora tengo más salud, más agilidad, más fuerza, más autoestima, más energía, más vitalidad, y dicen mi mujer y mis hijos que hasta mejor carácter; y como decía aquel famoso anuncio de los noventa, incluso he dejado de roncar, que no es moco de pavo. Mi querido amigo Fernando, con el que he viajado por medio mundo en misiones comerciales, recordará aquellos vuelos a Asia o a Sudamérica en los que me quedaba dormido en el avión y mis ronquidos, literalmente, mantenían al resto del pasaje despierto.

El sobrepeso -la obesidad- es una enfermedad, una verdadera plaga, que afecta tanto a la persona que la sufre como a los que están a su alrededor, propios y extraños, y la cura verdadera reside en la nutrición. Si te lo estás planteando, no debes tener miedo a lo que escuches: adelgazar rápidamente, como he hecho yo y muchos otros antes y después de mí, es sano, es natural, es tremendamente beneficioso en todos los aspectos y no lleva adosado ningún estigma de los que hayas oído hablar como el efecto rebote o los problemas renales o hepáticos. Cinco años después de haber perdido 35 kilos en sólo cuatro meses, aquí estoy con mis riñones y mi hígado funcionando mejor que nunca y con un nulo efecto rebote. Si no me crees, lee los testimonios de los demás, y prueba por ti mismo. Si te sobra mucha grasa, no tienes nada que perder salvo la grasa y sí mucho que ganar.

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Ajustando la cantidad de Nutrientes mientras Adelgazamos

Carlos Abehsera, autor de Adelgazar sin Milagros

Carlos Abehsera, autor de Adelgazar sin Milagros

Ahora que muchas personas están perdiendo peso siguiendo la experiencia que relato en mi libro, empiezo a recibir una creciente cantidad de consultas por correo electrónico referidas a las cantidades que deben tomarse de cada alimento conforme nuestro peso va cambiando al adelgazar.

Lo cierto es que -como explico en el libro- el objetivo final de la pérdida de peso debe ser adelgazar, que significa perder la grasa que tenemos acumulada, y no perder nuestra masa muscular como ocurre con las dietas que restringen severamente la cantidad de proteínas y grasas que ingerimos. Si somos capaces de eliminar únicamente grasa, nuestro peso baja de manera rápida pero mantenemos intacta o incluso con la ayuda del deporte incrementamos nuestra masa muscular. Esto se traduce, como explico en el libro, en una mayor capacidad de nuestro organismo para asimilar y utilizar nutrientes, o sea, que podemos comer más sin engordar.

Dicho de otro modo, aunque tenemos que calcular las cantidades aproximadas de nutrientes que ingerimos en función de nuestro peso, al reducirse nuestro peso esas cantidades no se reducen sino más bien al contrario, se pueden llegar a incrementar dado que tenemos mayor porcentaje de masa muscular y menos grasa acumulada y por lo tanto nuestras necesidades nutricionales son mayores.

Tomemos mi experiencia como ejemplo. Cuando comencé con mi plan nutricional pesaba 113 Kg y tenía bastante más grasa que músculo, o sea, necesitaba adelgazar urgentemente para salir de todos los grupos de riesgo conocidos y recuperar mi salud. De acuerdo con la Isodieta, con ese peso y una mayor cantidad de grasa que de músculo en mi cuerpo, yo necesitaba unos 113 gramos de proteína al día y unos 57 gramos de grasa. En términos de «carne» o «pescado», yo necesitaba unos 565 gramos entre carne, pescado, huevos y demás al día (suponiendo una media de 20 gramos de proteína por cada 100 gramos de alimento).

Cuando adelgacé hasta los 78Kg, la cantidad de grasa en mi cuerpo se redujo enormemente, y además, mediante el ejercicio concentrado mi masa muscular aumentó considerablemente, hasta el punto de que en mi cuerpo había bastante más músculo que grasa. Volviendo a las pautas de la Isodieta, mis necesidades habían cambiado con la nueva composición de mi cuerpo y ahora necesitaba 1,5 gramos de proteína por cada kilo en lugar de 1 gramo. O sea, 117 gramos de proteína al día en lugar de 113 gramos y 58 gramos de grasa en lugar de 57, básicamente las mismas cantidades que antes de adelgazar. Por lo tanto, aquí se demuestra lo que explico en el libro acerca de la cantidad de alimento que podemos ingerir en función de nuestro peso: a menor peso pero mayor masa muscular, más alimento.

Si siguiese eliminando grasa y generando masa muscular, mi peso ya no variaría mucho, sin embargo, mis porcentajes de grasa y músculo si lo harían y esto volvería a repercutir en las cantidades que puedo tomar, llegando a los 2 gramos de proteína y 1 gramo de grasa por kilo de masa corporal, o sea, que podría comer todavía más cantidad de nutrientes sin que mi organismo se resintiera de manera negativa.

Por ello, y como resumen de este artículo, quiero recordar a todos los que están adelgazando tras leer el libro que si siguen el mismo modelo que yo seguí, la mayor parte del peso que están perdiendo corresponde a grasa y eso inevitablemente hace que el porcentaje de masa muscular de su cuerpo aumente incluso si no hacen deporte, por lo que sus necesidades nutricionales también aumentarán significativamente con respecto al peso total. Por lo tanto, como he recomendado en innumerables ocasiones, conocer la composición corporal es tan importante o más que conocer el peso. Cualquier analizador de masa corporal decente como el Omron BF511 que yo utilizo es una herramienta imprescindible para el análisis de los resultados cuando nos disponemos a adelgazar.