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Denunciable: Quesos Inmortales en 2016

Quesos Inmortales

En estos días se cumplen dos años desde que compré mis quesos inmortales. Dos años durante los que dos paquetes de queso en lonchas han estado en una de las estanterías de mi despacho, pasando frío en invierno, calor en verano y básicamente subsistiendo a unos 23 grados durante las horas de oficina, cuando la calefacción o el aire acondicionado están conectados. O sea, cambiando bruscamente de temperatura cada 8, 10 o 12 horas, en función del día que yo tenga y absolutamente expuestos a la luz. Si miramos en un manual de buenos cuidados del queso, seguramente hay que hacer justo lo contrario a lo que yo he hecho con estos «quesos» durante dos años.

Llevan casi dos años caducados y jamás han estado en la nevera desde que salieron del Carrefour en el que los compré. Cuando los compré en 2014 escribí dos artículos sobre ellos, que puedes leer aquí y aquí. El año pasado por estas fechas, les dediqué un nuevo artículo para celebrar su aniversario, titulado precisamente Feliz Aniversario, en el que explicaba que estos quesos no se habían degradado tras pasar un año en una estantería de mi oficina. Pues bien, hoy vuelvo a traer el tema al blog para todos aquellos que no lo hayáis leído antes, y lo voy a hacer denunciando nuevamente las porquerías que nos venden y las mentiras que se esconden en las vitrinas de los supermercados bajo la falsa apariencia de alimentos naturales.

Como veréis en la foto, no hay trampa ni cartón. De fondo la página web oficial del Instituto y Observatorio de la Armada con la fecha y hora oficiales en España y en primer plano mis quesos, con sus fechas de caducidad. Llevan casi dos años caducados y como podéis apreciar, muestran mejor aspecto que muchas personas que conozco y se empeñan en comer pocas proteínas y pocas grasas. Uno de los paquetes ha empezado a resecarse un poco, pero el otro está prácticamente igual que el día que lo compré. ¿Cómo es posible que un paquete de queso que lleva dos años fuera de la nevera, con cambios continuos y bruscos de temperatura, se mantenga así, sin moho y sin signo aparente de putrefacción? Es sencillo, porque este queso que nos venden no es queso, sino una grasa vegetal probablemente hidrogenada con potenciales efectos nocivos para nuestra salud.

Me apena enormemente que el formato elegido por el fabricante (Abrilisto, s.l.) en connivencia con Carrefour es precisamente el queso en lonchas, que todos sabemos que en gran medida tiene un público infantil y juvenil. Sabemos desde hace mucho tiempo que las grasas hidrogenadas son dañinas para el ser humano, y sin embargo permitimos que los fabricantes nos cuelen este tipo de productos que, entre otras cosas, yo diría que se salta un buen puñado de normativas.

Quesos que no caducanPara empezar, los valores nutricionales del producto brillan por su ausencia. No hay forma de saber lo que estamos comiendo nutricionalmente hablando. No está declarada la cantidad de sal ni de azúcar, aunque parece que la materia grasa es responsable de un 43% del peso del producto. Pero, ¿de qué grasa hablamos? Según leemos en la composición, de «grasa vegetal». O sea, que podría ser aceite de colza, aceite de algodón, aceite de maíz, aceite de girasol, de coco, de semilla de uva o Dios sabe de qué. ¿Conocéis algún aceite vegetal que a temperatura ambiente sea sólido? El que antes solidifica es el de coco, porque es una grasa saturada, y aún así se derrite por encima de los 25-26 grados de temperatura, y eso en mi oficina, especialmente en verano, ocurre casi a diario, especialmente cuando nos vamos y las máquinas de aire paran. Sin embargo, este «queso» no se derrite. El único motivo que se me ocurre es que hayan hidrogenado la grasa para mantenerla hecha una loncha con apariencia de queso, y digo apariencia porque si nos atenemos a sus ingredientes, de queso más bien poco. Para ser exactos, un 10 porciento.

Según leo en el etiquetado del que dice ser «Sándwich», este engendro contiene: grasa vegetal, leche en polvo, proteína de leche, fécula de patata, lactosuero, sales fundentes, (E452 y E338), Queso (10%), sal, acidulante (E330) y conservantes (E202). Las «E» son Polifosfatos (E452), Ácido Fosfórico (E338, ¡como la Coca Cola!), Ácido Cítrico (E330) y Sorbato Potásico (E202). De ellos, sólo este último es relativamente normal que esté en un queso. El resto son más propios de postres, bebidas gaseosas y demás. En realidad, un buen queso no suele llevar ningún aditivo y debe estar compuesto de leche, cuajo (o en su defecto fermentos lácteos, o ambos) y sal. Claro, cuando el queso es así, natural, dura poco tiempo y mucho menos si lo conservas en una estantería de una oficina, donde en lugar de durar dos años es probable que dure entre dos días y dos semanas, en función del calor que haga.

La moraleja de esta historia de mis quesos inmortales no es otra que recalcar la importancia de leer el etiquetado de los productos. Este producto parece queso, y probablemente si lo compramos y lo abrimos huela a queso y hasta sepa a queso. Pero no es queso. Algún listillo me dirá que es que el paquete no pone «queso» pero por su formato y presentación es obvio que está diseñado para confundir al consumidor, amén de que lo cogí de la nevera de los quesos, no de la zona de grasas poco saludables. O sea, aunque parezca una cosa, debemos leer las etiquetas para entender lo que estamos comprando. Aquí, el hecho de que el kilo de queso cueste 6€ ya debe ponernos en alerta, pues lo razonable en función del tiempo de curación es que el queso loncheado fluctúe entre 10 y 14 euros, y hasta 18-20 euros el kilo si hablamos de curaciones añejas. No hay duros a tres pesetas, y menos en alimentación. El litro de leche cuesta lo que cuesta, y no hay forma de hacer queso real sin leche.

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Denunciable: Quesos Inmortales

Denunciable: Quesos Abrilisto

Denunciable: Quesos Abrilisto

Hoy hace exactamente dos semanas que publicaba un artículo denunciando la composición de unos quesos Millán Vicente que había comprado esa misma mañana en un supermercado junto a mi oficina. En aquel artículo decía que había comprado 4 paquetes de queso distinto, pero solo hablaba de dos de ellos. Bueno, pues ahora puedo contar que con los otros dos hice un experimento que hoy vengo a denunciar.

En realidad, el experimento continua, pero ya no tengo claro que pueda acabar en un momento razonablemente próximo, así que me he decidido por contar el caso de estos otros dos paquetes de queso. En esta ocasión se trata de queso cortado en lonchas en formato de Sándwich. En realidad, no debería llamarle queso, aunque la poca vergüenza del fabricante le permite llamarle a esto en el paquete «Especialidad Alimentaria a base de Queso». Ya ni si quiera es «Especialidad Láctea» como otros. Este es directamente «Especialidad Alimentaria», lo que quiera que eso signifique…

El caso es que hace ahora exactamente 15 días que dejé esos dos paquetes de queso encima de la mesa de mi despacho. No os podéis ni imaginar la de explicaciones que he dado en estas dos semanas a las personas que han desfilado por aquí acerca de porqué tengo dos paquetes de queso encima de mi mesa, cuando deberían estar, cuando menos, en la nevera. De hecho, en el etiquetado dice claramente que se conserve entre 0 y 5 grados, algo que yo he evitado hacer a posta. De hecho, esta «especialidad alimentaria» se ha mantenido a unos estrictos 24 grados de 8 de la mañana a 8 de la tarde y entre 24 y 36 grados durante la noche y los fines de semana.

Uno esperaría que con el poco cuidado que he tenido (adrede) con la famosa especialidad, esta estaría a estas alturas corriendo con vida propia por la mesa. Pues bien, nada más lejos de la realidad. La foto que encabeza este artículo es del día que compré el queso, el pasado 16 de Julio, y la foto bajo estas líneas es de ahora mismo, 15 días después habiéndolo conservado a temperatura ambiente (ambiente de Julio en Málaga, que es un ambiente más bien caldeadito). He esperado pacientemente a que apareciese el moho y se estropease, pero la conclusión a la que he llegado es que este «queso» es inmortal y va a sobrevivirme.

Loncheados Abrilisto

Loncheados Abrilisto

¿Cómo es posible que este «queso» no se haya puesto verde y se haya estropeado? Es sencillo. Porque, una vez más, no es queso. Eso sí, como veremos ahora, el fabricante, una empresa llamada Abrilisto, s.l., se ha preocupado de incluir entre sus ingredientes un roñoso 10% de queso para poder llamar a esta guarrería «Especialidad Alimentaria a base de Queso«.

Veamos la lista de ingredientes del producto Sándwich Edam:  Grasa Vegetal, Leche en Polvo, Proteína de Leche, Fécula de Patata, Lactosuero, Sales Fundentes (E452 y E339), Queso Edam (10%), sal, acidulante (E330) y conservante (E202). La del otro producto, denominado Sándwich a secas, tiene una lista de ingredientes exactamente igual, pero obviando la palabra Edam entre sus ingredientes. Francamente, me parece un atropello y un engaño que en la etiqueta lo que aparezca en grande sean las palabras SANDWICH EDAM, algo que está específicamente diseñado para engañar al consumidor haciéndole creer que compra queso para sándwich Edam.

Me gustaría poder analizar los valores nutricionales del producto, para comentarlos aquí, pero resulta que no aparecen en el paquete, así que son difíciles de adivinar. El caso es que parece que lleva una cantidad considerable de cosas que no deberían formar parte de un queso, como la grasa vegetal [¿hidrogenada?], la fécula de patata o la proteína de leche. ¿Porqué hay que añadir proteína de leche a un queso, que se supone que está hecho con leche? Pues seguramente porque con la composición original no tendría siquiera proteínas. Si alguien está tentado a decirme que da igual usar leche que usar suero de leche con proteína de leche, tengo que decirle que está realmente equivocado.

La leche, de manera natural, tiene unas proteínas que se encuentran en diversa forma en su estructura. De la leche se extraen proteínas como el caseinato cálcico, de muy lenta asimilación, o el caseinato micelar, de asimilación más rápida. Pero también se extraen otras proteínas como el famoso Whey, que se asimila muy rápido. Como uno puede imaginarse, la velocidad de asimilación de la proteína dicta el efecto que esta tiene en el organismo y por lo tanto, el tipo de proteína que le estén añadiendo determinará el efecto que el alimento -por llamarlo de algún modo- tendrá en el organismo. Visto su precio por kilo y el resto de ingredientes, me atrevo a aventurar que no han usado caseinato en su composición.

Una vez más, mucho ojo con los «quesos» que compramos, vaya a ser que andemos preparando sándwiches de grasa vegetal hidrogenada que afecten severamente a la salud de nuestros niños por ahorrar unos euros en la lista de la compra. Para los que no leyeron el artículo anterior, recordar que el queso de verdad tiene muy pocos ingredientes, que normalmente serán Leche, cuajo (fermento), sal y opcionalmente caseina.