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Denunciable: Tostadas ligeras Diet Radisson

Tostadas ligeras Diet Radisson,

Tostadas ligeras Diet Radisson,

En algunas ocasiones las mentiras de los fabricantes son tan grandes que ni siquiera se soportan en el paquete en que se imprimen. Este es sin duda el caso de estas «tostadas ligeras» que ni son ligeras ni están aparentemente tostadas porque son bastante blanquitas, y desde luego no parece que sirvan para adelgazar. Sin embargo, los engaños del fabricante son mucho más importantes. En la parte superior del paquete, a la izquierda en Castellano y a la derecha en Inglés, podemos leer «sin azúcares».

Es suficiente con darle la vuelta al paquete para leer en la esquina superior derecha la frase «Este producto contiene gluten y azúcares naturalmente presentes». La mentira es doble. Por un lado, no es cierto, como dice la parte frontal del paquete, que el producto no lleve azúcares, dado que, según leemos en la parte posterior, los lleva. Aquí, todo el que se propone adelgazar comienza su calvario por descifrar lo que el fabricante quiere decir. ¿Qué son los azúcares? Esto es algo sobre lo que voy a escribir en breve para tratar de arrojar algo de luz pero quiero dejar hoy una pincelada. Los azúcares, técnicamente hablando, son glúcidos compuestos por carbono, hidrógeno y oxígeno. Por su lado, los carbohidratos son glúcidos compuestos por carbono, hidrógeno y oxígeno. Mmmmmm, ¡Pero si nos dicen por todas partes que no todos los carbohidratos son azúcares! Como digo, lo voy a tratar de resumir en breve en un artículo porque considero que la industria está generando confusión interesada con el uso de los términos azúcares y carbohidratos, tratando de engañar al consumidor, especialmente al consumidor que trata de adelgazar usando una dieta baja en azúcares, carbohidratos, o como quieran llamarles.

Volviendo a estas «tostadas ligeras», tampoco es cierto que estos azúcares de los que hablan en la parte posterior del paquete estén naturalmente presentes. Pero incluso si lo estuviesen, que quede claro: si quieres adelgazar los azúcares son tu enemigo, estén naturalmente presentes o no en el alimento. Si echamos un vistazo a los ingredientes de este producto tenemos: Harina de trigo, harina de centeno, harina de maíz, dextrina de maíz y sal. Pues bien, el «azúcar» presente en este producto es la dextrina de maíz que como puede apreciarse se ha añadido a la formula y por lo tanto no está naturalmente presente en el producto. O quizás sí lo está en las harinas pero el fabricante no lo quiere admitir así que nos hace un lío monumental. Como digo, todo depende de lo que consideremos azúcar y lo que no. Si nos atenemos a sus tablas de valores nutricionales, este producto sólo lleva 0,2g de azúcares por cada 100g de producto. En fin…

Las dextrinas, además de usarse en la industria alimentaria, se usan como pegamentos solubles en agua, como aglutinantes en productos farmacéuticos, en pirotecnia para crear estrellitas en las explosiones, en química analítica y como excipientes. Aunque no queda claro en la lista de ingredientes, lo que probablemente lleve este producto es maltodextrina de maíz, un polisacárido que se digiere y se absorbe tan rápidamente como la glucosa.

Este producto, que ya de por si contiene 77g de carbohidratos por cada 100g de producto, tiene todas las papeletas para producir una reacción inmediata en la glucemia debido a la cantidad de carbohidratos de asimilación rápida que contiene. Por otro lado, para ser un snack supuestamente pensado para adelgazar contiene unos miserables 3,5g de fibra. Lo deseable sería que contuviese muy pocos carbohidratos asimilables y mucha fibra, de modo que no produjese una subida inmediata de la glucosa en sangre. En ese sentido se parecen mucho a los snacks de Bicentury de los que hablé hace poco y que tampoco sirven para adelgazar.

Resumiendo, que si nos atenemos a la tabla de valores nutricionales, este producto sólo lleva 0,2g de azúcares, pero si miramos el resto de valores y los ingredientes, estamos hablando básicamente de pan (mucha harina y un poco de sal, en este caso sin levadura ni agua pero con aglutinante). De modo que si quieres adelgazar y no tomas pan, tampoco tomes esto porque contiene los mismos 77g de carbohidratos de asimilación rápida que la mayoría de los panes. Comiendo esto no vas a adelgazar.

Un último apunte. Ese producto «sin conservantes ni colorantes», como indica el fabricante en su envase, viene con unos 2 años de caducidad en una bolsita de plástico. Imagínate lo natural que es para un alimento a base de harina no caducar en dos años expuesto a la luz en una bolsita transparente. Que la palabra «natural» aparezca en este paquete es un insulto a la inteligencia.

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Los Invitados No Deseados para Adelgazar

El pasado lunes 4 de Noviembre, en el programa Sano y Nutritivo de esRadio Málaga (94.1 FM), hablaba con Carlos Ferragut acerca de los Invitados No Deseados que se cuelan en nuestra cocina a diario y nos imposibilitan perder peso o incluso hacen que engordemos. Para adelgazar -lo he dicho muchas veces- es fundamental controlar la composición de los alimentos que ingerimos. No se puede adelgazar comiendo alimentos que tienen ingredientes que nos evitan perder peso. En el libro Adelgazar sin Milagros hablo en detalle de un proceso llamado Cetosis mediante el cual nuestro cuerpo quema la grasa que tenemos acumulada, usándola como combustible y permitiéndonos adelgazar de manera sana y natural. Sin embargo, como explico en el libro, hay algunos alimentos que nos sacan de ese estado óptimo en el que estamos quemando grasa como combustible para nuestras células en el mismo momento que los ingerimos.

Yo llamo invitados no deseados a los ingredientes que se cuelan en los alimentos procesados y que nunca deberían haber estado ahí de manera natural, pues en la receta original no estaban presentes o simplemente no tiene sentido alguno para nuestra nutrición su presencia en los alimentos. Un ejemplo claro son los embutidos. Cuando vamos a la charcutería a comprar pechuga de pavo porque presuntamente es «light» y nos ayudará a adelgazar, en realidad estamos comprando un alimento que contiene -entre otras cosas- patata, y no hace falta ser muy listo para deducir que si queremos perder peso no es buena idea comer patatas.

El caso es que la industria nos ha colado la patata, el azúcar, el maíz e incluso la soja en la mayoría de productos procesados que consumimos. Por eso, muchos nutricionistas piden que cuando se siga una dieta para perder peso se haga utilizando alimentos frescos, pues no es posible adelgazar si nos dedicamos a comer alimentos procesados cuya composición hace que engordemos.

Por supuesto, no son estos los únicos ingredientes que nos cuelan en los alimentos procesados. Ahí están la sal, los conservantes, antioxidantes y demás, pero lo cierto es que en el caso concreto de los planes nutricionales para adelgazar, estos son los cuatro más importantes que debemos vigilar. Recordemos que la sal nos hará -entre otras cosas- retener líquidos, pero aunque esto suponga una ganancia de peso momentánea, no significa que hayamos engordado en el sentido riguroso del término, porque el agua que retenemos la eliminamos con facilidad y no así la grasa.

Por lo tanto y para concluir, un nuevo recordatorio para todas las personas que quieren adelgazar o simplemente quieren seguir una dieta sana: tenemos que vigilar los ingredientes de los alimentos procesados que compramos para poder controlar con cierta rigurosidad lo que ocurre en nuestro organismo cuando nos alimentamos.

Lo Barato sale Caro

Cosecha de Soja

Cosecha de Soja

Una de las cosas que con más fuerza creo que denuncio en mi libro Adelgazar sin Milagros es el uso indiscriminado de ciertos alimentos en la comida procesada. En concreto, cuatro de los alimentos más baratos de producir a nivel mundial se pueden encontrar juntos o por separado en la lista de ingredientes de la mayoría de los alimentos procesados que existen en un supermercado. Estos alimentos son la patata, el azúcar, el maíz y la soja, y ninguno de ellos le ayudará a adelgazar.

No creo que descubra nada nuevo si digo que la patata, el azúcar y el maíz, desde un punto de vista nutricional, no aportan nada de interés a nuestro organismo que no podamos obtener de una forma menos dañina para nuestro cuerpo. Todos sabemos que son alimentos que debemos evitar por diversos motivos que desgloso en el libro. Sin embargo, el gran tapado de entre estos cuatro alimentos es la soja, quizás por tratarse de una legumbre, que como todos sabemos gozan de buena reputación.

La soja está de moda, es indudable, y no me refiero a la salsa de soja que acompaña al sushi o a los platos asiáticos -que también-, sino a la soja en todas sus modalidades: como vegetal, como leche, como complemento nutricional, como tofu, miso o cualquier otro preparado. En efecto, la soja es una legumbre rica en proteínas, rica en grasa y moderada en hidratos de carbono (tiene 31 gramos de proteína, 18 gramos de grasa y 34 gramos de hidratos de carbono por cada 100 gramos de grano). Hasta aquí cualquiera diría que son buenas noticias… pero créame, no son tan buenas como parece.

No quiero profundizar mucho en el tema de las alergias, las sustancias nocivas y demás temas negativos para la salud asociados a la soja, ni hacer demasiado hincapié en que la mayoría de la soja (igual que el maíz) es transgénica y ha sido modificada por los mismos angelitos que desarrollaron productos tan interesantes para el ser humano como el DDT, que le recuerdo que también era «inocuo» cuando salió al mercado. Lo que realmente quiero divulgar es que no se puede comparar la proteína de la soja con la proteína de otros alimentos. Tan sencillo como eso.

Lo bueno de la soja -lo único bueno realmente- es que es muy barata, pero como usted ya sabe, lo barato casi siempre sale caro al final. Cuando le hablen de las proteínas de la soja, no deje de preguntar por su valor NPU (Net Protein Utilization) a quien le quiera vender la burra de los beneficios de esta legumbre. Este parámetro nos indica el porcentaje neto de utilidad de la proteína en el alimento. La soja tiene un NPU de 61%, y yo personalmente creo que es menor en realidad después de tantas modificaciones genéticas, y los alimentos con los cuales se la compara alegremente como el huevo, la leche y el suero de la leche tienen un NPU de 94, 82 y 100 respectivamente.

También existen otros índices para medir la calidad y biodisponibilidad de la proteína en los alimentos y en todos y cada uno de ellos la soja sale absolutamente desfavorecida. Digamos, por ser un poco elegantes, que su calidad es bastante moderada. Es por su economía, y no por ningún fin altruista o pensando en su salud, que los fabricantes de alimentos procesados incluyen soja en sus productos cuando los porcentajes de proteína resultantes están por debajo de los mínimos establecidos por la ley para denominarlos de algún modo. Así que aunque le vendan todo tipo de palabras biensonantes del tipo «isoflavonas de soja», «enriquecido con soja» o «con proteínas de soja», no se deje engañar. Si le ponen soja a un producto cárnico o lácteo es, sencillamente, porque su porcentaje de proteína natural es demasiado bajo para sea legal llamarlo carne o lácteo, y tienen que aumentarlo. Para ellos es barato usar soja. Para su salud, tremendamente caro.

Si está siguiendo un plan nutricional para bajar de peso basado en la proteína y en la grasa, igual que hice yo, no se deje engañar y apueste por la proteína de calidad. La soja, en mi opinión, no es parte de ese grupo.

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