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Reseteo – Primer Capítulo del libro «¿Y ahora qué?»

Carlos Abehsera

Tal y como os prometí en el último artículo, hoy os traigo el primer capítulo del libro «¿Y ahora qué? – Manual para la vida después de adelgazar». Ni el título ni el contenido es 100% definitivo porque estoy trabajando todavía en ello, pero creo que os dará una buena idea de por dónde van los tiros. ¡Espero que os guste!

 

¿Y ahora qué?

Manual para la vida después de adelgazar

Capítulo 1: Reseteo  

Probablemente han pasado unos meses o incluso años desde que decidió dar un giro a su vida cambiando radicalmente la forma en que se alimentaba y estoy seguro de que los consejos que siguió hasta llegar a este punto le han producido una cascada de beneficios, tanto a nivel físico como emocional. Sin embargo, una pregunta ronda probablemente su cabeza en estos momentos: ¿Tengo que mantener este tipo de dieta restrictiva y estas costumbres durante el resto de mi vida para mantenerme en este estado de forma? La respuesta, afortunadamente, es un rotundo no.

Sin embargo, no lancemos las campanas al vuelo ni nos apresuremos a comprar un kilo de azúcar de camino a casa para nuestro próximo café. Que podamos adaptar nuestra dieta y nuestras costumbres a nuestro nuevo estado físico no quiere decir que tiremos por tierra todo lo que hemos aprendido hasta ahora. Probablemente recuerde de mi libro Adelgazar sin Milagros que le expliqué que es imposible -genéricamente hablando- perder más de 250 gramos de grasa en un día y del mismo modo es imposible ganarlo. Pues bien, menospreciar esta cantidad de grasa es el mayor error que una persona puede cometer llegado a este estado. En efecto, 250 gramos de grasa no parecen una cantidad significativa que deba preocuparnos, pero si en lugar de hablar de la cantidad que se puede perder o ganar en un día hablamos de meses, fácilmente podemos encontrarnos con pérdidas de hasta 8kg de grasa y, por supuesto, ganancias similares en el transcurso de los 30 días que tiene un mes.

Digo que esto es un problema porque podemos caer en la tentación del exceso un día y, si ese exceso además ha estado acompañado de alcohol, es probable incluso que nuestro peso no varíe, dándonos la falsa apariencia de que después de haber perdido el peso que nos sobraba podemos volver a comer y beber como queramos, craso error. Permítame que le explique cómo es posible que un exceso alimenticio vaya acompañado de una pérdida de peso momentánea y nos induzca al error de apreciación.

Como sabe, al ingerir alcohol nos deshidratamos, perdemos líquido en exceso y por consiguiente nuestro peso baja… pero sólo de manera momentánea hasta que al día siguiente recuperamos el líquido a través de los alimentos y las bebidas que ingerimos. Muchas personas me han dicho que no entienden cómo es posible que la noche anterior se hayan hinchado de comer y de beber y a la mañana siguiente pesen menos. El motivo no es otro que la deshidratación. Recuerde que el agua es responsable de al menos el 60% de la masa de su cuerpo y por lo tanto es el factor que más contribuye al cambio de peso corporal.

Pues bien, estas mismas personas que han bebido y comido en exceso y no aprecian ganancia de peso en la báscula al día siguiente caen a menudo en el error de pensar que como ese exceso puntual no les produjo un cambio significativo de peso al medirlo por la mañana, pueden cometerlo cada vez que quieran sin riesgo alguno de volver a engordar, ¡y nada más lejos de la realidad! Al igual que es posible perder grasa y ganar masa muscular sin que el peso corporal varíe significativamente, es igual de posible ganar grasa sin subir o incluso bajando de peso -hablando siempre de manera puntual y a corto plazo- si consumimos alcohol u otras sustancias que nos deshidraten momentáneamente.

Lo que no debemos perder de vista jamás es que los excesos se pagan siempre, y que el peaje a pagar consiste en esos 250 gramos de grasa diaria que podemos acumular. Pero no caigamos en la tentación de pensar que como se trata sólo de 250 gramos, estos no tienen importancia. Muy al contrario, se da la circunstancia de que para ganar grasa solo hay que excederse comiendo alimentos que tienden a generar grasa mientras que para perderla, la cosa es algo más compleja dado que antes se deben agotar las reservas de glucógeno que, como recordará, pueden durar hasta dos o tres días. Dicho de otro modo, el exceso siempre provoca acumulación de grasa desde el primer minuto y la dieta sólo es efectiva para reducir grasa a partir del segundo o tercer día después del exceso. O sea, un exceso se puede recuperar en unos 3 o 4 días. Dos excesos no son, normalmente, recuperables en una semana. Imagine lo que ocurre en realidad con la acumulación de grasa cuando extrapolamos a meses repletos de excesos las cantidades que hemos venido manejando de manera diaria.

A nivel psicológico el tema es aún más complicado. Las personas tenemos una tendencia natural a posponer aquellas acciones que no nos agradan. Unas de las cosas que aprendí cuando leí El Ciclo de la Duplicación, de Todd Smith, es que para ser efectivos en la vida siempre tenemos que hacer primero aquellas cosas que nos desagradan y, si es posible, comenzar a hacerlas de inmediato en cuanto sintamos que no tenemos ganas de hacerlas. Si hacemos primero lo que nos gusta siempre acabaremos pensando que lo que no nos gusta lo haremos mañana, el próximo lunes, la semana que viene, el día uno del mes próximo o quizás el día de año nuevo como parte de nuestros nuevos propósitos. ¿Pero cual es la realidad? Que cuanto más lo posponemos menos probable es que lo hagamos.

Sin embargo, si vencemos esa tendencia y logramos anteponer aquello que nos desagrada y hacerlo cuanto antes, las ventajas son inmensas a nivel de crecimiento personal. No hay duda de que nos sentiremos mejor al terminar una tarea que no nos apetecía hacer y por ello, cuando abordemos otras situaciones que nos agraden más, lo haremos con la conciencia de haber solucionado antes aquello que no nos apetecía hacer, lo que nos produce un doble placer.

Le explico esto para ponerle en antecedentes de que nuestra tendencia natural, después de un exceso, es cometer otro, porque a fin de cuentas nos parece mucho más agradable salir a comer y beber con nuestros amigos que quedarnos en casa tomándonos un batido de proteínas para cuidar la línea después de ir al gimnasio. Y una vez cometido un exceso y pospuesta la vía sana, tendemos a empezar la dieta de nuevo el lunes que viene, la próxima semana, el día uno del mes siguiente o el día de año nuevo, como le dije antes. Ante todo, debemos evitar poner fecha a la solución de lo que acaba de ocurrir. Si acaba de ocurrir y nos acabamos de exceder, es preciso arreglarlo en el momento y no posponerlo.

Piense por un momento en su edad. Si se parece en algo a mí, rondará o habrá pasado ya, incluso con holgura, los 40 años de edad. En mi caso, cuando decidí cambiar mi alimentación de manera radical en 2011 tenía 38 años. Llevaba entonces 38 años comiendo de un modo, haciendo dietas inútiles y acumulando grasa y problemas de salud. Sin embargo, tras perder más de un kilo el primer día de cambio de alimentación y otro tanto el siguiente, mi cabeza se reseteo por completo. Entonces no sabía que esos dos kilos eran, casi al completo, líquido retenido en exceso, pero me sentó bien ver que la báscula pasaba de 113 a 111 en un par de días y que al cabo de sólo 30 días había perdido 10 kilos de peso, la mitad de ellos de grasa.

¿Cómo pude mantenerme entonces firme en el plan durante los meses siguientes hasta perder 35 kilos? Porque estaba haciendo algo que, aunque no me agradaba en exceso, me ofrecía resultados desde el primer día y me hacía sentirme mejor cada minuto que pasaba. Además, un pensamiento rondaba siempre mi cabeza: si he sido capaz de comer mal durante 38 años, ¿cómo no voy a ser capaz de comer bien durante 4 o 5 meses? Siempre lo vi, y lo sigo viendo, como un esfuerzo ridículamente pequeño en tiempo y forma al compararlo con el resto de mi vida. Cuatro o cinco meses contra 38 años de entonces.

Sin embargo, en mi caso han pasado ya más de 6 años desde que perdí la mayoría de la grasa que me sobraba y lógicamente mis costumbres han cambiado en este tiempo y mi alimentación ha mejorado mucho, tanto en calidad como en variedad, evolucionando hacia una dieta socialmente más sencilla de seguir. Creo que la Isodieta es una magnífica herramienta para perder peso de manera sana, rápida y permanente, como explico en el libro Adelgazar sin Milagros, pero también creo que la vida es algo más que pequeñas comidas muchas veces al día y batidos de proteína.

Ese mismo reseteo que experimenté en aquel momento -y que probablemente usted también haya experimentado ya- es el que me gustaría que volviese a experimentar ahora conforme nos adentremos en una nueva visión de la alimentación y como adecuar la nutrición de nuestro cuerpo durante el resto de nuestra vida sin tener que repetir constantemente la palabra “no” cada vez que nos pongan algo por delante. Como le dije en la introducción, y le repetí al principio de este capítulo, no lance las campanas al vuelo y no se crea que le voy a explicar cómo comer de todo en las cantidades que usted quiera sin ganar peso, dado que eso es imposible, sino que le voy a explicar como flexibilizar su dieta sin que ello suponga un retroceso en su estado físico ni en su salud.

Con este libro pretendo ayudarle a tomar las decisiones adecuadas no sólo a la hora de elegir sus alimentos y su rutina alimenticia, sino además a la hora de abordar el resto de su vida desde un punto de vista nutricional y también social. Personalmente, trabajo muchas horas todas las semanas y no siempre haciendo cosas que me agradan. Tengo alergia a la contabilidad y me salen sarpullidos con la burocracia. Cuando acaba mi semana laboral el viernes, lo que me apetece no es precisamente llegar a casa y tomarme un batido de proteína. Pero, por otro lado, soy consciente de que, si me dejo llevar, en unos meses recuperaré los más de 30 kilos, principalmente de grasa, que logré quitarme de encima en 2011.

Como en tantas otras cosas en la vida, en la justa medida radica la virtud del método y por lo tanto, en nuestras vidas tiene que haber un poco de todo y por supuesto lugar para el disfrute y esparcimiento. En estos años he seguido leyendo, investigando y probando en primera persona muchas de las cosas que he leído y que ahora me dispongo a compartir con usted. Puede que incluso vea algunas de estas cosas como una traición a mis propias ideas, pero le pido un poco de paciencia y razonamiento antes de juzgar. En este caso, los jugadores somos los mismos, pero el juego ha cambiado.

Si está leyendo estas líneas es porque ya experimentado el primer reseteo y se dispone a efectuar el siguiente. Una vez que se sirvió del libro Adelgazar sin Milagros para perder el exceso de grasa que acumulaba y recuperar su salud, es el momento de adecuar su plan nutricional y costumbres con el siguiente objetivo en mente, que debe ser continuar mejorando la salud, afianzar o mejorar su masa muscular y mantener la grasa a raya en parámetros razonables.

Acompáñeme y veamos cómo podemos conjugar una dieta sana y unas costumbres saludables con una forma de vida alegre, moderna y distendida en la que no seamos esclavos de nuestros relojes ni de unas cantidades específicas de nutrientes, sino que, por el contrario, podamos disfrutar de más alimentos y de un mayor abanico de posibilidades.

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