«Entraste en mi vida hace hoy un año y desde entonces hemos estado juntos casi todos los días. Jamás me has fallado y cada vez que lo he necesitado, ahí estabas tú para recordarme la importancia de mi trabajo y ayudarme a seguir adelante. En este año que llevamos juntos ha hecho frío y ha hecho calor, pero tú no has faltado a tu cita ni un solo día, no has enfermado y jamás te he visto desfallecer. Tu fortaleza me asombra y me reconforta. Aunque hoy me cuento más canas y me veo menos pelo que cuando nos conocimos hace un año, tú sigues exactamente igual que el día que nos conocimos. No has perdido ni un ápice de tu juventud y tus rasgos siguen frescos y apetecibles: irradias ternura.
En ocasiones noto como me observas mientras trabajo. Desde tu sitio, observas en silencio como escribo, hablo por teléfono o navego por Internet. Jamás me has exigido nada y desde luego no me has defraudado. Admito que al principio tenía mis dudas acerca de ti. No creí que fueses a aguantar tanto porque no soy una persona fácil de llevar, pero mira, el tiempo ha pasado y ahí sigues, pacientemente a mi lado y exactamente en el mismo lugar en el que empezaste… ¡en la estantería de mi oficina!
Querido queso inmortal, te felicito en este nuestro primer aniversario esperando que dentro de doce meses hayas logrado conservarte exactamente como hasta hoy. De este año no pasa que llame a tu fabricante y le pida -mejor le exija- el elixir de la eterna juventud con que te ha rociado. Me niego a que me sobrevivas y me tengas que ver envejecer. No es natural. La ley de la naturaleza dicta justo lo contrario.
Atentamente, tu humilde admirador»
Bromas aparte, si no has oído hablar de mis quesos inmortales, aquí tienes los artículos de hace un año que empezaron con el análisis de un queso que, desde entonces, vive en mi estantería sin ponerse malo ni echarse a perder. Estos dos artículos fueron de los primeros de la serie Denunciable del blog.
Denunciable: «Quesos rayados Millán Vicente»
Denunciable: «Quesos Inmortales»
Compré los quesos inmortales hace 12 meses y desde el primer día han vivido fuera de la nevera, en una estantería de la librería de mi despacho. Sin frío, expuestos a la luz y al calor. Como verás en las fotos, caducaron en Octubre de 2014 y ahí siguen, exactamente igual que el primer día ¿Qué les ha ocurrido en este tiempo? Absolutamente nada. ¿Crees que sabes lo que comes? Ya te digo yo que no…