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Mini Hamburguesas de Buey

Mini hamburguesas de buey

Mini hamburguesas de buey

Uno de los alimentos en los que los fabricantes suelen cometer todo tipo de excesos es en las hamburguesas. Yo hace ya mucho tiempo que no compro hamburguesas hechas ni carne picada empaquetada. Al contrario, elijo la pieza de carne que quiero, hago que me la piquen delante mía, y con esa carne picada y unos ingredientes que ahora relataré me creo mis propias hamburguesas. La carne picada o las hamburguesas preparadas suelen tener un exceso de grasa, una cantidad indeterminada de sustancias «extrañas» como fécula de patata o proteína de soja y, para colmo, pueden haber lavado en Hidróxido de Amonio para eliminar las bacterias que tenía, como el chef Jamie Olivier demostró que hace el proveedor de McDonalds. En cualquier caso, hacer las hamburguesas en casa, además de garantizar su calidad, mejora notablemente el sabor.

Yo suelo preparar mini hamburguesas para los niños pero con esta misma receta se pueden preparar hamburguesas de cualquier tamaño. Otra ventaja de preparar hamburguesas cuando estás siguiendo un plan para adelgazar es que puedes medir con bastante exactitud la porción que te tomarás y por lo tanto controlar la cantidad de nutrientes por ingesta.

Receta de mini hamburguesas de Buey

  • Partes: 1-3
  • Dificultad: Fácil
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Magnífico tentempié o comida baja en carbohidratos en forma divertida como las mini hamburguesas de buey

Tiempo de Preparación: 10 minutos

  • Dificultad: Baja
  • Valor Nutricional: Muy Bueno
  • Coste: Muy Bajo (10€ para 10 mini hamburguesas de unos 60 gr)

Ingredientes de esta divertida receta de mini hamburguesas:

  • 500 gr de lomo de buey picado, sin la grasa exterior (6€)
  • Media cucharada de ajo picado o ajo en polvo
  • Media cucharada de perejil
  • Una cucharada de mostaza
  • Una cucharadita de salsa worcestershire
  • Un huevo
  • 100 gr de Salvado de Trigo fino
  • 5 lonchas de queso cheddar
  • 10 huevos de codorniz
  • 50 gramos de bacon o jamon serrano picado muy fino
  • Una pizca de sal

Instrucciones de preparación de esta receta sin carbohidratos:

En un cuenco grande mezclamos la carne con el huevo batido. A continuación añadimos el ajo, el perejil, la mostaza, la salsa worcestershire, la sal  y removemos bien. Una vez que esté todo mezclado, añadimos el salvado de trigo fino y volvemos a mover hasta que la mezcla quede homogénea. Usando las manos, preparamos las hamburguesitas haciendo bolitas de unos 60 gramos y aplastando las bolitas con las palmas de las manos hasta obtener el grosor deseado.

En una sartén o plancha caliente ponemos un poco de Aceite de Coco para evitar que las hamburguesas se peguen y las hacemos por una cara. Simultáneamente, en una sarten pequeña freímos los huevos de codorniz. Cuando le demos la vuelta a las mini hamburguesas, le ponemos encima media loncha de queso cheddar y uno de los huevos de codorniz que hemos frito. Una vez que estén hechas las hamburguesas, las podemos servir espolvoreando sobre el huevo el bacon o el jamón serrano que previamente habremos pasado por la sartén en la que freímos los huevos de codorniz.

Ansiedad y Autoestima: Determinantes para Adelgazar

Ansiedad y Autoestima al adelgazar

Ansiedad y Autoestima al adelgazar

Vivimos en una sociedad en la que vende más la imagen corporal que la intelectual; en la que nos bombardean con publicidad llena de cuerpos perfectos, con consejos y con alimentos para adelgazar que nos permitan lograr esta perfección. Lo que no nos dicen es que esta  imagen exenta de imperfecciones no existe. Los trastornos de alimentación a edades tempranas -y ya no tan tempranas- se están incrementando, y lo que antes se ceñía sólo a la mujer ahora también presenta un problema para el hombre. Programas de televisión, anuncios, revistas, y demás medios de comunicación nos muestran la imagen perfecta para la sociedad actual, y lo más vergonzoso es que en esos mismos programas o anuncios denuncian estos trastornos de alimentación y seguidamente ¡nos venden un producto milagro para bajar de peso! Eso sí, el cuerpo que lo anuncia nunca va a tener celulitis, michelines, arrugas, cicatrices, ni una edad que pase de los 30 años.

La consecuencia de todo lo que nos tragamos con esta información es una distorsión de nuestra imagen corporal, creando pensamientos negativos de nuestra imagen, anticipando pensamientos que tendrán los demás acerca de nosotros: “ha cogido unos kilos de más”, “tiene un cuerpo horrible”, “mi pareja dejará de quererme y no se sentirá atraída por mi”… ¡Despertemos! No existe esa perfección. Cuidemos nuestro cuerpo y nuestra mente dejando a un lado dietas imposibles que nos mal nutren y dañan, así como los pensamientos negativistas y anticipatorios de terceros. Cuidémonos hacia la salud, hacia el bienestar y querámonos un poco más porque sólo así lograremos metas realistas y alcanzables. No hay que desesperar; se puede lograr perder peso de una forma sana y adecuada. Para adelgazar sólo necesitamos un poco de motivación, voluntad y la aceptación de nosotros mismos.

¿Hasta qué punto es la ansiedad influyente en el control del peso?

En muchas ocasiones, la dificultad para adelgazar no se debe sólo a unos inadecuados hábitos de alimentación o a la falta de actividad física. La ansiedad y la baja motivación y autoestima están estrechamente relacionadas con este fracaso. El error más común que se suele cometer es bajar la cantidad diaria de alimentos nutritivos e intentar saciarnos con los que nos venden como saludables. No por comer menos vamos a adelgazar más y más rápido. Es más, la salud psíquica y no solo la física son las principales afectadas ante estos comportamientos. La falta de nutrición va a provocar picos de ansiedad ante la escasez de nutrientes en nuestro cuerpo y la insuficiencia de resultados visibles.

Cada persona puede alcanzar su peso ideal. ¡La constancia es la base para lograr metas! A continuación os dejo unas pequeñas pautas para que el camino sea agradable y llevadero:

  • Información

Antes de elegir una dieta, o tratar de “cerrar el pico” como comúnmente se dice, debemos  informarnos sobre qué alimentos son saludables y ricos en nutrientes para nuestro cuerpo y estilo de vida. Si seguimos recurriendo al ayuno o a la ingesta de alimentos “vacíos” entraremos en un bucle en el que la ansiedad ante la falta de resultados se hace presente, dando paso a una bajada de nuestra autoestima y confianza y alimentando pensamientos negativos y destructivos. Una vez informados sobre lo que debemos comer y las cantidades necesarias que necesita nuestro organismo, podemos ponernos en marcha.

  • Cambio de hábitos de alimentación

En este punto es muy común que aparezcan las habituales excusas del tipo “no tengo tiempo”, “yo soy de huesos anchos”, “es mi constitución”, etc. Recuerda: Adelgazar y bajar al peso ideal no solo es bueno para la autoestima y la confianza, sino también para la salud y el bienestar.

Lo primero que debemos hacer es analizar las veces que comemos al día,  los alimentos que incluimos en estas ingestas y qué factor externo o pensamientos internos acompañan a la comida. Una vez tengamos el resultado de este autorregistro podremos ver con facilidad la causa por la que no hemos podido adelgazar y, a partir de aquí, crear un menú semanal con las comidas a realizar, los alimentos que deben desaparecer de la nevera y la despensa, la cantidad diaria de alimentos y tomas que debemos hacer, así como ejercicios y prácticas para complementar el plan.

  • Relajación y tiempo fuera.

Cuando no logramos los resultados deseados, y sobre todo visibles a corto plazo, nuestra mente nos vuelve a jugar malas pasadas creando pensamientos como “nunca lo conseguiré”, “me veo igual que cuando empecé”, que son pensamientos circulares y negativos que siempre llevan al mismo sitio: abandonar nuestra meta.

Si esto te ocurre ¡olvida lo que estés haciendo!, levántate y cambia de lugar o estancia de tu casa, cambia la tarea que estés realizando por otra que te motive y te haga olvidar lo que estabas pensando.

También puedes realizar ejercicios de relajación, como por ejemplo, buscar un lugar tranquilo, con luz tenue, sentarse y respirar profundamente inspirando por la nariz y expirando por la boca, contando los segundos que tardas en inspirar y usando los mismos para expirar. Ve incrementándolos poco a poco, así tu mente estará ocupada pensando en el número de inspiraciones y expiraciones y dejarás esos pensamientos circulares.

  • Motivación y refuerzo

Toda tarea y actividad que nos lleve a una meta agradable y deseada nos permitirá alcanzar un bien superior, y para lograrlo ¿qué mejor que pensar en los resultados una vez terminado el camino a la meta? Es importante reforzar cada paso, ver los resultados y festejarlos. Cada vez que consigas un logro, tu fuerza y voluntad se verán incrementadas. Solo hay que ser constante, el camino no es una cuesta hacia arriba, sino un trayecto en zig-zag en donde habrá momentos de ligero retroceso en los que tendremos que ser fuertes y seguir hacia adelante.

  • Control de resultados

Para ver la evolución semanal de nuestro proceso podemos construir un organigrama en el que incluyamos las comidas diarias, ejercicios, suplementos, actividades sociales, peso diario, y en general todo a lo que hayamos recurrido para lograr nuestra meta de adelgazar. Así podremos ver en que semanas se han conseguido buenos resultados y en cuales nos hemos quedado estancados viendo de esta forma posibles errores que hayamos podido cometer y poder sopesarlos tomando acciones correctoras.

Cada persona es única e incomparable, así que no queramos ser la imagen de los demás. Actuemos por nuestra felicidad y nuestro bienestar. Toda meta realista impuesta por nosotros mismos se puede lograr si se desea.

Denunciable: Cuidate de no comer mucho de este jamón

Jamón Cocido Campofrío Cuida-t

Jamón Cocido Campofrío Cuida-t

Uno de los productos que más me ha indignado como consumidor en los últimos meses es el jamón cocido en formato «mini» Cuida-T de Campofrío. Con ese envoltorio y ese nombre, cualquiera diría que se trata de un jamón sanísimo hecho con una carne selecta y con unos valores nutricionales espectaculares. Bueno, pues en mi opinión nada más lejos de la realidad. Vamos a ver lo que nos depara el análisis de la información proporcionada por el fabricante…

Para empezar, miremos sus valores nutricionales (por 100 gramos de producto):

  • Valor energético: 135 Kcal / 564 Kj
  • Proteínas: 10 g
  • Hidratos de carbono: 9 g
  • De los cuales azúcares: 1,5 g
  • Grasas: 6,5 g
  • De los cuales ácidos grasos saturados: 2,3 g
  • Sal: 1,5 g

Lo primero que llama la atención es la cantidad de proteína. Si este producto es tan sano como el fabricante nos quiere hacer creer, ¿cómo es posible que contenga sólo 10gr de proteína? Quiero decir, el cerdo, de media, contiene entre 15 y 20 gramos de proteína por cada 100 gramos de carne, en función del corte. Si no me equivoco, el jamón es uno de los cortes con más proteínas. ¿Dónde han ido a parar la otra mitad de proteínas?. Pero si esto llama la atención, no se queda atrás la cantidad de hidratos de carbono que contiene este producto, ¡9 gramos!, casi la misma cantidad que de proteínas. Este cerdo que utilizan los de Campofrío debe ser una raza especial, porque aunque la carne de cerdo común no tiene carbohidratos (excepto algunas trazas en el hígado), ellos han logrado hacer un «jamón», por llamarle de alguna forma, que aporta tantos carbohidratos como proteínas, algo que seguro que sus hijos le agradecerán de corazón que elimine de su dieta.

Vamos a ver de dónde salen estos valores nutricionales tan curiosos; examinemos la lista de ingredientes: Carne de cerdo, agua, fécula de patata, proteína de soja, dextrosa, sal, estabilizantes (E-451, E-407, E-415), aroma, antioxidante (E-316), conservador (E-250), colorante (E-120). Yo debo estar anticuado porque siempre pensé que el jamón cocido era eso, jamón cocido en agua con algo de azúcar. Esta receta es un conjunto de sorpresas. Ahora resulta que el jamón que tenemos que tomar para cuidarnos, según Campofrío, lleva patatas, que como todos sabemos es algo que la receta original siempre incluyó… Pero espera, aún hay más sorpresas. ¡Lleva proteína de soja! O sea, no es suficiente con que esta «carne» de cerdo tenga más o menos la mitad de proteínas que la carne de cerdo natural, es que también resulta que parte de las proteínas que contiene ni siquiera son de cerdo, sino que provienen de cualquier extracto de soja, que para colmo será muy probablemente transgénica, como la mayoría de la soja de uso industrial.

Sigamos, lleva dextrosa. No, lamento desilusionarte. La dextrosa no es una forma más saludable de azúcar. Es, pura y llanamente, glucosa. O sea, índice glucémico 100. Como disparador de la insulina tiene muy pocos rivales. No voy a entrar a valorar los 3 estabilizantes, el aroma, el antioxidante, el conservador y el colorante. Lo que si quiero valorar es que este «jamón» necesita 7 aditivos para parecer jamón, oler a jamón y tener textura de jamón. Uno acaba por ver claro porqué a este producto le han llamado «Mini York» en lugar de «Jamón Cocido», en un intento bochornoso de confundir al consumidor, haciéndole creer que compra un jamón que cuidará su salud, cuando en realidad ni compra un jamón, ni va a cuidar la salud de nadie.

Si lo comparo con el jamón cocido que yo suelo comprar (que tiene un precio similar o incluso inferior), la comparación es vergonzosa. El que yo compro aporta 18,5g de proteína, casi el doble que este, no aporta carbohidratos (0,5gr), aporta 3 gramos de grasas y menos de la mitad de aditivos. Supongo que a estas alturas no hace falta que te diga que ese jamón que yo compro no lleva patata ni soja ¿verdad?

Mi conclusión personal, si de verdad quieres cuidarte, es que no debes acercarte mucho a este producto. Si lo que buscas es adelgazar, entonces sal corriendo cuando lo veas.

Arroz al Curry con Ternera y Cerdo

Arroz al curry con cerdo y ternera

Arroz al curry con cerdo y ternera

Hoy os traigo una sencilla receta de «falso» arroz al curry con ternera y cerdo. Esta receta se prepara en muy poco tiempo, no tiene dificultad alguna y aporta todos los nutrientes que necesitamos. Se trata de un plato distinto para darse un pequeño capricho en aquellos días en que queremos salirnos de lo habitual. Yo no soy muy aficionado al curry, pero de vez en cuando no me desagrada. Supongo que esta receta (inventada) puede hacerse con otras especies consiguiendo resultados igualmente buenos. Tengo que recordaros, antes de empezar, que el «arroz» que lleva esta receta no es arroz, ni siquiera arroz integral, sino que se trata de un producto llamado Slim Pasta Arroz, y está compuesto íntegramente por agua y raíz de konjac, por lo que aporta 0 proteínas, 0 grasas y 0 carbohidratos, con un aporte calórico de sólo 4 Kcal por ración. Si estáis siguiendo un plan nutricional para adelgazar, ya sabéis que el arroz real no es una alternativa. Por último deciros que yo no le he echado sal a esta receta ni la incluyo en los ingredientes porque el curry es para mí suficientemente sazonador. Si alguien necesita aportar un poco de sal, en su justa medida no debe ser un problema.

Receta de Arroz al Curry con ternera y cerdo

  • Partes: 2-4
  • Dificultad: Fácil
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Deliciosa receta baja en carbohidratos de arroz al curry con ternera y cerdo

Tiempo de Preparación: 25 minutos

  • Dificultad: Baja
  • Valor Nutricional: Muy Bueno
  • Coste: Bajo (7,5€ para dos raciones)

Ingredientes de esta deliciosa receta sin carbohidratos:

  • 1 Paquete de Slim Pasta Arroz (2,95€)
  • 125 gramos de carne de ternera, hecha taquitos (1,5€)
  • 125 gramos de carne de cerdo, hecha taquitos (1€)
  • 100 gramos de guisantes (yo uso ultracongelados, por facilidad) (0,50€)
  • 50 ml de Aceite de Coco Virgen (1€)
  • 25 gramos de semillas de girasol crudas (0,50€)
  • 1 1/2 Cucharadas de Curry (o más, según el gusto de cada uno) (0,05€)

Instrucciones de preparación de esta receta de arroz sin carbohidratos:

Lo primero que hay que hacer es preparar los guisantes. Los cocemos a fuego intenso 7 minutos si están congelados y 5 minutos si no lo están. También abrimos el paquete de Slim Pasta Arroz y enjuagamos el falso arroz en abundante agua, dejándolo luego escurrir. Mientras tanto, ponemos el Aceite de Coco Virgen en la sartén y salteamos la carne. Yo pongo el cerdo un poco antes que la ternera, porque la ternera me gusta poco hecha y el cerdo no. Antes de que se nos pase la ternera, añadimos los guisantes y el falso arroz y subimos de intensidad el fuego. Por último, añadiremos el curry y continuaremos salteando y removiendo un par de minutos más hasta que las especias queden bien repartidas por todo el salteado. Para servir, adornamos con unas semillas de girasol crudas. ¡Buen provecho!

Tenemos que adelgazar

Crecimiento de la Obesidad

Crecimiento de la Obesidad

Hoy he estado revisando algunas estadísticas recientes acerca de la epidemia de obesidad de la que hablo en el libro. La Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) advierte que los niveles de obesidad han aumentado durante los últimos cinco años en la mayoría de los países. El estudio abarca países como Australia, Canadá, Francia, México, España o Suiza y apunta a la crisis económica como el principal factor desencadenante de este crecimiento en las tasas de obesidad. Según los autores del estudio, las familias asfixiadas por unos ingresos cada vez menores dejan de un lado los alimentos más sanos pero más caros y los sustituyen por comida de alto contenido calórico y bajo poder nutricional.

Esto es algo de lo que ya hablé en el artículo La Obesidad: La Enfermedad de los Pobres en este mismo blog, y que viene a apoyar la teoría que manejo en el propio libro en el capítulo No se engañe, adelgazar es caro. Comer bien para adelgazar implica dejar de lado los carbohidratos refinados, el azúcar y otros productos cargados de calorías vacías que no nos permiten perder peso y, al contrario, nos hacen engordar. Parece surealista que a estas alturas de la película la OCDE venga a decir lo que ya sabemos y no ofrezca soluciones para para la obesidad. Lo cierto es que con las cifras de la OCDE, una de cada tres personas que habitan la tierra es obesa o padece sobrepeso. Eso son 2.100 millones de personas. Si esto no es una epidemia en toda regla, entonces no se lo que es. Esta cifra la ha sacado a la luz la prestigiosa revista The Lancet al publicar un estudio realizado por el Instituto de Mediciones Sanitarias de la Universidad de Washington en el que se han recopilado datos de 199 países durante los últimos 30 años. El artículo asegura que en estas tres décadas, el problema lejos de resolverse ha empeorado y cada vez hay más gente que necesita adelgazar para conservar su salud. Estados Unidos, México y Brasil ocupan el podio de los países con más obesos del mundo, contribuyendo con uno de cada dos obesos en la tierra. Curiosamente, en España seguimos defendiendo la Pirámide Nutricional que ha producido estos resultados como modelo nutricional óptimo.

En España las cifras no son mucho mejores que en el resto de países occidentales. El estudio afirma que en nuestro país, el 27,6% de los varones menores de 20 años y el 23,8% de las mujeres en esa misma franja de edad tienen obesidad o sobrepeso. Conforme miramos a segmentos de población más mayores, peores son las cifras. Así el 62,3% de los hombres y el 46,5% de las mujeres mayores de 20 años sufren obesidad o sobrepeso. Es obvio que necesitamos adelgazar ya. En general, uno de cada dos habitantes de este país tiene sobrepeso y un de cada 6 tiene obesidad. O sea, casi el 20% de la población sufre obesidad. De nuevo, yo creo que necesitamos llamar a esto epidemia y necesitamos adelgazar de manera urgente.

También dentro de nuestras fronteras se ha detectado una relación entre el nivel de estudios y la obesidad. A menor nivel de estudios, mayor obesidad. Curiosamente, este patrón no se repite en países como Estados Unidos o México, en que la obesidad no entiende de títulos y ataca a todos por igual. Sin embargo, la mala noticia para nuestro país es que desde el año 2001, la obesidad ha crecido en todos los grupos de educación, tanto en los que tienen pocos estudios, como los que tienen estudios medios o los que tienen estudios superiores, algo que no viene sino a contribuir a la idea de que la epidemia se extiende por todas partes y afecta a todo el mundo.

Sin embargo, el premio a las malas noticias se lo llevan ambos estudios en lo referente a obesidad infantil. En ambos estudios queda demostrado que los niños son cada vez más obesos. En España, el 26% de los niños y el 24% de las niñas tienen sobrepeso, y, ojo al dato, esto nos sitúa 3 puntos por encima del promedio de países de la OCDE. Así que si todavía se cree que en España la llamada Dieta Mediterránea nos protege de la obesidad, bienvenido a la realidad. En los países desarrollados, la tasa de obesidad infantil ha pasado de un 17% en 1980 a un 24% en 2003 en los niños y del 16% al 23% en las niñas, por lo que también observamos que el crecimiento es similar en ambos sexos. Curiosamente, en los países en vías de desarrollo, la tasa ha crecido menos, de un 8% a un 13% en los últimos 30 años.

El último dato que creo que es revelador y nos debe hacer replantearnos nuestro estado es el de las consecuencias del sobrepeso. En concreto, el sobrepeso produjo 3,4 millones de muertes en 2010, la mayoría de ellas relacionadas con enfermedades cardiovasculares. Una vez más, cifras que demuestras que este problema es en realidad una epidemia en toda regla y debe ser tratado de ese modo.

Desafortunadamente, los mensajes que escuchamos acerca de la pérdida de peso y que nos dicen que hay que adelgazar a base de cereales, frutas y verduras y realizando mucha actividad física, están completamente obsoletos y no contribuyen más que a la pérdida de peso efímera sin eliminar la grasa corporal que tenemos acumulada, pues como explico en el libro, no es posible adelgazar (perder grasa) a base de comer alimentos con alto índice glucémico como los cereales refinados o determinadas frutas y verduras.

Tenemos que adelgazar como sociedad y, para ello, es fundamental que todo el mundo conozca la realidad, lo que nos ha hecho engordar hasta el punto en el que nos encontramos. Los mensajes que recibimos en la televisión y los medios, casi de manera continua, están prostituidos por la potentísima industria alimenticia que pretende que compremos todo tipo de productos «basura» y adelgacemos a base de correr media hora al día. Paradójicamente, seguimos creyendo que la comida basura es la que sirven los restaurantes de comida rápida cuando, la realidad es que toda la comida procesada, incluida esa, es una absoluta basura dañina para el organismo que nos hace engordar, se sirva en el restaurante de comida rápida de la esquina o en la cocina de su casa.

Yo siempre pongo el ejemplo de mis hijos, porque aspiro a que el resto de padres tomen nota de los progresos que hemos hecho nosotros y apliquen en sus casas todo aquello que posibilite que sus hijos no sean parte de las estadísticas en cuanto a sobrepeso y obesidad infantil. Y como con los niños es necesario predicar con el ejemplo, trabajando en su correcta nutrición estaremos trabajando en la nuestra de manera simultánea. Así que si les ofrecemos una alimentación sana que les permita adelgazar si lo necesitan o, como poco, contribuya a que no engorden, estaremos solucionando una parte muy importante del problema.

Tartar de Salmón y Aguacate

Tartar de Salmón y Aguacate

Tartar de Salmón y Aguacate

Uno de los platos más socorridos para mí es el Tartar. Ya sea de ternera, de buey, de atún, de salmón o incluso de corvina como hice el otro día, disfrutar de un buen pescado o una buena carne marinados ligeramente con un poco de salsa creo que es una magnífica forma de disfrutar de los sabores. El otro día me preguntaba una lectora si podía tomar un salmón ahumado cuya composición era sólo salmón, humo y sal. El problema con los ahumados es que suelen estar muy salados y nos hacen retener líquidos. Para colmo, algunos llevan también azúcar. El caso es que le recomendé -ya que le gustaba el salmón- que probase a hacer un tartar de salmón, pues creo que es más natural y nutritivo que el ahumado. Desde que se lo recomendé no pude dejar de pensar en hacerlo y finalmente anoche me decidí y aquí os dejo la receta que usé, y alguna foto de como salió. El aguacate aporta grasa y fibra a nuestra dieta sin aportar demasiados azúcares y es delicioso si está en su punto óptimo de maduración. Casa muy bien con el salmón y otros pescados. No conviene abusar de el pero para tomarlo de vez en cuando como grasa de nuestro plan es perfecto. En cuanto al salmón, es uno de los pescados más ricos en ácidos grasos Omega 3, que tan de moda están ahora. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los salmones de piscifactoría, alimentados con piensos, no tienen prácticamente Omega 3. Por eso, yo siempre compro y recomiendo comprar salmón salvaje, aunque sea un 15% o 20% más caro que el de piscifactoría.

Receta de Salmón y Aguacate

  • Partes: 1-2
  • Dificultad: Fácil
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Deliciosa receta de salmón y aguacate rica en proteína y baja en carbohidratos.

Tiempo de Preparación: 20 minutos:

  • Dificultad: Baja
  • Valor Nutricional: Bueno, ligeramente graso
  • Coste: Bajo (5€ para dos raciones)
Ingredientes para hacer un tartar de salmón y aguacate

Ingredientes para hacer un tartar de salmón y aguacate

Ingredientes de esta jugosa receta de Salmón y Aguacate:

  • 250 gramos de salmón fresco, mejor si es salvaje (5€)
  • Medio Aguacate (0,50€)
  • 1 Yema de Huevo con un pelín de clara (0,75€)
  • Aceite de Oliva (0,25€)
  • 1 Cucharadita de Mostaza
  • 1 Chorrito de salsa Worcestershire
  • 1 Chorrito de salsa de Soja
  • 1 Pizca de Sal

Instrucciones de preparación de esta receta de salmón y aguate que te ayudará a perder peso:

Lo primero que hay que hacer es coger el lomo de salmón y cortarlo en láminas de medio centímetro de grosor o menos, según la destreza que tengamos con el cuchillo, de abajo a arriba. Esas láminas luego las partiremos en tiras y finalmente en daditos. Lo suyo es que los daditos de salmón no sean más gordos de un cuarto de centímetro, pero para eso hace falta un cuchillo bien afilado y un poco de práctica. Ponemos los daditos de salmón aparte y partimos del mismo modo medio aguacate. Mezclamos bien los  daditos de salmón y aguacate y dejamos en un plato o bowl tapado con film en la nevera para que el aguacate no se oxide y se ponga marrón.

En un cuenco grande ponemos la yema del huevo y un poquito de la clara. El resto de la clara lo desechamos. Comenzamos a batir y añadimos aceite de oliva virgen. Tenéis que poner suficiente para que la mezcla esté un poco líquida. Después añadimos un chorrito de salsa worcestershire, un chorrito de soja y la mostaza. Yo uso mostaza de dijon picante, pero se puede usar cualquiera. Opcionalmente, se puede poner un poco de sal, aunque la salsa de soja ya le añade suficiente en función de la cantidad que hayáis añadido a la mezcla. Podéis probar el aliño en este punto antes de mezclarlo con el salmón y el aguacate, por si lo queréis rectificar de algo.

Justo antes de comer, para que el salmón no se haga, añadimos el aliño al bowl del pescado, removemos bien y servimos.

Buen Provecho!

Visita al programa Malaga Sana en esRadio

Málaga Sana

Málaga Sana

Aquí os dejo un audio del programa de radio Malaga Sana del pasado 9 de Mayo en el que fui invitado para hablar de la cetosis por la asociación Malagueña. Pudimos hablar del libro Adelgazar sin Milagros y de como utilizar la cetosis para eliminar la grasa acumulada utilizándola como combustible.


La Nutrición en la Infancia

Mis hijos hace unos meses

Mis hijos hace unos meses en un paseo por el campo (2014)

Una de las preguntas recurrentes que recibo de las personas que se han leído el libro es ¿Qué les puedo dar de desayunar a mis hijos? Aprovechando que nos ponemos a adelgazar, es cierto que tratamos de extrapolar lo que vamos aprendiendo y comprobando que funciona al resto de la familia. Yo tengo tres hijos y cuando me dispuse a adelgazar comían de una manera muy distinta a como lo hacen ahora. Lo que ocurrió era inevitable: al comprobar los magníficos resultados que este nuevo plan nutricional había aportado a mi organismo no dudé un momento en aplicar todo lo que había aprendido a la alimentación de mis hijos teniendo en cuenta sus necesidades nutricionales y energéticas. No estaba tratando de hacerles adelgazar, sino de nutrirles adecuadamente y asegurarme que se mantenían en el mejor estado de salud posible.

Creo que ya he repetido varias veces que mis hijos rara vez se ponen enfermos y cuando alguno pilla un catarro o una gripe, lo normal es que le dure muy poco tiempo (a veces sólo horas) y que no se lo pase a los hermanos. Antes de este cambio en su nutrición, se ponían malos con mucha más frecuencia y la duración de los procesos era notoriamente mayor, casi siempre de varios días. ¿Qué es lo que ha cambiado entonces en la alimentación de mis hijos? Básicamente, hemos suprimido casi por completo los alimentos procesados y los carbohidratos refinados.

Mi hijo mayor tiene 14 años (cumplirá 15 en noviembre), el mediano 7 años (cumplirá 8 en diciembre) y mi hija pequeña cumple precisamente hoy 5 años. Sus necesidades son diferentes pero la base de su alimentación es la misma. Además de los alimentos que ahora contaré, les doy a todos un suplemento multivitamínico multimineral. El mayor toma el mismo que yo (Vitalimax Nutrition) y los pequeños toman uno formulado específicamente para críos más pequeños (L’ill Critters). Aunque no quiero profundizar mucho en este tema, sí quiero decir brevemente que les doy estos suplementos porque creo que la verdura y la fruta que comen no les aporta todos los micronutrientes que debería debido principalmente a los nuevos métodos de cultivo y a la sobrexplotación del terreno (cuando se cultiva en tierra, que ya no es tan frecuente).

En la base de la alimentación de mis hijos están las proteínas y las grasas. Predominan las carnes de todo tipo, los pescados y mariscos, la leche entera, los huevos y los aceites de oliva y coco. Prácticamente cualquier plato que tomen tiene como ingrediente principal uno o varios de esos elementos, desde el desayuno hasta la cena. Como acompañamiento de esos platos principales, en algunas de sus comidas incluimos verduras o carbohidratos no refinados. De este modo, es habitual verles comer brócoli, lechuga, guisantes u otras verduras pero siempre como acompañamiento de su ración de proteína y regados con aceite de oliva virgen. En una de las comidas les damos una pieza o ración de fruta de postre. Nos decantamos por bayas (fresas, frambuesas, moras…) porque son ricas en vitamina C y ácido fólico (Vit. B9), pero en general no tenemos inconveniente en que tomen una fruta u otra, la que prefieran. Cuando no toman fruta de postre, toman lácteos o incluso queso, si es que quieren postre. En nuestra casa, el postre no es obligatorio. Si creo que han comido suficiente proteína y grasa, me decanto por postres que no aporten nada, como la Gelatina 0% o un «polo-flash».

Mucha gente me pregunta cómo consigo que mis hijos coman verdura, pero lo cierto es que se lo preguntan a la persona equivocada. El mérito es de mi mujer, que desde siempre les ha dicho (con cierta ayuda por parte del saltimbanqui de la serie infantil Lazy Town) que no son verduras sino golosinas. En nuestra casa no hay guisantes, sino sport-chuches. No hay brócoli sino «arbolitos de la fuerza». Con mis hijos pequeños funciona muy bien la coletilla «de la fuerza». De modo que si queremos que prueben algo, le añadimos «de la fuerza» y les contamos que es lo que yo tomo para tener los músculos fuertes. De este modo conseguí que mi hijo mediano cambiase su adorado Nesquik que es básicamente azúcar con sabor a cacao por Cola Cao 0% fibra, que es el «Nesquik de la fuerza» que yo tomo ocasionalmente en mis batidos y que no contiene prácticamente azúcares, sobre todo si lo comparamos con el Nesquik o el Cola Cao convencionales.

Además de su vaso de leche entera con «Nesquik de la fuerza», mis hijos toman para desayunar una gran variedad de cosas, desde pan integral con aceite de oliva hasta huevos, queso o embutidos, según el día. Tratamos de ver en el calendario que nos manda el colegio lo que comieron el día anterior y lo que comerán en el día en curso para adaptarnos al menú y que no coman continuamente lo mismo. El cambio al pan integral no fue sencillo. Estaban muy acostumbrados al pan blanco, pero en cuanto me oyeron decir que era «pan de la fuerza» se apuntaron a esta nueva variedad y ya no han vuelto a cambiar ni reclamar el pan blanco. Tampoco es que coman mucho pan, tan sólo alguna mañana para desayunar.

Para las comidas entre horas (meriendas, aperitivos…) predominan los quesos y lácteos. Aquí si somos bastante cuidadosos comprando. Más que la marca, miramos los valores nutricionales y elegimos aquellos que tienen menos hidratos. Huimos de las grasas hidrogenadas, de los almidones, féculas, soja y demás cosas que no deberían estar en un alimento natural. Para freír y rebozar, algo que hacemos con naturalidad pero usando aceite de coco, usamos salvado de trigo fino, que les aporta bastante fibra y en general usamos las mismas recetas que uso yo para comer al preparar sus alimentos. Por ejemplo, esta falsa pizza, estas croquetas, estos palitos de rosada o incluso esta caldereta de pescado.

Ocasionalmente les damos arroz integral. No saben que es integral y jamás han protestado, entre otras cosas porque como lo toman con tomate, no creo que noten ninguna diferencia. Les hice un día una paella campera (conejo, pollo, cerdo y chorizo) con arroz integral y la devoraron sin piedad. Mi paella, como os podréis imaginar, es más carne que arroz… Otra de las cosas que más ha cambiado ha sido el tema de la patata. Antes de adelgazar, en cualquier compra que hiciésemos no faltaba un saquito de patatas. Ahora no compramos patatas. Si alguna vez necesitamos una patata para algo, vamos y compramos la que necesitamos, pero no almacenamos patata en casa. Si salimos a comer fuera y piden un plato que lleva patatas, pues ese día comen patatas, pero en casa la patata no es una opción. Somos conscientes de que comen patatas en el colegio y cuando salen a cualquier sitio, de modo que tratamos de que en casa lleven otro tipo de alimentación. No las reclaman ni las echan de menos. Creo que la patata en general y el puré de patatas en particular es uno de los peores alimentos que le podemos dar a nuestros hijos.

También han desaparecido de la lista de la compra las galletas. Antes íbamos a comprar y traíamos distintas variedades, con lo que convertíamos la galleta en su desayuno o merienda habitual. Es cierto que son socorridas y les gustan a casi todos los niños, pero la cantidad de azúcar y de harina refinada que aportan es absolutamente descomunal, más aún para un niño. Un aviso: no os dejéis engañar por las galletas «light» o «cero». Son igual de malas pues usan polialcoholes para endulzarlas, no edulcorantes. El azúcar, además de dar dulzor, juega un papel estructural en la galleta, por eso tienen que buscar una solución que aporte masa además de dulzor. Un apunte a cuenta del desayuno: a mi hijo mediano, que es el que más desgaste tiene por su metabolismo, su agenda y su vitalidad, le añado una cucharadita (unos 5 gramos) de Casein Pro en su vaso de leche por la mañana, entre otras cosas porque me lo pide cuando me ve a mí hacerme mi batido. Creo que ese aporte extra de proteína le viene muy bien para pasar la mañana en el colegio.

Por último quiero comentar el tema de la pasta, tan socorrido para los niños. En casa tenemos pasta convencional y pasta proteica. A veces le damos de una y a veces de otra. La pasta la toman en casa sólo una vez a la semana y nunca es el ingrediente principal. Por ejemplo, si un día quieren macarrones, les hacemos Salmón con Brócoli y macarrones, donde lo que predomina es el salmón, seguido del brócoli y luego los macarrones. Se han acostumbrado a comer la pasta así y no lo ven extraño. Lo que les parece extraño es ver un plato de espagueti que lleva encima una cucharada de tomate con unos «granitos» de carne picada.

En fin, creo que con esto os hacéis una idea de cómo hemos aplicado los cambios en la dieta de nuestros hijos. Los resultados que estamos obteniendo son muy esperanzadores. Los tres son de los más altos de su clase, y esto es algo muy significativo porque los dos niños son de los más pequeños en sus clases, pues nacieron en Noviembre y Diciembre respectivamente, y además yo no soy especialmente alto. No duermen siesta ni se sienten cansados ni adormilados en ningún momento del día, incluso levantándose temprano y acostándose relativamente tarde. No tienen tendencia a ponerse enfermos, sobre todo si los comparamos con el resto de niños en sus clases, que se pasan el invierno acatarrados y griposos. Especialmente significativo es el cambio de mi hijo mayor, que si bien es cierto que ha entrado en la pubertad, algo que ha propiciado un notable cambio en su físico, estoy convencido que este proceso se ha visto favorecido ampliamente por el cambio que hicimos en su alimentación. En su caso, además, como se ha leído mi libro, a su manera y sin decir nada, aplica lo que ha aprendido a su manera y debo decir que le da buenos resultados. Aquí os dejo unas fotos del antes y el después de ambos.

Como siempre, si alguien tienen alguna duda estoy a vuestra disposición.

Mi hijo Pablo y yo en Febrero de 2011

Mi hijo Pablo y yo en Febrero de 2011, un par de meses antes de ponerme a adelgazar.

Mi hijo Pablo y yo el pasado mes de Octubre, dos años y pico después de haber cambiado nuestro plan nutricional

Mi hijo Pablo y yo el pasado mes de Octubre de 2013, dos años y pico después de haber cambiado nuestro plan nutricional

 

 

Adelgazar Dulcemente

Adelgazar Dulcemente

Adelgazar Dulcemente

Si el otro día hablaba de los efectos que produce el azúcar en nuestro cerebro y de cómo resulta casi imposible adelgazar si consumimos azúcar de manera habitual, hoy voy a centrarme en los edulcorantes y de si son apropiados o no para seguir un plan nutricional destinado a hacernos perder peso. Debo confesar que escribo este artículo motivado por la pregunta de Cindy en los comentarios del artículo El Efecto del Azúcar en el Cerebro. En su pregunta, Cindy quería saber si los edulcorantes sirven para adelgazar o si confunden al cerebro, y lo cierto es que hay bastante literatura científica al efecto. Desafortunadamente, mucha de esta literatura basa los resultados en el recuento de calorías, pero si hemos aprendido algo últimamente es que las calorías son sólo una parte de la ecuación para adelgazar y que mucho más importante que el número de calorías es su procedencia.

Desde un punto de vista netamente energético, los edulcorantes son eficaces cuando los usamos en el marco de una dieta diseñada para hacernos adelgazar. La mayoría de ellos no aportan calorías y por lo tanto el balance energético neto de la ingesta de alimentos que realizamos es inferior que si utilizamos azúcar para endulzar. Sin embargo, como comento en el libro, adelgazar no es tan simple como ingerir menos calorías de las que consumimos. Ya he repetido hasta la saciedad que las dietas hipocalóricas que reducen la grasa y las proteínas nos hacen perder peso a base de destrozar nuestra masa muscular, de ahí que se produzca con frecuencia un efecto rebote y los resultados no sean permanentes. Lo importante, como acabo de decir, es entender el tipo de calorías que estamos ingiriendo.

Pues bien, como iba diciendo, otros factores son determinantes en la pérdida de peso, y uno de ellos es precisamente el papel que juega el cerebro dentro del metabolismo. Nuestro cerebro utiliza distintos receptores para identificar sustancias y preparar nuestro organismo para dichas sustancias. Según he leído en algunos estudios, parece ser que cuando tomamos alimentos dulces, incluso si no están endulzados con azúcares, el cerebro interpreta que estamos comiendo azúcar y prepara el estómago y los intestinos para la digestión del azúcar segregando las sustancias adecuadas. Lo que ocurre es que estas sustancias alteran la digestión porque lo que llega al estómago y al intestino no son azúcares, sino otro tipo de moléculas. Algunos estudios señalan que esto puede tener a muy corto plazo un efecto negativo en el control del peso.

Sin embargo, las buenas noticias son que nuestro cerebro aprende con facilidad y que, después de varias ingestas de este tipo, es capaz de diferenciar cuando tomamos azúcares y cuando tomamos edulcorantes y, en el segundo caso, deja de producir estas sustancias, eliminándose por completo el efecto negativo que supuestamente tendrían los edulcorantes en una dieta diseñada para adelgazar.

Lo dulce nos produce placer y satisfacción. La ingesta de azúcar nos hace sentir bien de manera efímera porque sus resultados a la larga son bastante nefastos. Por ello, cuando comenzamos a adelgazar, una de las tareas más importantes que tenemos que respetar es eliminar por completo el azúcar para superar su adicción y ser psicológicamente libres. Ahora voy a especular un poco: Si los edulcorantes nos producen una sensación de placer similar, ¿es posible que se acrecente nuestro deseo por cosas dulces cuando tomamos edulcorantes y seamos más proclives a volver a tomar azúcar?

Esto es algo que lleva rondando mi cabeza algún tiempo, así que me puse a investigarlo. Resulta que no soy el único que le da vueltas a esta idea y que se han realizado diversos estudios para comprobar esta correlación. Lo cierto es que ninguno parece concluyente. Hay especialistas a favor y especialistas en contra. Estudios que sugieren una cosas y estudios que sugieren otra. A la vista de los estudios, tengo que decir que no está del todo claro. Ayer me propuse un reto para tratar de comprender esto mejor. Durante todo el día, decidí sustituir el agua por refrescos Zero, o sea, los que están endulzados con edulcorantes y son técnicamente adecuados para adelgazar. Mi objetivo era comprender si la ingesta continuada de estos refrescos me producía hambre y/o ganas de ingerir azúcar. Desgraciadamente, no pude completar este experimento porque comprobé que tras ingerir una lata de Acuarius Libre (0% carbohidratos) a primera hora de la mañana tenía una sed de campeonato y me era absolutamente imposible beber nada que no fuese agua. Normalmente, yo bebo bastante agua al cabo del día y si estos refrescos me incrementan la sed, lo tendré difícil para poder llevar este pequeño experimento a cabo. Por la tarde, volví a intentarlo tomándome una Coca Cola Zero, pero igualmente me dio bastante sed al cabo de un ratito.

Por otro lado, tenemos que analizar el efecto que tienen en nuestro organismo los edulcorantes en otros aspectos diferentes a la pérdida de peso. Mucho se ha hablado y se ha escrito sobre la correlación entre ciertos edulcorantes y enfermedades como el cáncer. Parece que el que se lleva el premio gordo es el aspartame (o aspartamo, tampoco me queda claro cual es el nombre en castellano). Sin embargo, debo reconocer que no existen estudios (o al menos yo no los he encontrado) que asocien la ingesta de cualquier edulcorante en sus cantidades máximas recomendadas y ningún tipo de enfermedad. Lógicamente, la excepción son las alergias. Por ejemplo, algunos edulcorantes contienen el aminoácido fenilalanina y hay personas sensibles a este aminoácido. Por lo tanto y como es natural, estos edulcorantes tienen efectos secundarios en dichas personas. Desde luego, no se si por campaña de marketing, por novedad o por rigor científico, el edulcorante que suele salir mejor parado en todos los estudios es el procedente de la hoja de stevia, que suele ser un edulcorante natural a base de extractos vegetales.

Mi conclusión final, después de haber investigado bastante el tema, es que los edulcorantes pueden ser buenos aliados para adelgazar siempre y cuando no se abuse de ellos. Poner unas gotas en el café, tomar de vez en cuando un refresco zero, o usar unas gotas de stevia (yo uso Steviat de Soria Natural) para la realización de alguna receta, no creo que vaya a tener un efecto negativo en nuestra pérdida de peso. Sin embargo, abusar de ellos -como casi de cualquier sustancias que no sea el agua- puede producir efectos no deseados en nuestro plan. Como explico en el libro, cada persona es un mundo y debe aprender a comprender lo que ocurre en su cuerpo. Mi consejo es que si toma edulcorantes y nota que le crece el apetito o que le apetece tomar azúcar, deje de tomarlos. Creo firmemente que en distintas personas los efectos son distintos y por eso los resultados de los estudios de momento no son concluyentes.

El Efecto del Azúcar en el Cerebro

Efectos del consumo de azúcar en el cerebro

Efectos del consumo de azúcar en el cerebro

En el libro explico como el azúcar crea una potente adicción en nuestro organismo. La sacarosa, el azúcar blanquilla habitual, es uno de los principales enemigos en nuestra lucha por adelgazar. Imagino que hasta ahora no habré sorprendido a nadie. Sin embargo, más allá del resultado físico de ingerir azúcar -que lógicamente es engordar-, el aspecto psicológico de su consumo nos impide adelgazar y nos hace sufrir ansiedad.

Ayer hablaba con una psicóloga sobre los efectos psicológicos que acarrea el consumo de azúcar. Al igual que la mayoría de las drogas, el consumo de azúcar tiene un efecto directo en nuestro cerebro. Nos hace sentir bien. Y esa sensación de placer crea una adicción de la cual es difícil salir. Por eso, en el libro explico con detalle como en los dos o tres primeros días de abstinencia de azúcar pueden presentarse algunos síntomas que habitualmente asociamos con el mono que padecen los drogadictos.

Algunos expertos creen que el azúcar tiene hasta 14 veces más poder de adicción que la cocaína y que se trata sin duda de la única droga de curso legal en todo el mundo. Lo que si está claro es que su presencia en todo tipo de alimentos procesados no es casualidad. ¿porqué lleva azúcar una lata de ensalada de pimientos o un bote de mayonesa? ¿es posible que el fabricante le ponga azúcar a su producto para que nos sintamos bien al comerlo y queramos volver a comprarlo en el futuro? Como digo en el libro y en este artículo anterior, el azúcar y la patata son dos alimentos muy baratos de producir y muy versátiles, y desgraciadamente la industria alimenticia los utiliza en una amplísima gama de productos que después nosotros ingerimos con poco o ningún control con resultados desastrosos.

Como es natural, para adelgazar es necesario eliminar el azúcar de la dieta y esto, desafortunadamente, tiene un efecto en nuestro cerebro. Este efecto no tiene nada que ver con la errónea idea que circula por todas partes según la cual el azúcar es necesario para nuestro cerebro. Ya he explicado en bastantes ocasiones que ese mito es absolutamente falso y que el organismo puede producir la glucosa que nuestro cerebro necesita de manera autónoma cuando seguimos una dieta cetogénica para adelgazar, que son unos 40 gramos de glucosa al día. Sin embargo, al adelgazar privándonos de azúcar, sufriremos un pequeño síndrome de abstinencia los primeros dos o tres días. Este mono de azúcar, que se manifiesta de distinto modo según la persona, es más o menos intenso en función de la cantidad de azúcar diaria que el organismo de una persona esté acostumbrado a ingerir a diario. A mayor costumbre, mayor dependencia y más probabilidad de sufrir un síndrome de abstinencia.

Ahora bien, las buenas noticas son que una vez superado el mono en dos o tres días y si se sigue un plan nutricional adecuado, desaparece por completo la necesidad psicológica de ingerir azúcar y nuestro cerebro empieza a funcionar de otro modo, captando energía no sólo de la glucosa sino también de los cuerpos cetónicos que se producen al utilizar la grasa como combustible. Si bien esto no se asocia -como el consumo de azúcar- a la liberación de ninguna hormona que nos haga sentir bien, lo cierto es que nos sentimos con más energía de lo habitual, y esto de algún modo también produce placer.

Recuerdo que cuando era niño había unos anuncios en televisión que defendían el consumo de azúcar porque en una cucharadita «sólo había 17 calorías». Visto ahora en perspectiva, en una cucharadita de cocaína o de heroína seguro que no hay más o menos las mismas calorías, y sin embargo no se me ocurre echarle dos cucharadas de esta droga a mi café. Como explico en el libro, a la hora de adelgazar, las calorías no son el mayor factor a tener en cuenta. En mi opinión, el aspecto psicológico de lo que comemos y cómo lo comemos tiene más importancia que el aporte calórico de los alimentos. No todas las calorías son iguales. Dos alimentos distintos pueden aportar las mismas calorías pero quizás uno de ellos es nutritivo y contribuye a muchas funciones del cuerpo y quizás otro sólo aporta energía.

Pues bien, en el caso del azúcar, sólo aporta energía y adicción. No hay un sólo nutriente en el azúcar. Nada que nuestras células puedan utilizar para cualquier cosa que no sea generar energía. Si unimos esto a que nuestro cerebro recibe señales erróneamente positivas al ingerir azúcar, comprenderemos con facilidad que el primer alimento que debe salir por completo de nuestra dieta, queramos adelgazar o no, es el azúcar. Incluso si su objetivo no es perder peso, no hay nada positivo en el consumo de azúcar, por pequeña que sea la cantidad. Y esto no sólo lo digo yo. Mire lo que dicen en la revista National Geographic acerca de los estudios que relacionan el consumo de azúcar con efectos secundarios en el cerebro.