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Denunciable: Cereales Harrisons Minis rellenos de leche

Hoy inauguro una nueva sección del blog llamada «Denunciable«. En esta sección voy a publicar los productos alimenticios que peor opinión me generen. Lógicamente, se trata de mi opinión personal y nada más. Empiezo con este producto que apareció en mi casa por casualidad pues venía en la mochila de un compañero de uno de mis hijos que vino a pasar la tarde después del colegio. Puede que sean una marca propia de Mercadona, pero no estoy seguro. El caso es que mirando esta foto de la parte delantera de la caja, uno puede llegar a pensar que está comprando un alimento bueno para sus hijos. Analicemos la caja:

Parte frontal de la caja de cereales Harrisons

Parte frontal de la caja de cereales Harrisons

Aparece una foto de lo que parece ser unas galletitas integrales que tienen leche dentro y, a la derecha, un símbolo que dice «Cereales Integrales». También nos aparecen unos valores nutricionales arriba que no tienen demasiada mala pinta. Pero entremos al detalle. Para empezar, los valores nutricionales no son para 100gr, sino para una «ración» que el fabricante estima de 35gr y, además, pese a que la caja está claramente diseñada para el público infantil, las medidas están tomadas en base a la dieta de un adulto. No creo que haya un sólo niño que se conforme con 35 gramos de este producto en el mundo. No me creo, ni por asomo, que un niño se tome 35gr de este producto y tenga resuelta la merienda o el desayuno. Establecer la ración en 35 gramos es un insulto a la inteligencia del consumidor. Más bien me imagino que un niño cualquiera se tomará de 2 a 5 bolsitas, o sea, de 70 a 175gr del producto, lo que dispararía estos valores nutricionales anunciados y con ellos la secreción de insulina.

Detalle de la Caja de los Cereales Harrisons

Detalle de la Caja de los Cereales Harrisons

Si miramos el lateral del producto, nuevamente tenemos el sello de «cereales integrales» y una explicación con un gráfico de la importancia de tomar cereales integrales. Sin embargo, si prestamos atención, vemos en la última frase el doble engaño: primero, nos confirman que este producto tiene un decepcionante 10% de cereales integrales. Ni siquiera podemos concluir de esta afirmación si significa que de los cereales que contiene el 10% son integrales o si el 10% del producto terminado son cereales integrales. En ambos casos, el valor es tan bajo que les debería dar vergüenza anunciar el producto a bombo y platillo con varios logotipos de «cereales integrales». Además, dice que estos cereales integrales aportan «nutrientes esenciales», pero yo eso no tengo tan claro que sea cierto. Los nutrientes esenciales son los ácidos grasos esenciales y los aminoácidos esenciales. ¿Cuáles son los que aporta este producto? Misterio sin resolver…

Valores Nutricionales Cereales Harrisons

Valores Nutricionales Cereales Harrisons

Si miramos ahora los valores nutricionales del producto en el lateral, desenmascaramos el engaño de los valores nutricionales publicados en la parte frontal del paquete. Aquí vemos claramente que en  100 gramos de producto hay 66 gramos de hidratos de carbono y, más concretamente, 33 gramos de azúcar añadido. O sea, estos cereales supuestamente integrales y supuestamente más sanos que los normales, contienen un 33% de azúcar añadido y un 66% de azúcar total. Vamos, un magnífico desayuno o merienda si queremos que nuestros hijos acaben siendo diabéticos. El colmo de la composición nutricional es que el aporte de fibra se queda en el miserable 3,5%, y eso y nada es lo mismo…

En cuanto a los glúcidos, hemos pasado de leer 13% (11,6gr) en la parte frontal de la caja a comprender viendo los valores reales que tienen un 66% de hidratos, de los cuales un 33% son puro azúcar añadido.

A mí, este producto me parece denunciable especialmente por su diseño obviamente enfocado a niños, y por eso lo publico en mi blog, pero esto es sólo mi opinión…

SI TIENES ALGÚN PRODUCTO QUE CREAS QUE NO CUMPLE LAS MÍNIMAS NORMAS ÉTICAS POR PARTE DEL FABIRCANTE, POR SU INFORMACIÓN SESGADA, O SU PUBLICIDAD ENGAÑOSA, NO DUDES EN ENVIARME LA INFORMACIÓN DEL PRODUCTO PARA PONERLO EN ESTA SECCIÓN.

Cerebro de Pan

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Cerebro de Pan, del Dr. David Perlmutter

Uno de los libros que tengo en la lista de leer urgentemente es «Cerebro de Pan«, la devastadora verdad sobre los efectos del trigo, el azúcar y los carbohidratos, del Dr. David Perlmutter. Lo cierto es que voy a leer este libro con los deberes bien hechos: ya me he leído todas las crónicas negativas acerca del libro que he encontrado, que son sólo dos. El libro lleva en la lista de de Bestsellers del New York Times desde que se publicó en Septiembre del año pasado, más o menos a la vez que mi libro, habiendo alcanzado el número uno en repetidas ocasiones. Actualización: El libro me lo leí días después de publicar este artículo, y en este otro artículo titulado Más Cerebro de Pan puedes encontrar una crónica detallada del mismo y la reseña de mi lectura: Más cerebro de pan.

El Dr. Perlmutter es un renombrado neurólogo norteamericano que, además, es nutricionista. Su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas está basado en la nutrición. Además de médico y escritor, Perlmutter da conferencias en universidades como Harvard, Columbia o la Universidad de Nueva York. Escribe en el Huffington Post y es consejero médico del famoso programa televisivo «El show del Dr. Oz». También ha publicado artículos en el Journal of Neurosurgery, el Southern Medical Journal, el Journal of Applied Nutrition y en Archives of Neurology. Por si fuera poco, ha recibido premios por su enfoque en el tratamiento de enfermedades neurológicas como el Linus Pauling Award en 2002, el premio Nacional al Nutricionista del año de la Asociación de Nutricionistas Norteamericana en 2006 o incluso el premio al Medico Humanista del año del American College of Nutrition en 2010. Sus apariciones en radio y televisión son numerosísimas, destacando Larry King Live, Oprah, The Today Show, CNN, 20/20, Fox News, CBS y por supuesto Dr. Oz, donde colabora desde 2002.

Os cuento todo esto para poneros en antecedentes y para que entendáis que lo que voy a contaros no son teorías de algún iluminado, sino conclusiones de un renombrado médico norteamericano de 60 años de edad que acumula 33 años de práctica neurológica ininterrumpida.

Pues bien, a grandes rasgos, lo que Perlmutter concluye en su libro es que la ingesta de carbohidratos, tanto refinados como no refinados, está directamente asociada con la diabetes, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares y, en general, gran parte de las enfermedades neurológicas. De ese modo, Perlmutter defiende que enfermedades como el Alzheimer son reversibles a través de la nutrición, algo que ya postuló (y probó con su marido) la Dra. Mary Newport y que está relatado en este artículo.

Basándose en datos y estudios, Perlmutter relata como en 1992 el gobierno norteamericano redobló sus esfuerzos por eliminar las grasas de la dieta lo que produjo un aumento espectacular del consumo de carbohidratos. Al tiempo que se ponían de moda los productos light (bajos en grasa), aumentaba el consumo de granos, frutas y verduras. ¿Qué cifras arroja este cambio nutricional a gran escala que tuvo su punto álgido a partir de 1992? Pues según el CDC (Center for Disease Control), los casos de diabéticos en Estados Unidos se triplicaron, pasando de 7.5 millones en 1992 a 13.6 millones en 2002 y 20.9 millones en 2011. Si ya has leído mi libro La gran mentira de la nutrición, esta información no te sorprenderá, pero si todavía no lo has hecho, te puedo asegurar que hay muchas más cosas que ni te imaginas que te darían mucho que pensar en el ámbito de la nutrición.

El riesgo de padecer Alzheimer se dobla en las personas que sufren cualquier tipo de diabetes, por eso, es fundamental tratar de evitar o revertir la diabetes a través de la nutrición. Según Perlmutter, mientras el gobierno norteamericano, a través de su departamento de agricultura, nos dice que comamos lo que ellos producen, promulgándolo como el alimento más sano, nada podría estar más alejado de la realidad. Las dietas ricas en grasa -elabora Perlmutter- reducen considerablemente el riesgo cardiovascular y están directamente asociadas con la reducción del riesgo de padecer demencia. Esto se publicó en el Journal of Alzheimer’s Disease en Enero de 2012 en un estudio de la prestigiosa Clinica Mayo. Según este estudio, las personas en una dieta rica en grasas tuvieron un 44 por ciento de reducción del riesgo de padecer demencia. Aquellos sujetos en una dieta alta en carbohidratos -que los gobiernos siguen recomendando- tuvieron un incremento del 89% del riesgo de padecer dicha enfermedad. En otro artículo del New England Journal of Medicine de 2013, los investigadores concluyen que unos niveles altos de glucosa son un factor de riesgo para sufrir demencia. En el mismo artículo se asocian enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares con el consumo de carbohidratos, diciendo que incluso pequeños aumentos del nivel de glucosa dañan la estructura del cerebro y conllevan la reducción del mismo. Como verás, son datos absolutamente alineados con los que yo publiqué en mi libro Adelgazar sin Milagros en 2013 y que están soportados por los testimonios de los lectores del mismo.

Perlmutter relata que de acuerdo con un artículo publicado por la doctora Deborah Barnes, de la UCSF (University of California in San Francisco) más del 50% de los casos de Alzheimer no tienen porqué ocurrir y lamentablemente ocurren y no existe tratamiento eficaz contra la enfermedad. Esto es, el 50% de los casos de Alzheimer son evitables con una correcta alimentación.

Uno de los temas más prometedores de este libro y motivo por el cual lo tengo en la cima de lista de cosas que tengo que leer es que, al igual que ya propuso Jaime Brugos en su libro La Isodieta, Perlmutter no cree en la teoría de los carbohidratos malos (refinados) y buenos (integrales). A Perlmutter no le tiembla el pulso al decir que cereales de moda como la Quinoa o el Amaranto, pese a aportar una buena cantidad de proteínas, no son recomendables por su enorme aporte de carbohidratos con un razonablemente alto índice glucémico. Además, no duda en incluir las frutas dentro del grupo de alimentos que debemos vigilar severamente en nuestra dieta. De acuerdo con Perlmutter, no debemos de ingerir más de 50 u 80 gramos de carbohidratos al día, y esto incluye indudablemente las frutas y las verduras que vayamos a tomar. De hecho, casi cualquier pieza de fruta contiene esa cantidad de carbohidratos. Para Perlmutter, en el corazón de la dieta tienen que estar las grasas, porque son beneficiosas para el corazón y el cerebro, y por eso recomienda aceite de oliva, aguacates, pescados salvajes, frutos secos ecológicos o verduras de alto aporte nutritivo. ¿Te suena? Así llevamos muchas personas comiendo muchos años con resultados espectaculares.

Sin embargo, donde Perlmutter echa el resto es en su defensa de una dieta alejada del trigo y del gluten. Basándose en estudios llevados a cabo en Inglaterra y en la Universidad de Harvard de manera simultánea, el consumo de gluten está en el centro de la degeneración cerebral. Soporta esta afirmación, entre otros, con un estudio de pacientes de la Clínica Mayo de 2006, en el que se analizaban 17 casos entre 1970 y 2005, y es precisamente por ahí por el único sitio por el que le buscan las cosquillas las dos críticas negativas que he podido encontrar, pues no se trata de un estudio muy extenso.

En cualquier caso, su aporte de documentación científica es inmenso. Así, cita estudios que relatan todo tipo de bondades de las dietas bajas en carbohidratos, desde reducción y control de la epilepsia a efectos positivos sobre el Parkinson, pasando, claro está, por mejoras en pacientes de demencia. Y, como conclusión final del libro -y una de las partes que más me llama la atención- está la aplicación práctica de lo aprendido: como nutrirnos para regenerar nuestro cerebro, para producir nuevas células cerebrales y, en el caso de pacientes de Alzheimer, para recuperar su centro de la memoria. Perlmutter además promete que esto no es sólo una receta para personas mayores. Al contrario, nos recuerda que sólo en Estados Unidos, hay cerca de 7 millones de niños afectados por el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD) y que, neurológicamente hablando, la solución es similar a la del Alzheimer: la vía de la nutrición. Concluye que una correcta alimentación de estos niños (reduciendo drásticamente el aporte de carbohidratos y potenciando las grasas) puede reducir considerablemente o incluso erradicar este problema. Llama la atención sobre el hecho de que dos tercios de estos casi siete millones de niños reciben medicinas que alteran su estado mental y que no comprendemos todavía las consecuencias a largo plazo del uso de estos fármacos, por lo que debemos mirar a la nutrición y no a la química para encontrar una solución al problema de estos niños.

Cada vez que leo cosas así no dejo de recordar aquellas palabras que me dijo Jaime Brugos cuando nos conocimos: «Las tres cosas más importantes para conservar la salud son Nutrición, Nutrición y Nutrición».

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