Etiqueta: salsa

Denunciable: Salsa Cheddar Bacon de Orlando

Iba yo tan tranquilo pensando en mis cosas por el supermercado cuando vi, en la sección de salsas, una presunta Salsa de Queso Cheddar y Bacon de Orlando, con un toque ahumado, con su magnífico color anaranjado como el propio queso y una sugestiva imagen de como podía usarse para mojar algo en ella. Pensé que siendo una salsa a base de queso cheddar y bacon, sus valores nutricionales serían los propios de ambos alimentos combinados, o sea, bastante grasa, proteína láctea y ausencia total de carbohidratos y mucho menos de azúcares. Además, como en la parte superior de la etiqueta pone «Sin conservantes», pensé que no sería mala opción para mis hijos. Pero, el detective alimenticio que llevo dentro me hizo leerme la parte de atrás del bote, que es lo que todo el mundo debería hacer cuando vamos a comprar algo nuevo. Lo que ocurrió después no sé si llamarlo decepción, enfado, indignación o una mezcla de todo un poco. Esta basura embotellada ni se parece a lo que nos venden. Veamos porqué.

Para empezar, sus componentes: Agua, aceite de nabina, azúcar, vinagre de alcohol, almidón modificado, yemas de huevo, mostaza dulce (agua, granos de mostaza, vinagre de alcohol, sal), sal, estabilizante: goma xantana, aromas y aroma a ahumado, colorante: extracto de pimentón, antioxidante: E385. ¿Dónde está el queso cheddar? ¿Y el bacon? Es lamentable que una salsa presuntamente de queso cheddar y bacon que aporta 300kcal por 100g no lleve ni queso ni bacon. Podría entender que no los llevara si se tratara de un producto de bajo contenido calórico, pero no es el caso, y digo yo que puestos a ingerir tal cantidad de calorías, mejor ingerirlas del alimento que creemos estar comprando.

Entremos en detalle con los ingredientes. La práctica totalidad de la grasa proviene del aceite de nabina, que es una forma moderna de llamar al aceite de colza. Yo particularmente no tengo una especial animadversión por el aceite de colza, pero cambiarle el nombre para que lo compren muchas personas que no lo quieren comprar me parece mal. La colza, (también llamada nabina o canola, como le llaman en Estados Unidos) no goza de buena reputación en España por motivos que todos conocemos, así que camuflar su nombre me parece bastante feo. Además de agua y aceite de colza, el tercer ingrediente en cantidad de esta salsa es el azúcar (+/-7% en peso). ¿De verdad es necesario añadir un 7% de azúcar a una salsa salada (casi 2% de sal)? ¿O acaso están utilizando el azúcar como conservante adicional? Y digo adicional porque, aunque la etiqueta dice «sin conservantes» y, con la ley en la mano, el E385 no es un conservante, no es oro todo lo que reluce.

Salsa de Queso Cheddar y Bacon OrlandoEl E385 no es, estrictamente hablando, un conservante, sino un antioxidante. Ahora bien, ¿qué motivo tendría alguien para evitar la oxidación de unos nutrientes? Lógicamente, conservarlos más tiempo y evitar que se degraden y cambien la apariencia y sabor de la salsa. En circunstancias normales, no me importaría mucho que hubiera un poco de conservante en la salsa, pero como empecé diciendo, esta salsa se me ocurrió que podría gustar a mis hijos. Ocurre, sin embargo, que el E385 (Etilendiamino tetracetato) es probable que no sea el más indicado para los niños, pues inhibe la absorción de minerales y en dosis altas, puede provocar vómitos, diarrea, dolores de estómago, dolores musculares, problemas de coagulación sanguinea e incluso sangrado por la orina. Tanto es así que algunos países como Australia lo tienen prohibido. Así que yo, que pretendía que mis hijos tomasen una salsa de queso con los minerales y grasas propias de los lácteos (que facilitan la absorción de ciertos minerales), si me descuido les largo una salsa que, además de no contener grasas ni minerales lácteos, puede inhibir la absorción del resto de minerales de su comida o cena.

Como he dicho muchas veces, si se trata de un producto aislado no es un gran problema, pero es que resulta que los supermercados están llenos de productos así, de modo que aunque alguien me dirá en los comentarios que la cantidad de E385 en este producto seguro que está por debajo de los niveles considerados seguros, es la suma de todos los productos con E385 (y otras sustancias), la que provoca desequilibrios nutricionales en nuestros niños.

Mirando los valores nutricionales cabe destacar la casi ausencia de proteínas que un producto presuntamente lácteo como este debería tener y la cantidad de carbohidratos, un 11%, que es exactamente un 11% más de los que debería tener, que es cero. Lo mismo ocurre con el azúcar, 7 gramos tiene por cada 100g de producto, que son exactamente 7g más de los que debería tener. Nadie se va a morir por tomar esta salsa, vaya esto por delante, pero en mi opinión este producto entra en la sección denunciable de este blog porque es un engaño mayúsculo al consumidor:

  1. Se anuncia como cheddar y bacon, pero ni lleva cheddar ni lleva bacon, engañando con su empaquetado al consumidor
  2. El engaño se consuma usando pimentón para lograr que la salsa tome el color del cheddar (anaranjado), cuando de manera natural sería más bien blanca
  3. Contiene aceite de colza, que camuflan bajo el nombre de aceite de nabina, tratando de ocultarlo al consumidor
  4. Dice que no tiene conservantes, pero sí los tiene, azúcar y un antioxidante no adecuado para niños en mi opinión

Desafortunadamente, la mayoría de consumidores no realiza este ejercicio de análisis de etiquetas de los productos y por ello tenemos que presionar a la industria alimenticia para que utilice más ética a la hora de elaborar sus productos. Este producto, estoy seguro, cumple la legislación vigente de etiquetado pero, incluso cumpliéndola, está claramente diseñado para engañar al consumidor, haciéndole creer que está comprando una cosa cuando en realidad está comprando otra y, sin entrar a valorar si es mejor ingerir aceite de colza o grasa de cerdo, lo importante es que cuando compremos algo que presuntamente esté fabricado con grasa de cerdo, no acabemos tomando aceite de colza.

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Receta de Fettuccine con Costilla Barbacoa


Fettuccine Slim Pasta con Costillas Barbacoa

Algunos días vuelvo tarde a casa de la oficina y cuando llego todo el mundo ha cenado ya. En ocasiones me han dejado algo de lo que hayan comido, pero otras veces los pequeños roedores no han dejado sobras y me toca buscarme la vida, algo que por otro lado no me desagrada del todo. El otro día llegaba a a casa tarde y me encontraba unas muestras de salsas que me habían enviado para probar, así que viendo que no había nada preparado me dispuse a probar una de ellas. Pero era tarde y no tenía demasiadas ganas de complicarme la vida, así que me inventé esta receta que hice en tres minutos aprovechando sobras del fin de semana anterior.

El domingo había preparado un costillar de cerdo en el grill y habían sobrado unas cuantas costillas, que estaban guardadas en la nevera, así que las saqué y las preparé junto con un paquete de Slim Pasta, unas cuantas alcachofas baby que tenía en un bote abierto también en la nevera y una de las salsas que había recibido. Lo cierto es que me gustó tanto que se me ocurrió subir la receta por si la queréis probar.

Receta de Fettuccine con Costilla Barbacoa

  • Dificultad: Fácil
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Deliciosa pasta con costilla a la barbacoa

Tiempo de Preparación: 3 minutos

  • Dificultad: Muy Baja
  • Valor Nutricional: Muy Alto
  • Coste: Bajo (2,55€ por persona)

Ingredientes para 2 raciones:

  • Cualquier carne previamente hecha que tengamos en la nevera, unos 100g por persona (1€)
  • 1 Paquete de Slim Pasta Fettuccine (2,95€)
  • Alguna verdura baja en carbohidratos y de bajo índice glucémico que tengamos a mano, como espárragos, alcachofas, setas o champiñones (0,80€)
  • Dos cucharadas de Salsa 2bSlim Barbacoa (0,20€)
  • Una cucharada de Aceite de Coco Virgen (0,20€)

Instrucciones de preparación de esta receta sin carbohidratos:

Abrimos el paquete de Slim Pasta Fettuccine y lo enjuagamos abundantemente con agua fría. Yo suelo dejarlo escurrir y volver a enjuagarlo dos o tres veces hasta que desaparece por completo el olor a cerrado característico del paquete. Lo dejamos escurrir por última vez.

En una sartén con una cucharada de Aceite de Coco Virgen ponemos a rehogar la verdura y cuando esté en su punto añadimos la carne para que se caliente. Yo he utilizado unas costillas que tenía hechas en la nevera, limpiando el exceso de grasa y troceándolas una vez había retirado los huesos, pero se pede utilizar cualquier carne troceada que os haya sobrado de otra receta.

Cuando todo el rehogado esté caliente, subimos el fuego y añadimos los Fettuccine Slim Pasta y las dos cucharadas de salsa barbacoa, moviendo mientras hierve para impregnar todo con la salsa. Yo no le añado sal porque la carne ya tenía y la salsa también tiene algo, pero se puede añadir sal a gusto si es necesario.

Quizás la foto no hace honor al resultado real, que fue un plato realmente sabroso y altamente saciante a la vez que muy nutritivo.

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Sobreviviendo a las fiestas

No engordar durante las fiestasNos acercamos peligrosamente a la temporada de fiestas. De unos años hacia acá parece que además de nuestras fiestas típicas importamos las fiestas de otros lugares y hacemos bueno el tópico de que en España celebramos todo. Tenemos el Halloween a la vuelta de la esquina, y aunque queramos evitarlo las tiendas y grandes superficies ya han hecho acopio de todo tipo de adornos y elementos propios de la fiesta Norteamericana. De momento no celebramos el día de acción de gracias en Noviembre, pero supongo que todo se andará. Luego viene el puente de la Inmaculada Concepción e inmediatamente después las fiestas navideñas, que en muchos lugares se extienden desde principios de Diciembre a principios de Enero.

En muchas ocasiones, poder comer con normalidad, sin salirnos de nuestro plan nutricional, puede ser un verdadero quebradero de cabeza. El año pasado publiqué una entrada llamada «Cómo adelgazar en Navidad«, y el año anterior publiqué una similar llamada «Adelgazar en navidad» así que no voy a repetirme, porque además hoy quiero centrarme en otro tema, que es en la rutina y en como evitar que las fiestas no saquen de nuestro plan que tan buenos resultados nos ofrece.

Si bien es cierto que en esta temporada se hace más difícil ser estricto con el plan, no es menos cierto que con un poco de fuerza de voluntad se pueden sobrellevar las fiestas sin tirar por la borda todo el esfuerzo realizado hasta el momento. Una de las armas más poderosas con que contamos es el análisis de los resultados. Yo suelo recomendar mirar fotos de unos meses atrás y mirar fotos actuales. Si nos hemos dejado llevar, entonces conviene mirar alguna foto de nuestro mejor momento. Nuestro cerebro funciona de una manera muy curiosa en este sentido: la próxima vez que nos planten por delante algo tentador pero que tenga efectos negativos en nuestra nutrición y por ende en nuestro organismo, esas dos imágenes se nos aparecerán y nos resultará mucho más sencillo decir que no, eliminando de un plumazo la ansiedad que podamos sentir por comer determinado alimento que sabemos que no nos beneficia.

Sin embargo, no se puede vivir -o al menos yo no puedo- diciendo que no a todo y comiendo de manera monótona. Anoche mi hijo me pidió llevarse galletas al colegio para el desayuno de hoy, y aunque le dije que no era buena idea, esta mañana me levanté una hora antes de lo habitual y le hice una fuente de cookies sin carbohidratos, similares a la receta del libro Cocinar sin Carbohidratos. No me voy a levantar todas las mañanas a las cinco de la madrugada para hornear galletas, pero hacerlo de vez en cuando creo que es bueno para el alma porque hago feliz al enano y lo convierto en la envidia de su clase.

Esto mismo lo podemos aplicar a las fiestas, por lo menos a aquellas que celebramos en casas de familiares. Si en tu familia es tradición que cada uno lleve algo, asegúrate de llevar algún plato libre de carbohidratos. Por lo menos, siempre tendremos algo hacia lo que mirar si la cosa se pone fea. Lo fácil es llevar una bandeja de langostinos, ¿verdad? Pero el horno no está para bollos, así que quizás haya que levantarse un poco antes, echarle imaginación y preparar un plato. En el libro Cocinar sin Carbohidratos hay 120 recetas, pero no es la única fuente de inspiración que puedes tener. En este mismo blog hay un apartado de recetas que suelo actualizar incluyendo nuevos platos, todos ellos altamente nutritivos y reducidos en azúcares. Si os apetece sorprender a vuestros familiares, os recomiendo que preparéis un Meatloaf siguiendo la receta que incluyo en el libro. Aunque es un plato típico de la gastronomía norteamericana, cada persona que lo ha probado en mi casa ha quedado gratamente satisfecha. Lógicamente, mi receta no lleva kétchup, pan ni azúcar, pero el resultado es el mismo o incluso mejor que el original.

El otro día me mandaron unas salsas 0% para probar y aunque no soy muy amigo de estos productos, me dio por probar la salsa barbacoa. Tengo que admitir que estaba riquísima y lo único que parece que aporte, nutricionalmente hablando, es un poco de sal. Por lo demás, ni carbohidratos, ni proteínas, ni grasas. Así que si te animas a prepararlo y quieres acompañar el meatloaf de una salsa que sea básicamente agua con azúcar -como son la mayoría, quizás quieras probar estas que yo probé el otro día.

Un último apunte. Una copa de vino durante una fiesta no mata a nadie, pero una copa de vino es una cosa y seis es otra 🙂 Quiero decir que si pecamos en algo, que al menos sea de manera liviana y ocasional, y no tratemos de recuperar todo el tiempo perdido en una sola comida.

¡Cuida la salud de tus hijos!

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