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Nutriscore fabrica borregos nutricionales

Puntuación Nutriscore de la Coca Cola ZeroSi usted creía que era mejor comprar una botella de Aceite de Oliva Virgen Extra que una botella de Coca Cola Zero es usted un idiota, un pardillo, un inepto. Y no lo digo yo, se lo dice el Gobierno de España, o más bien se lo va a decir desde ahora mismo de manera voluntaria y dentro de un año, de manera obligatoria, que son los plazos que ha dado la ministra de sanidad española para poner en marcha la peor idea posible en materia de nutrición y salud, el sistema de puntuación Nutriscore, ya usado en Francia, cuna de corporaciones tan saludables para los consumidores como Nestlé o Danone. Querido lector Americano, aunque este artículo se refiere a España, no deje de leerlo. Le aseguro que este absurdo se dirige también hacia su país con paso firme. Es cuestión de tiempo que llegue porque los intereses comerciales priman.

Puntuación Nutriscore del Aceite de Oliva Virgen ExtraEl sistema Nutriscore parte de la base de que usted es idiota y, como es idiota, en lugar de potenciar que la información nutricional en los envases de los alimentos sea completa, correcta y veraz, para que usted la pueda analizar objetivamente, el gobierno ya se encarga de ponerle un semaforito a cada alimento para decirle si lo que está usted a punto de comprar le conviene o no. Para mí, que llevo años luchando por mejorar la educación nutricional y alimenticia a todos los niveles y principalmente a través de la divulgación y la formación, esta estrategia es un absurdo de proporciones mayúsculas. Nuestros políticos han decidido que en lugar de informarnos, enseñarnos y confiar en nuestro criterio, un algoritmo matemático -bastante simplista por cierto- está capacitado para tomar una decisión mejor que nosotros. Pero en realidad, resulta que eso no es así, porque el ciudadano medio, como ser humano, tiene una capacidad de raciocinio, interpretación y análisis mucho mayor que cualquier algoritmo matemático, y que conste que esto no se lo dice un nutricionista, se lo dice un programador informático con muchos años a sus espaldas de analizar y crear algoritmos infinitamente más complejos que la chapuza esta del Nutriscore.

En esencia, un algoritmo es tan bueno como la persona que lo creó, pero adolece de una serie de factores que son precisamente lo que hace de nuestra especie un ser complejo. Mientras que el algoritmo Nutriscore mide siempre los mismos valores en la práctica totalidad de los alimentos, sin siquiera plantear la cantidad habitual consumida del alimento, los humanos podemos analizar los alimentos que compramos usando una cantidad infinita de parámetros a la hora de valorar su calidad e idoneidad para nosotros. ¿Recuerda que le dije al principio que en Francia ya se utiliza este algoritmo? Pues pregúntese ahora porqué los quesos se miden de manera distinta al resto de alimentos en Nutriscore. Si Francia fuera un país productor líder de piñas en lugar de quesos, sospecho que la piña tendría también su propia casuística en este algoritmo para salir siempre menos desfavorecida. Y, si la producción de Aceite de Oliva tuviese en Francia la importancia que tiene en España, ¿se haría también una excepción para este alimento? No se preocupe, en breve tendrá las respuestas a estas preguntas en cuanto el gobierno español manipule el algoritmo al son de los lobbies que más le presionen antes de hacer oficial la versión española porque, desafortunadamente, así funciona el mercado alimenticio mundial.

Algoritmo Nutriscore, parte 1

El algoritmo Nutriscore, como le muestro en las imágenes de arriba y abajo de este párrafo, tiene un patrón establecido en el que mide únicamente un puñado de datos y otorga puntos que suman y puntos que restan y, en función del resultado aritmético final, otorga una puntuación que el gobierno además nos traduce a un color, porque debe ser que somos especialmente estúpidos y un simple número nos puede resultar complejo de entender, y por eso nos traduce el número a color, siendo el verde el más positivo y el rojo el más negativo. Dígame una cosa, ¿Cuándo fue la última vez que usted fue a comprarse una camisa o un pantalón y, como consumidor, para decidir qué prenda comprar usó un sistema de sumas y restas con puntos negativos y puntos positivos para valorar las diferentes opciones, cuyo resultado numérico tradujo a un color para que le fuese visualmente más sencillo tomar una decisión? ¿O acaso humanizó usted el proceso de compra analizando el uso concreto que le iba a dar a esa prenda, entendiendo cómo le quedaba a usted en concreto y no al maniquí de la tienda o a su prima de Zaragoza, y finalmente se decantó por colores que le favorecen a usted en lugar de los que favorecen a su vecino del quinto? Es absurdo, ¿verdad? Pues acostúmbrese, esta simplificación de la vida es lo que viene en materia nutricional.

Algoritmo Nutriscore, parte 2

Visitaba yo una isla de Centroamérica hace un par de décadas y caí en la cuenta de que, por los caminos que recorren la isla, los troncos de los árboles estaban pintados. De repente, una zona llena de troncos pintados de rojo. Inmediatamente después, otra zona con los troncos pintados de azul. Pregunté a qué se debía la pintura de los troncos de los árboles, y resultó que estaban de elecciones gubernamentales, pero como el índice de analfabetismo era tan alto, en lugar de explicar a los electores los programas electorales, hablar de las necesidades sociales o realizar promesas en materia económica, era más sencillo convencer a los borregos de votar a un partido o a otro por su color, de modo que se limitaban en campaña a pintar cualquier cosa que hubiese por los caminos de un color o de otro. Obvia decir que, con más de 20 años de retraso, este tipo de manipulación inculta ha llegado a España y se está extendiendo por todo el mundo. Los partidos políticos se aferran a un color y los políticos mienten continuamente con la certeza de que a usted lo que le importa no es la verdad, sino defender el color de su partido, el color de su equipo, sea usted blanco, verdiblanco o azulgrana; ya sabe, azul, rojo, naranja o morado en España…

Contra el adoctrinamiento de los colores, los ciudadanos debemos decir basta y dejar de votar o, en este caso, comprar, un color concreto, porque es absurdo, porque degrada nuestra capacidad intelectual al nivel de un algoritmo básico y simplista de coloreado resultado. Y este algoritmo además de simplista es erróneo, no sólo porque maneja un puñado muy limitado de datos, sino porque además es manipulable. Dado que el fabricante sabe lo que suma y lo que resta, puede introducir, cuando lo necesite, modificaciones en sus productos con el único afán de mejorar una puntuación sin que, en realidad, el producto mejore nutricionalmente hablando ni sea mejor para su salud, y si no me cree, dígame, nutricionalmente hablando, ¿qué demonios le aporta la Coca Cola Zero a la humanidad?

Borrego Adoctrinado producto de NutriscorePara colmo, en el diseño del algoritmo Nutriscore hay errores de bulto, como presuponer que el hecho de que un producto incluya cereales lo hace más sano o que contener grasa saturada lo hace poco saludable. Y todo ello, por no hablar de que cada persona tiene unas necesidades nutricionales diferentes y que, para cada situación, necesidad y uso, hay diferentes análisis que establecer a la hora de elegir un alimento. Fíjese si el tema es complejo, que hay personas que invierten años estudiando el tema. Se llaman nutricionistas, pero ya no los vamos a necesitar, porque el gobierno nos dirá, con su semáforo, lo que tenemos que comprar para comer. Olvídese de aquello de que usted es único en su especie. Negativo. Usted es un borrego más, y el pastor le dice al borrego que pasto tomar, independientemente de si el borrego es obeso, diabético, celíaco o alérgico a los frutos secos, independientemente de si el borrego se pasa la semana sentado en un despacho o repartiendo paquetes en bicicleta, de si es usted borrego o borrega, si está usted embarazado o embarazada, o incluso embarazade para no dejarme a nadie fuera en este invento político, independientemente de si necesita en su dieta más electrolitos o electrolitas. Usted no es único ni tiene unas necesidades concretas. Usted es un borrego y, como borrego, lo único que entiende es que debe comprar lo que está marcado con el color verde y no debe comprar lo que está marcado en color rojo, so borrego. Y de paso, vote al rojo, o al azul, o al que esté de moda en su ciudad o en su entorno. No se le vaya a ocurrir analizar la realidad y tomar una decisión meditada utilizando su capacidad de análisis y raciocinio, por Dios. Simplemente vote a sus colores de toda la vida, apoye a su equipo de toda la vida y compre lo que pinten de verde hoy, que ya el gobierno analiza por usted, conduce por usted o le hace su declaración de la renta, so borrego.

Los cereales engordanEl sistema Nutriscore se carga de un plumazo su capacidad de análisis y simplifica hasta el absurdo la elección de un alimento, midiendo únicamente su energía y su contenido en azúcar, en grasa, en grasa saturada, en sal, su contenido de fruta y verdura, fibra y proteína. Los micronutrientes -a excepción de la sal, claro- dejan de ser importantes en su dieta y, compréndalo, da igual que su margarina lleve o no grasas hidrogenadas o que la proteína de su preparado cárnico proceda del pollo o de la soja, lo importante es que no lleve grasa saturada, porque así lo dicen Danone y Pfizer. ¿Cuántos conservantes artificiales llevan sus gambas? ¿A quién demonios le importa? Lo importante es que no lleven grasa. ¿Cuánto azúcar tienen esos cereales de desayuno? Da igual, mientras lleven muchos cereales que balanceen el cómputo final del algoritmo, todo está bien y los cereales de Nestlé o Kellogg’s puntuarán en amarillo cercano al verde, cuando en mi opinión son basura alimenticia, eso si, con divertidas cajas de colores llenas de los personajes favoritos de sus hijos. ¿Qué mejor forma de convencer a un niño de comprar basura alimenticia con forma de cereal de desayuno que pintando la caja con Dora la Exploradora o el Pokémon de turno. Es, como expliqué en mi artículo, Pornografía nutricional en horario infantil. ¿Es mejor, nutricionalmente hablando, un filete fresco de ternera o un preparado cárnico picado para hamburguesas con multitud de conservantes? Obviamente, este último, porque llevará cereales y poca grasa, y mientras lleve menos del 9% de azúcar, que como todos sabemos es parte integrante del lomo de las vacas, todo está bien. Así de cutre y así de simple es este sistema de análisis. Póngale usted cereales y azúcar a la carne para hacerla más saludable, siempre y cuando le quite la grasa…

Lineal de galletas en carrefourY claro, un sistema tan simple está cargado de fallos y estos fallos producen resultados sorprendentes, como que por ejemplo la Coca Cola Zero puntúe en verde, mucho mejor que el Aceite de Oliva Virgen Extra, que puntúa en naranja o rojo porque contiene un 16% de grasa saturada, y logicamente no contiene cereales para equilibrar esas perniciosas grasas que dice Danone que se acumulan en nuestras arterias a no ser que tomemos Danacol. ¿Empezaremos a ver pronto botes de aceite de oliva «integral» con fibra de aceituna para mejorar la valoración en el semaforito de marras? No me extrañaría y me apuesto un euro a ello. ¿Empezaremos a ver cereales en las conservas de pescado graso como el atún o el salmón para mejorar sus puntuaciones? Repugnante y asqueroso, pero peligrosamente cerca de la futura realidad. Con el sistema Nutriscore sabemos que los contenidos de azúcar por debajo del 9%, que es una barbaridad en mi opinión en la mayoría de alimentos, no puntúan negativamente. ¿Veremos un repunte en el uso de azúcares en los lácteos para mejorar su palatabilidad y reducir su coste de fabricación? ¿Habrán tenido voz y voto (o mucho dinero) Kellogg’s, Nestlé, Danone y otras corporaciones similares en el diseño simplista de este algoritmo? Es indignantemente posible.

Contra la obesidad, que es lo que dice la ministra que pretende frenar con esta simplista medida, solo cabe una solución: la educación. No hay otra. Dejar el criterio de la compra en manos de un algoritmo y un semáforo es abrirle la puerta al fabricante para que manipule los alimentos, y en ningún caso servirá para combatir la obesidad. Más bien al contrario, limitando las grasas que ingerimos (véase el caso que acabo de comentar del aceite de oliva) y potenciando el consumo de cereales y fruta procesada, lo único que conseguiremos será fabricar más obesos. Si el gobierno quiere meterse -también- en nuestra cesta de la compra, que lo haga vigilando las prácticas abusivas como las que denuncio en la serie de artículos «Denunciable» de este blog. Creo firmemente que luchar contra esos etiquetados y promover la información entre los consumidores tendrá mucho mayor impacto en la lucha contra la obesidad y la desnutrición. Más charlas, más libros, más asignaturas de nutrición en el colegio, más control del etiquetado y, por supuesto, menos adoctrinamiento por colores como el que conlleva el sistema Nutriscore.

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Pornografía nutricional en horario infantil

Me resulta bastante hipócrita que nos llevemos las manos a la cabeza cuando se cuela alguna imagen subida de tono en la televisión en horario infantil y sin embargo no nos produzca la menor repulsa ver como los fabricantes de alimentos usan estrategias dirigidas a engañar a los niños y a sus padres. En mi humilde opinión -y como padre de tres hijos- es mucho más importante la educación nutricional y que comprendan como deben alimentarse para estar sanos y bien nutridos que si se cuela una imagen subida de tono en su horario. Lógicamente no defiendo esto último, más bien al contrario me quedo estupefacto por ver como los anuncios de geles «de placer» Durex aparecen a todas horas en todas las cadenas y ya me he visto en la tesitura de explicarle a mis dos hijos pequeños para qué sirven debido a sus constantes preguntas. Sin embargo, si debo elegir entre tener que explicarles esto o tratar de convencerles que las galletas de Disney son una porquería empaquetada, me resulta más sencillo lo primero, porque al menos los geles Durex no llevan la cara de la princesa Elsa y no crean un vínculo inmediato con los niños.

Lineal de galletas en carrefourEsta foto que acompaña la he hecho con mi móvil en un Carrefour de Málaga (se puede ampliar al hacer clic sobre ella), pero igualmente podría ser cualquier otra cadena en cualquier otra ciudad. Me parece obsceno que el lineal de galletas tenga este aspecto y esté diseñado para engañar a los niños de manera inmediata. Quiero usar unos minutos hoy para repasar este lineal en este artículo, a ver si así puedo concienciar a más padres de la importancia de vigilar la alimentación de sus hijos, no siendo un talibán y diciendo a todo que no, sino educando y enseñando a los niños a diferenciar entre el marketing y la realidad. Analicemos la foto desde arriba a la izquierda hasta abajo a la derecha y veréis que el resultado es catastrófico.

El primer producto que vemos son las galletas Princesas de Artiach que contienen un 25% de azúcar en peso y un 70% de carbohidratos, sin fibra declarada en sus valores nutricionales y con solo medio miserable gramo de proteína en su composición. Basura nutricional. Eso sí, un despliegue promocional sin precedentes que incluye canción, video musical, micro-site del producto y un sinfín de cosas más para que tu hija se las quiera comer de tres en tres. Claro, en algo se tienen que gastar el dinero que se ahorran en ingredientes de calidad.

Se nota que a la británica United Biscuits le sobra dinero. En su producto McVitie’s cuentan con derechos de imagen de Kung-Fu Panda (DreamWorks), Shreck (DreamWorks), Bob Esponja (Nickelodeon) y Dora la Exploradora (Nickelodeon). No voy a aburrir publicando los valores nutricionales e ingredientes de cada paquete, pero debo decir que son todos muy similares, con más o menos azúcar. En general, pura basura que no deberían comer los niños.

Carrefour nos deleita con la imitación de personajes de Dora la Exploradora y Guillón (estas también contienen azúcar y jarabe de glucosa y fructosa) apuesta por la franquicia recreativa Angry Birds para sus galletas. Fontaneda nos trae a su osito Lulu en formato bizcocho. En su publicidad dice que han sido desarrollados por «expertos nutricionistas». Sepa usted que los expertos nutricionistas de Fontaneda opinan que sus hijos deben consumir una merienda con esta basura de ingredientes, ordenados de mayor a menor cantidad: harina de trigo, jarabe de glucosa, jarabe de glucosa, azúcar, huevos, grasa vegetal, chocolate (cacao con más azúcar), leche, estabilizante (glicerina), gasificante (difosfato sódico, carbonato ácido de sodio), extracto de suero de leche, emulgentes, sal, cacao en polvo y aromas. Si usted quiere a sus hijos la mitad que yo a los míos, seguro que tendría un par de cosas que decirles a los «expertos nutricionistas» de Fontaneda, y sospecho que la conversación no sería agradable, porque hay que ser muy mezquino para venderse por un puñado de euros y decir que los ingredientes de estas galletas son los adecuados para un niño. Bueno, teniendo en cuenta que Fontaneda pertenece al gigante Mondelez International (antigua Kraft Foods), quizás el puñado de euros sea algo más que un puñado, ¿verdad?.

Arluy apuesta por Star Wars para sus galletas y Cuétara por los Minions. Río es un fabricante que se cuela ahí en medio sin ningún personaje infantil, pero desafortunadamente su composición es similar al resto. A continuación tenemos galletas de Paw Patrol, de Pepa Pig, de Pets, de Dori, de Trolls y de vuelta con el osito Lulu, esta vez en formato galleta. Las galletas Chiquilín usan su propio osito «teddy» mientras que Arluy aparece otra vez, esta vez con Los Simpson. Virgnias nos trae a los famosos personajes de Disney Mickey y Minie. Artiach a los Dinosaurios y de nuevo Arluy, esta vez con las princesas de Frozen.

En total, 19 productos con 16 famosos personajes infantiles. ¿De verdad soy el único que piensa que esto es absolutamente erróneo? La mayoría de estas galletas son, en números redondos, un 80% de carbohidratos, casi todos azúcares, un 10% de grasa y un 10% de otros nutrientes, entre ellos miserables cantidades de proteína prácticamente ausente de calidad biológica. Nuestros hijos deben alimentarse de nutrientes de calidad, y resulta que lo que más tienen estos productos es azúcar, y el azúcar NO es un nutriente, porque más que nutrir nuestras células contribuye a desnutrirlas. Nuestros hijos necesitan proteínas de calidad (por ejemplo procedentes de huevos, leche, pescado, carne o marisco) y grasas de calidad (por ejemplo aceite de oliva) para crecer adecuadamente, y estos alimentos con formato infantil no son nutritivos, sino más bien pornografía nutricional.

En la serie de artículos que denomino denunciables y que se puede consultar aquí, he hablado en bastantes ocasiones de galletas y cereales pensados para niños, así que no he querido entrar en los detalles que se pueden consultar en esos artículos, pero si quiero llamar la atención sobre la proliferación de personajes infantiles en alimentos que nuestros hijos demandan. Cuando llevo a los niños a la compra, directamente evito pasar por delante de los lineales de galletas para niño. Como no  hay nada ahí que sea nutricionalmente interesante, directamente me lo salto, y mi consejo es que hagas exactamente lo mismo. Quizás así, si las ventas bajasen, los fabricantes se preocuparían más de hacer productos nutricionalmente adecuados en lugar de invertir el dinero en patrocinios pensados para engañar al consumidor. Como padres debemos preocuparnos de explicarles a nuestros hijos la diferencia entre un producto de calidad y un marketing de calidad, que no siempre va una cosa de la mano de la otra. El marketing de calidad es la cara de Dora la Exploradora en un producto para niños. El producto de calidad es aquel cuyos valores nutricionales son óptimos, y ninguno de estos productos lo son.

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Paciencia y Eficiencia para adelgazar

Rodando en Montablanco (Huelva)

Rodando en Montablanco (Huelva)

Mañana se cumplirá una semana desde que se publicó el libro y apareció en Amazon. En esta semana he recibido bastantes llamadas de amigos que se han decidido a comenzar una rutina nutricional que les permita perder peso y mejorar su salud. Todos y cada uno de ellos me han contado los kilos que llevaban perdidos en sólo una semana y habiendo empezado algunos incluso antes de acabarse el libro. Unas noticias que sin duda me llenan de alegría al comprobar que he sido capaz de explicarme lo suficientemente bien como para que los demás puedan replicar lo mismo que yo hice.

El caso de esta mañana es sorprendente. Me llama un buen amigo preocupado porque cree que no pierde el suficiente peso. Empezó el lunes, así que esta mañana, jueves, llevaba 3 días completos. ¡Ha perdido 1,9 Kg y me dice que cree que no es suficiente! La alimentación y el metabolismo juegan la baza más importante en la lucha contra el sobrepeso, pero no se pueden pedir milagros. 1,9 Kg en 3 días, de mantenerse el ritmo (algo absolutamente imposible) es 0,65Kg al día de pérdida, lo que en un mes supondría 19,5Kg de pérdida de peso.

El cuerpo humano sólo puede deshacerse de una parte de la grasa que tenemos acumulada por día, y esa grasa oscila entre 150 y 300 gramos, en función de la actividad física y la cantidad de ingestas. Pretender perder más de medio kilo al día es poco realista. Cuando yo perdí 35 kilos en 4 meses lo hice a un ritmo medio de 290 gramos diarios entre grasa, agua y cualquier otro tejido, y es francamente complicado perder más de ese peso de media diaria. Como recordará del libro, en los cuatro meses tan sólo hice una excepción a mi rutina nutricional. El resto de días me mantuve firme en mi objetivo.

Por eso quiero recordaros a todos que hay que tener paciencia y demostrar la eficiencia a diario. La eficiencia del plan es tan alta que se puede medir a diario, sin tener que esperar días o semanas para ver resultados, pero el cambio diario no puede ser superior a esas cifras que he dado. El último día que estuve corriendo en moto, el mes pasado, en el circuito de Monteblanco en Huelva, mi cambio de peso después del entrenamiento fue de -2,5Kg, pero como es lógico, la mayor parte de esa pérdida correspondía a agua y minerales. De hecho, perdí tantos minerales que pasé una noche terrible de calambres musculares porque cometí la torpeza de no tomarme una fórmula reconstituyente con las prisas por recoger y volver a casa cuanto antes.

Lo dicho, tenemos que marcarnos objetivos razonables de entre 200 y 400 gramos diarios totales de pérdida, tratando que la mayor parte de la pérdida sea grasa y no pretender adelgazar en unos pocos días el peso que llevamos años acumulando.