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Adelgazar… Con otro Enfoque

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El próximo jueves días 17 de Octubre estaré en el programa «Con otro Enfoque» que presenta la periodista Mariló Maldonado en 101TV para hablar sobre el libro Adelgazar sin Milagros. Desde luego, el título del programa le va al libro como anillo al dedo pues el contenido del libro no es otra cosa que un enfoque distinto al tema de la nutrición.

Hay personas que se sorprenden de algunas de las cosas que digo en el libro, sin embargo, cuando comprueban ellos mismos que lo que han leído es una absoluta verdad, quedan encantados con los resultados que obtienen al aplicarlo en su vida cotidiana.

Aplicar un nuevo enfoque a nuestra nutrición no tiene porqué significar pasar hambre ni comer cosas que no nos gustan, sino todo lo contrario. Si somos capaces de comprender los elementos que son beneficiosas para nuestro organismo y podemos desechar o reducir drásticamente la ingesta de aquellos que no nos sientan tan bien, lograremos retrasar el envejecimiento y mantener una salud de hierro.

Uno de los problemas que he encontrado con el enfoque -digamos tradicional- de la nutrición es que no está muy personalizado. No me refiero al nivel profesional, en el que estoy convencido que los profesionales estudian cada caso concreto, sino a nivel colectivo, como sociedad. Todo está orientado a cantidades recomendadas universales sin tener en cuenta unos mínimos parámetros antropomórficos del sujeto. De este modo, los fabricantes de alimentos, con la guía de los políticos que han redactado las normas, le ponen en los envases los porcentajes de elementos con respecto al total que usted debería ingerir cada día. Pero como nos enseña Jaime Brugos en La Isodieta y yo explico en el libro, cada persona tiene unas necesidades nutricionales distintas y elaborar un plan nutricional -especialmente para perder peso- de manera genérica no tiene ningún sentido.

El otro enfoque de la nutrición, el que yo promuevo en el libro Adelgazar sin Milagros, se centra en explicar a las personas cómo reacciona su cuerpo ante la ingesta de alimentos y cómo podemos modificar las ingestas para obtener unos resultados que nos acerquen a cumplir nuestros objetivos en la pérdida de peso.

Espero poder transmitir esto con claridad el próximo Jueves. En cuanto lo tenga, colgaré aquí el video del programa.

Adelgazar sin Ansiedad

Ansiedad y Desesperación

Ansiedad y Desesperación

Hace unos días intercambiaba unos interesantes comentarios con el bloguero Andrés que me han dado que pensar y me han hecho centrar el post de hoy en el tema de la ansiedad en la pérdida de peso. En mi libro Adelgazar sin Milagros he intentado, creo que con cierto éxito, convertir a lenguaje natural muchos de los temas que rodean a la pérdida de peso. De hecho, he tratado dentro de mis posibilidades de evitar la mayoría de los aspectos técnicos sobre la pérdida de peso y ceñirme precisamente al lenguaje coloquial y a los ejemplos que ilustren la forma de alimentarnos que promuevo y que a mi me ha resultado altamente beneficiosa para adelgazar.

Andrés traía a los comentarios del post una serie de consideraciones interesantes aunque ligeramente técnicas en el marco de este libro. Como ya he repetido, no pretendo que las personas que se lean el libro se vuelvan expertos en nutrición, sino más bien que aprendan a diferenciar la realidad de lo que comen y cómo esto afecta a su cuerpo. Por eso, aunque entiendo que es técnicamente diferenciable, no hago diferencia en el libro entre carbohidratos refinados, carbohidratos completos, alcoholes, azúcar, glucosa y otras fuentes de energía.

Creo que es importante explicarle a las personas que este combustible no aporta nutrientes y que su exceso produce la acumulación de grasa. Decía Andrés en su comentario que el podía incluir en su cena una patata hervida mediana con aceite de oliva. Lógicamente, el problema no está en esa patatita, sino en que es más que probable que el resto de alimentos que ingerimos junto con la patata de manera habitual también lleva patata y/o azúcar, maíz y soja.

También comentábamos sobre la necesidad de comer cinco, seis o incluso siete veces al día. En el proceso de pérdida de peso, efectuar muchas comidas es altamente beneficioso y, aunque también, no me estoy refiriendo ahora a los beneficios metabólicos, sino a los beneficios psicológicos que aporta para adelgazar. Comer cada dos o tres horas elimina la ansiedad por los alimentos, contribuyendo a que comamos sólo lo que realmente necesitamos y no necesitemos grandes raciones, lo que nos ayuda enormemente a perder peso. Estoy de acuerdo con Andrés en que una vez alcanzado un peso objetivo, y sobre todo cuando hemos aumentado considerablemente el ratio músculo/grasa, es posible incrementar el tamaño de las raciones y por tanto reducir el número de ingestas. Sin embargo, incluso en ese caso, a nivel psicológico, la ayuda que representa comer muchas veces al día para controlar la ansiedad es difícilmente sustituible por otra costumbre. Eliminar la ansiedad a la hora de ingerir alimentos, como recalco en el libro, es una de las claves para adelgazar y mantener un peso objetivo.

Desde aquí os animo, si sentís ansiedad por la comida, aumentar la cantidad de ingestas y reducir el tamaño de las mismas. En lugar de comerse un chuletón de buey de una sentada, partirlo en dos o tres trozos y tomárselo en varias tomas.

Adelgazar con El Milagro Letal

La Muerte

La Muerte

No existen milagros para adelgazar. Parece estúpido que ahora diga yo esto como si fuese una novedad, después de haber escrito un libro en el que precisamente explico como adelgazar y denuncio, de entrada, que no existen milagros al respecto de la pérdida de peso.

Sin embargo, es alarmante la cantidad de personas que buscan una dieta milagro o, peor aún, una pastilla milagro para adelgazar. Existen bastantes productos milagro en el mercado, lo cual no es sino indicativo de que la gente los busca y los compra. Si existiese un producto así para adelgazar, todos estaríamos ya en nuestro peso ideal y el hombre más rico del planeta sería sin duda su descubridor. Hoy quiero hablar de uno de estos productos milagro para la pérdida de peso para quitar las ganas a quien esté pensando comprarlo en su lucha contra la obesidad: el DNP o Dinitrophenol.

El DNP, también conocido como 2,4 DNP o Dinitrophenol es un compuesto químico fabricado no existente de manera natural. Quiero empezar por decir que realmente funciona para adelgazar. Desgraciadamente, el problema es que funciona tan bien que te hará perder todo tu peso hasta matarte. Ahora parece que está de moda en Internet, donde pueden conseguirse con cierta facilidad pastillas para adelgazar, perder peso o quemar grasa que lo contienen. Me espanta ver que las últimas muertes en Reino Unido, Polonia y otro países de nuestro entorno no frenen la moda de esta pastilla milagro. Quiero explicar brevemente un poco de qué va este producto milagro para contribuir a su erradicación de Internet y propiciar que las personas que lo necesiten puedan adelgazar utilizando métodos naturales.

El DNP no es un compuesto nuevo. De hecho, se inventó en 1933 y estuvo autorizado su uso en Estados Unidos para pacientes con sobrepeso hasta 1938, en que fue retirado del mercado por los problemas de salud que acarreaba. Desde entonces se ha utilizado en investigación tratando de buscar un compuesto similar que no tenga los devastadores efectos secundarios que este tiene en la lucha contra el sobrepeso. De hecho, las líneas de investigación actuales apuntan hacia proteínas naturales que existen en el cuerpo humano y que pueden tener efectos similares en la pérdida de peso.

El funcionamiento del DNP es sencillo. Al tratarse de un inhibidor de la energía química celular, lo que este compuesto provoca es que la energía celular sea desperdiciada como calor y no pueda ser usada por la célula, lo que conlleva que el cuerpo utilice mucha más grasa para proporcionar la misma cantidad de energía utilizable a las células. Dicho de otro modo, es un potente acelerador del metabolismo. Ahora bien, toda esa energía convertida en calor a nivel celular tiene un efecto devastador en nuestro organismo. Se produce una hipertermia difícil de controlar que lleva en último extremo a la muerte. Mucha gente confunde la hipertermia con la fiebre, pero son reacciones distintas del cuerpo que se manifiestan de manera similar. El caso más común de muerte por hipertermia es el de golpe de calor. La fiebre es un proceso inmunológico creado por el cuerpo al luchar contra un elemento externo.

Pues bien, acelerar el metabolismo de manera artificial hasta el extremo de producir tanto calor que ese calor nos mate es probablemente el camino más rápido para perder peso, pero lamentablemente es un camino que acaba en muchos casos con la muerte de la persona que ingiere DNP . Por eso, cuando veamos una pastilla milagro para adelgazar de las que prometen quemar grasas, lo primero que debemos hacer es buscar si contiene DNP y en ese caso, desecharla de inmediato.

Por último, quiero añadir que aunque el efecto del DNP en el cuerpo es proporcional a la cantidad ingerida, el problema es que no se han encontrado dosis «seguras» pues el efecto de este compuesto en el organismo varía no sólo con el peso corporal, sino con otros factores que no han sido identificados, por lo que es muy peligroso ingerirlo. Dosis tan pequeñas como 20 miligramos por kilo de peso han resultado ser fatales en algunos pacientes. Si quieres adelgazar, adelgaza sin milagros. Es Sano, Rápido y Permanente y, por supuesto, no conlleva riesgo alguno para tu salud.

 

Adelgazar a Diario

Adelgazar a Diario

Adelgazar a Diario

En el libro Adelgazar sin Milagros dedico todo un capítulo a explicar los que considero que son los factores clave a la hora de plantearse una nueva rutina nutricional que nos permita perder peso de manera sana, o sea, perdiendo la grasa corporal que tenemos acumulada. Como digo en el libro, la motivación para adelgazar no va a surgir porque nuestra pareja nos lo diga o porque nuestro médico nos lo recomiende. Desafortunadamente, el ser humano es bastante tozudo y necesitamos darnos cuentas de las cosas por nosotros mismos para reaccionar ante lo que para otros es obvio.

Yo pesaba 113 kilos, tenía todo tipo de problemas de salud y, sin embargo, me repetía a mí mismo que me encontraba bien y que el sobrepeso no me impedía llevar una vida normal. No fue hasta que una noche me desperté con ardores y regurgitaciones de tal calibre que casi me asfixio en plena madrugada que tomé consciencia de mi estado y me propuse adelgazar y mejorar mi salud. Recuerdo despertarme aquella madrugada con la garganta hirviendo y al ir a tomar aire el ardor se me coló por el conducto equivocado, lo que me provocó un ataque de tos que me duró cerca de 40 minutos y me dificultaba enormemente respirar. Yo recordaba que mi abuelo, en sus últimos años, tubo que dormir con la cama inclinada en de manera que no le pasase exactamente eso y entonces caí en la cuenta de que mi abuelo tenía más de 80 años y yo no había llegado a los 40.

Ser consciente de la necesidad me hizo reaccionar pero ser consciente del resultado me hizo perseverar. Desde el primer día, tomé el control de mi peso y medidas y los analicé cada mañana al levantarme. De hecho, camino de tres años desde aquel momento, lo sigo haciendo. Ahora lo hago por costumbre y porque me gusta comprobar que mis predicciones, en función de lo que he comido y la actividad que he tenido el día anterior, se cumplen. Pero entonces lo hacía porque, a diario, veía recompensado mi esfuerzo y eso me daba la fuerza de voluntad necesaria para continuar. Hay gente que me dice que adelgazar 35 kilos en 4 meses, como yo hice, es demasiado poco tiempo para tanto peso. A mí, sin embargo, se me hizo largo porque no vi nunca progresiones largas, sino pequeños cambios diarios. 300 gramos aquí, 150 gramos allá, hoy no pierdo nada y mañana sigo igual….

Creo que es fundamental adelgazar a diario. Y con esto me refiero a que si nos encontramos quemando grasa y tenemos un analizador de composición corporal medianamente avanzado, seremos capaces de percibir la pérdida de peso a diario y es justo esa percepción la que nos hará fuertes para mantenernos en el camino que necesitamos seguir para alcanzar nuestro objetivo.

La Lista de la Compra para Adelgazar

Carro de la Compra para adelgazar

Carro de la Compra

Muchas de las preguntas que recibo son referentes a qué es lo que «se puede comer» y qué es lo que «no se puede comer» cuando seguimos una rutina nutricional destinada a perder peso, a adelgazar. En el libro explico que para adelgazar se trata de controlar lo que se come en cada momento para entender como va a reaccionar nuestro cuerpo más que de elaborar una lista de alimentos permitidos y otra de alimentos prohibidos. Yo personalmente me prohíbo a mi mismo los carbohidratos refinados, entre otras cosas porque creo que afectan negativamente a mi salud, y no contribuyen en mantener a raya mis reservas de grasa, pero la forma de elegir lo que como y lo que no va más allá de eliminar o reducir carbohidratos para adelgazar.

Como explico en el primer capítulo, titulado «¿Qué Comemos?», desafortunadamente lo que creemos que ingerimos y lo que realmente ingerimos son dos cosas bien distintas. Jamón York a base de restos de pollo y patata, «gelatina» de postre sin gelatina, productos «sin azúcar» altamente ricos en azúcar, productos «light» (ligeros en inglés) absolutamente pesados y dañinos para el organismo…. la lista es casi interminable y esto, además de influir en nuestro proceso para adelgazar, nos afecta de manera directa a la salud.

Al final, la única manera cierta de saber qué es lo que nos metemos en la boca es examinar con cierto detenimiento las etiquetas de los productos, comprobar sus ingredientes y sus valores nutricionales. Para las dietas cetogénicas orientadas a la pérdida de peso, lógicamente iremos buscando alimentos bajos en hidratos de carbono, pero no debe ser este nuestro único fin. Aunque la meta sea adelgazar, también debemos aprender a identificar la calidad de las proteínas y las grasas que ingerimos. Esto no es un proceso rápido ni sencillo, pero creo que hoy he dado con una solución que puedo compartir para los que quieran iniciarse en esto.

La idea es sencilla. En lugar de tratar de mirar todos los productos del supermercado uno a uno, se trata de centrarse en uno o dos productos en cada visita y de este modo ir confeccionando el carro de la compra que nos ayude a conseguir nuestro objetivo de eliminar la grasa. Antes comprábamos por afinidad a una marca y esta afinidad era el reflejo de nuestros gustos personales por un motivo u otro. Ahora debemos ser fieles a las marcas que contribuyan a mejorar nuestra salud e ir aprendiendo poco a poco qué marca ofrece el producto más adecuado a nuestros intereses. Yo nunca he sido de comprar marcas blancas, pero debo admitir sin reparo que de un tiempo a esta parte no tengo problema alguno en seleccionar un alimento de marca blanca si sus ingredientes y/o sus valores nutricionales me resultan mejores que las de una marca de las de teórica calidad o más apropiados para cumplir mis objetivos de peso. Me he llevado, por ejemplo, gratas sorpresas sobre todo con algunos productos de Carrefour.

De modo que cuidado al llenar el carro de la compra, no vaya ser que le den a uno pollo y patata por jamón en lugar de gato por liebre. Adelgazar es importante pero vigilar la calidad de lo que comemos también. No merece la pena perder peso si nos dejamos la salud en el camino.

Nutrición y Salud, claves para adelgazar

Nutrición y Salud

Nutrición y Salud

Entre unas cosas y otras, mis problemas de salud comenzaron a mediados de 2008 y no desaparecieron hasta que cambié por completo mi rutina alimenticia y me propuse perder peso en abril de 2011. Durante algo más de dos años y medio lo pasé bastante mal, visitando un especialista tras otro y tomando medicación de todas las marcas, formas y colores. Lo mejor que puedo decir de la medicación es que me destrozó el hígado. No hizo nada más por mí que adelgazar mi cartera. Ya hablaré en otro post de lo que pienso de los tratamientos farmacológicos. Creo en la medicina, pero no en los tratamientos farmacológicos a largo plazo, que son el verdadero negocio de la industria.

Esta mañana he querido repasar objetivamente los datos que tengo de aquella época, recordar lo que pasé, y creo que es interesante compartirlo por varios motivos. En primer lugar, por si alguien se siente identificado, que sepa que tiene solución y que la solución no es atiborrarse de pastillas. En segundo lugar, para demostrar, como dice Jaime Brugos, que nuestra salud depende de tres cosas principalmente: Nutrición, nutrición y nutrición.

En enero de 2009 tras unos meses de intensos dolores en el pecho y brazos, varias crisis de ansiedad y malestar general, me realizaban una prueba de esfuerzo. Los resultados, afortunadamente, fueron bastante buenos, descartándose cualquier cardiopatía habitual. Una vez descartado un problema coronario, pasé por traumatólogos y reumatólogos. De esa visita obtuve un diagnóstico extendido que incluía «piés insuficientes», síndrome de hipertensión rotuliana, síndrome del tunel del carpio izquierdo, cervicalgias, maréos ortostáticos, dorsalgias, radiculalgia intercostal derecha e izquierda, probable hernia de hiato, lumbalgias mecánicas y posturales, sobrepeso y ansiedad. El tratamiento que me recetaron, además de aconsejarme adelgazar y corregir ciertas medidas posturales, fue interesante:

  • 1 Ampolla intramuscular de Neuromade Fuerte cada mañana (tensión muscular)
  • 1 Comprimido de Deanxit cada mañana con el desayuno (ansiedad)
  • 1 Comprimido de Anagastra 40 a media mañana cada día (problemas gástricos)
  • 3 sobres de Xumadol 1 gramo, desayuno, almuerzo y cena (dolores)
  • 1 Comprimido de Robaxin cada noche al acostarme (espasmos musculares)
  • 25 gotas de Fidium con desayuno, almuerzo y cena (mareos)
4 - 7 Septiembre 2009 - Digestivo

4 – 7 Septiembre 2009 – Digestivo

Como es lógico, entre pagar unos euros en la farmacia por unos medicamentos «mágicos» y adelgazar, opté por lo primero. Pasé por un electroneurograma para comprobar si los dolores en los brazos eran de origen nervioso, algo que también se descartó. De ahí me fui directo al digestivo para que comprobase si en efecto tenía una hernia de hiato, algo que también descartó tras la correspondiente prueba, pero sin embargo, si que aprovechó para diagnosticarme un hígado graso y síndrome de ansiedad con somatización digestiva y enfermedad por reflujo causada por el sobrepeso. Al tratamiento anterior le eliminó el Neuromade, el Fidium y el Robaxin y le adelantó el Anagastra 40 a antes del desayuno. Igualmente, me recomendó cambios en la dieta, perder peso y  realizar ejercicio moderado a diario. Además, en la exploración con ecografía encontró unas bolsas de gas bastante evidentes que a la postre se descubrió que eran las causantes de los dolores en los brazos por presión en zonas nerviosas.

En Septiembre de 2010, año y medio después del comienzo del periplo por todos los especialistas, volví de nuevo al cardiólogo con punzadas precordiales, estrés, meteorismo y crisis de ansiedad con molestias precordiales y palpitaciones. Nuevamente me descarta cualquier problema cardiológico, pero insiste en la pérdida de peso y me añade al tratamiento una pastilla de Emconcor 2.5 por la mañana y un Diazepam de 2 mg por las noches. A estas alturas seguía con mi Anagastra 40, mi Deanxit, mis tres sobres de paracetamol diarios y además, para controlar los gases y reflujos, Flatoril, Aero Red y Almax.

Mientras tanto, mi peso no descendía, mis dolores no remitían, y mi vida seguía siendo bastante lamentable en el plano de la salud. ¿Cuál es la conclusión que saqué en Abril de 2011 tras 2 años de tratamiento químico continuado? Básicamente, que no funcionaba. Probablemente me mitigase algunos síntomas, pero no me estaba curando. Tan sólo beneficiaba al accionista de la farmacéutica que fabrica los compuestos. Sin embargo, todos los especialistas coincidieron en una cosa. Unos les daban más importancia al tabaco que otros. Unos culpaban en parte al alcohol y otros lo descartaban. Pero en lo que todos estaban de acuerdo es en que tenía que perder peso.

Tras haber dejado el tabaco en Octubre de 2010, en abril de 2011 pesaba 113 Kg, mi record histórico. Mi estado de salud era deplorable y mi tratamiento no me daba ningún resultado. Me propuse entonces perder peso por si todos los especialistas habían dado en el clavo de manera simultánea y a mi se me hubiese pasado desapercibido el poder de la nutrición sobre la salud. El 11 de abril de 2011, unos días después del cumpleaños de mi mujer, comenzaba mi nueva rutina nutricional basada en la Isodieta y diseñada por Jaime Brugos. A principios de Junio, sólo 2 meses después, ya había dejado toda la medicación y todos los síntomas habían desaparecido. Había logrado perder ya 16 kilos y pesaba entonces 97. Como relato en el libro, mi pérdida de peso se mantuvo hasta más de el doble de lo alcanzado en aquel momento, llegando a perder 35 kilos en 4 meses y situando la báscula en 78 Kg. Adelgazar para mí fue sinónimo inmediato de salud.

7 - 16 Mayo 2011 - Digestivo

7 – 16 Mayo 2011 – Digestivo

Como puede apreciarse en la ecografía gástrica que me realicé el 16 de Mayo de 2011, apenas un mes después de comenzar con La Isodieta, las bolsas de aire habían desaparecido y como predijo el digestivo, con ellas los dolores precordiales y en las extremidades. De igual modo, el reflujo, las taquicardias y la ansiedad eran cosas del pasado.

Hoy, dos años y medio después, puedo afirmar que no he vuelto a ponerme malo, ni siquiera un mal resfriado. Todos mis «problemas» médicos desde entonces se han limitado a agujetas y algún dolor de cabeza esporádico. ¿Casualidad? No, Nutrición. Permítame un consejo: si tiene un problema médico difícil de diagnosticar cuyos síntomas le incomodan desde hace mucho tiempo, no busque la solución en los medicamentos, búsquela en los alimentos que ingiere, y si tiene sobrepeso, adelgace.

En este enlace puede ver y descargarse algunos de las distintos diagnósticos y tratamientos que recibí en aquella época. Cuando encuentre un hueco, también subiré las más de 20 radiografías distintas que me realizaron en distintos momentos de los diagnósticos.

Las Necesidades de Azúcar

Lomos de Caballa Andaluza en Aceite de Oliva Virgen

Lomos de Caballa Andaluza en Aceite de Oliva Virgen

Estoy teniendo un interesantísimo debate en Facebook con mi amiga Pilar Mota sobre las necesidades de azúcar del cuerpo humano y me ha parecido buena idea resumir en esta entrada la postura que defiendo para compartirla con todo el mundo.

Todos hemos escuchado alguna vez la frase «el cerebro y los músculos necesitan azúcar», lo que ocurre es que muy pocos hemos investigado cuanto azúcar necesitan y de donde proviene dicho azúcar. En el libro digo que un tazón de leche con cereales es un magnífico desayuno… si se pretende correr la maratón de Nueva York pero desde luego para adelgazar o mantener la pérdida de peso no es lo más adecuado. En efecto, nuestras necesidades de azúcar son mucho más bajas para una vida cotidiana que lo que aporta dicho desayuno, o por ende, un vaso de zumo de naranja. Para mí, el desayuno de la foto que he hecho esta mañana, dos lomos de caballa andaluza en aceite de oliva virgen, es mucho más nutritivo, interesante y sabroso, por no hablar de que no contiene nada modificado genéticamente ni por supuesto azúcar, patata, maíz o soja añadida.

El debate empezó porque yo sostengo -y no soy el único- que nutricionalmente hablando, el azúcar que contiene una lata de refresco (unos 40 gramos) y el que contiene un vaso de zumo de naranja (unos 40 gramos también) son muy similares. Y es que tanto un tipo de azúcar como el otro aportan unas 160 calorías de energía vacía, sin nutriente. Me decía Pilar, con buena parte de razón, que los músculos y el cerebro necesitan «azúcar» para funcionar. Lo que ocurre es que las necesidades hay que matizarlas para comprender bien dónde está el error de percepción.

Empecemos con el cerebro. Lo que el cerebro necesita es glucosa y concretamente en un adulto, en circunstancias normales, unos 100 gramos al día. En procesos de pérdida de peso mediante cetosis, las necesidades bajan hasta los 40 gramos al día. Esto es debido a que el cerebro puede ajustar sus necesidades de nutrientes en función de la disponibilidad de los mismos. De hecho, el organismo es capaz de adaptarse a las circunstancias para casi todos os tejidos. Los músculos, estrictamente hablando, no necesitan glucosa. Es su combustible preferido, pero pueden utilizar otros combustibles adicionales (procedentes de grasa y derivados). El cerebro, por cierto, también utiliza otro combustible mucho más eficiente que la glucosa: los cuerpos cetónicos. El corazón, por cierto, también. De hecho, estos cuerpos cetónicos se han demostrado útiles en el tratamiento de enfermedades en las que el cerebro no puede asimilar adecuadamente la glucosa, como el Alzhemimer. Por lo tanto, el estado de cetosis y los cuerpos cetónicos no sólo son interesantes para adelgazar en procesos de pérdida de peso controlados, sino que además son interesantes para muchas otras patologías, especialmente la epilepsia infantil.

A lo que iba, los 40 gramos que mi cerebro necesita al día de glucosa los puede obtener directamente de mi organismo mediante un proceso llamado neoglucogénesis (creación de glucosa nueva). Por lo tanto, no necesito tomar nada de azúcar al día (ni por consiguiente hidratos de carbono de ningún tipo) para que mi cerebro rija de manera adecuada. En cuanto a los 100 gramos de glucosa en condiciones normales, entre la neoglucogénesis, el glucógeno almacenado en hígado y músculos y unas cantidades mínimas de hidratos ingeridas al día, tendremos cubiertas las necesidades del cerebro de sobra.

Ahora vamos con los músculos. Los músculos necesitan glucógeno para funcionar. El glucógeno es, por hacerlo sencillo, la glucosa que puede almacenar nuestro organismo (que es muy poca) en el hígado y los propios músculos. Se genera en el propio hígado y no proviene necesariamente de la ingesta de azúcar. Cuando la reserva de glucógeno se agota, el músculo falla. Por ejemplo, si hacemos un ejercicio de levantamiento de cualquier peso de manera continuada, llevaremos al músculo a agotar la reserva de glucógeno y este fallará, evitando que podamos realizar una repetición más. Esta es la técnica para aumentar masa muscular que realizan los culturistas. Como dice Arnold Schwarzenegger, «cuando crees que ya no puedes más, cuando el músculo te falla, es esa última repetición la que te hace ganar masa muscular». Ahora bien, si después de haber fallado el músculo esperamos un minuto o dos, comprobaremos que de nuevo podemos realizar repeticiones (en culturismo se habla de otra serie).

Esto es debido a que el hígado ha vuelto a producir glucógeno que se ha enviado a los músculos, y todo ello sin consumir un sólo gramo de azúcar en el proceso… Si no me cree, coja cualquier libro pesado y haga repeticiones de bíceps levantándolo y bajándolo hasta que no pueda más. Llegará un momento en que el músculo le falle, puede que con un pequeño calambre o temblor, y tenga que parar. Sin embargo, comprobará que pasados un par de minutos o tres, puede volver a empezar sin la necesidad de ingerir azúcar alguna… Ahora, para llevar la prueba al límite, pase todo un día sin ingerir hidratos de carbono de ningún tipo, comiendo sólo proteína y grasa. Con ello agotará sus reservas de glucógeno (unas 900 calorías más o menos) y vuelva a probar el ejercicio. Verá que sin haber ingerido azúcar sus músculos siguen funcionando… y su cerebro también.

 

Los Falsos Amigos no te ayudan a adelgazar

Sushi

Sushi

En el estudio del lenguaje, los falsos amigos son palabras en un idioma que se parecen a otras palabras en otro idioma, pero que tienen distinto significado. Se las llama falsos amigos porque incitan a pensar una cosa cuando en realidad significan otra. Así, por ejemplo en inglés «constipated» no significa «constipado» en español, sino diarrea y en italiano «aceto» significa vinagre en español y no «aceite».

Hay que tener cuidado a la hora de escoger los alimentos que ingerimos como parte de nuestro plan nutricional porque los falsos amigos nutricionales están presentes por todas partes. Uno de los errores más comunes es pensar que el Sushi, que tan de moda está, es una comida libre de hidratos de carbono y azúcar.

Yo soy un enamorado del Sushi. Me encanta comerlo pero también disfruto haciéndolo. Comencé a hacerlo hace diez o doce años, antes de que se pusiese tan de moda como ahora. Esa foto que he puesto ahí arriba es de unos platos de Sushi hechos por mí en mi casa. Además de los hidratos de carbono presentes en el arroz (85 gramos cada 100 gramos de producto), que ya es una barbaridad, para preparar el arroz se utiliza vinagre de sushi. Mucha gente confunde el vinagre de arroz con el vinagre de sushi. El vinagre de sushi lleva vinagre de arroz, pero también lleva una cantidad muy considerable de azúcar blanco. En la receta del prestigioso Sushi Chef Nobuyuki Matsuhisa, 300 ml de vinagre de arroz llevan unos 150 gramos de azúcar blanco (casi la mitad del total) y además otro poco de mirin, que es un licor con bastante alcohol y sus correspondientes hidratos de carbono.

De modo que, estando tan bueno como está, el sushi no es ni por asomo una comida libre de hidratos de carbono, sino más bien todo lo contrario y por lo tanto no es muy adecuada para incluirla en planes nutricionales que persiguen la pérdida de peso. En el libro hablo de algunas obviedades como los cereales de desayuno con leche desnatada, que distan mucho de ser sanos y nutritivos como nos quieren hacer creer, pero no es ni mucho menos el único caso de falso amigo. Con esto no estoy diciéndole que deje de comer sushi, le estoy diciendo que no se crea, cuando come sushi, que ha comido una comida ligera, sana y nutritiva, pues de ligera no tiene nada, de sana regular y de nutritiva en función de si le han puesto pescado de verdad o por el contrario lo han realizado con sucedáneos cargados de fécula de patata como los palitos de mar.

Mi consejo para adelgazar: dentro de lo posible tome Sashimi, que es un corte de pescado para Sushi sin arroz. Pruebe algún día a mojarlo en un buen aceite de oliva virgen extra en lugar de salsa de soja. Le sorprenderá y no tiene sal, con lo que no le hará retener líquidos. Y recuerde, no es oro todo lo que reluce, así que antes de juzgar la idoneidad de un alimento, verifique cómo está hecho y cuales son sus valores nutricionales.

La Nutrición en Harvard

Logo de la Universidad de Harvard

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Ayer aparecía la noticia en El Mundo que el eminente cardiólogo especialista en Nutrición y codirector del programa de Epidemiología Cardiovascular de la Universidad de Harvard, Dariush Mozaffaria estaba en España para participar en el Congreso Internacional de Nutrición que acaba de terminar en Granada. Como no leo la prensa por principios, debo agradecer a Daniel Rivera Codina que se acordase de mí  y me mandase el enlace 🙂

Le presentan en el artículo como enemigo acérrimo de los Carbohidratos y cereales refinados. Y es un cardiólogo más que se une a la defensa de las grasas y el ataque a los hidratos de carbono. Son ya muchos los cardiólogos, sobre todo fuera de nuestro país, que han dejado de recomendar suprimir la ingesta de grasa. Al contrario, han empezado a recomendar a sus pacientes que tomen grasas saludables.

También en nuestro país, sobre todo en el norte, conozco ya a varios cardiólogos que recomiendan abiertamente el consumo de aceite de coco, una grasa saturada que ha sido erróneamente etiquetada como poco saludable cuando en realidad le ocurre todo lo contrario, es altamente beneficiosa para el organismo.

Uno de los conceptos de los que hablo en el libro y en sus anexos es el de la demonización injustificada de las grasas y el colesterol. En mi caso, es precisamente cuando comienzo a ingerir grasas de manera habitual y elimino de mi dieta los hidratos de carbono cuando mi salud cambia radicalmente -como puede ver revisando mis analíticas. Sin embargo, sigo encontrándome en cada esquina a profesionales de la salud que se han quedado anclados en conceptos igual de erróneos que antiguos.

Si quiere adelgazar de manera sana, debe limitar la ingesta de carbohidratos y controlar las cantidades de proteínas y grasas que toma en cada ocasión. Incluso si no quiere perder peso, los beneficios de seguir una dieta baja en hidratos de carbono son enormes para la salud. El proceso de pérdida de grasa y la mejora de su salud comienza de este modo. Si no me quiere creer a mí, crea a este señor, que supongo que no tendrá ese cargo en Harvard por casualidad.

 

Comer sin Ansiedad para adelgazar

Comer sin Ansiedad

Comer sin Ansiedad

Ayer me preguntaba un amigo que quiere adelgazar qué podía comer entre horas para llegar sin ansiedad a la siguiente comida. Lo cierto es que una de las claves para perder peso de manera eficaz sin pasar hambre es organizarse bien las comidas y no comer con ansiedad. En efecto, comer con ansiedad nos hace comer más, masticar menos y, en general, dificulta el proceso de adelgazamiento.

El caso es que más que preguntarnos qué podemos comer entre horas, lo que tenemos que procurar es comer tantas veces que no nos de tiempo, literalmente, a comer entre horas. Como digo en el libro, el cuerpo humano  puede asimilar suficientes nutrientes en una ingesta para funcionar correctamente durante dos o tres horas. De hecho, el ser humano, cuando nace, pide comida cada dos o tres horas y somos nosotros, a base de entrenamiento, los que prolongamos los períodos de ayuno hasta las seis, siete o incluso ocho horas.

En el libro sobre la Isodieta de Jaime Brugos, uno de los puntos más importantes para alcanzar la nutrición óptima de la que él habla es organizarse bien las comidas y comer cada tres horas más o menos. Cuando yo me puse a seguir su plan nutricional comía 7 veces al día, cada dos horas y media aproximadamente, y así logré perder 35kg en unos meses. Ahora como entre cinco y seis veces para mantener mi peso.

¿Qué se esconde detrás de esta práctica? En realidad son varios los beneficios que se desprenden de comer cada dos o tres horas. En primer lugar, el hacer comidas continuas cada pocas horas nos permite tener un aporte óptimo de nutrientes (siempre que esas comidas sean nutritivas) en sangre. Si estiramos los ayunos, habrá muchos momentos del día en que nuestras células no dispongan de todos los nutrientes que necesitan para una óptima regeneración celular. En segundo lugar, al hacer más comidas diarias, las cantidades que ingerimos en cada comida son menores, con lo que se producen menos picos de azúcar en sangre y no se dispara la insulina al torrente, reduciendo el riesgo de contraer síndrome metabólico.

Además, al comer cada pocas horas conseguimos no llegar nunca a la siguiente comida con el estómago vacío y una sensación de hambre atroz. Esto se traduce, entre otras cosas, en que  desaparece la ansiedad por la comida y por ende comemos menos, no más de lo necesario. De este modo conseguimos adelgazar sin pasar hambre, que debe ser uno de los objetivos que cualquier persona que quiera adelgazar tenga que plantearse.

El único inconveniente que tiene comer cada pocas horas es que es necesaria una mínima planificación de la agenda diaria para o bien llevarse comida de casa o bien estar en sitios en los que acceder a la comida sea factible. Pero esta planificación, desde ahora le aseguro, que además de ayudarle a perder peso le ayudará en sus obligaciones diarias. Incluso si no quiere perder peso, pruebe a comer unas cuantas veces más al día y pronto descubrirá que se siente mejor y más energético.

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