Durante años me tomé un gran zumo de naranja por las mañanas cuando desayunaba. Jamás se me ocurrió pensar que era una de las alternativas menos indicadas para adelgazar. Al contrario, me tomaba el zumo pensando que era una de las cosas más sanas y nutritivas que iba a tomarme en todo el día. Así estaba. Si todavía no has leído nada al respecto del zumo de naranja, lo que voy a contar aquí puede que te suene un poco raro, pero en una reciente visita al supermercado me he traído unas fotos para convencerte de que lo que te voy a contar no es producto de mi imaginación ni ciencia ficción.
A todos los efectos, no hay demasiada diferencia entre tomar un gran vaso de zumo de naranja y tomar un gran vaso de agua con azúcar. De hecho, como vamos a ver en breve, un vaso de zumo de naranja embotellado es nutricionalmente similar a un vaso de refresco de cola habitual, que a su vez es simplemente un vaso de agua con azúcar, colorantes, saborizantes y demás polvos mágicos.
Para este artículo he seleccionado una de las marcas de zumo más vendidas en España y me he fijado especialmente en su marketing y sus valores nutricionales. Mi conclusión es que además de ser un producto poco saludable, el marketing que utiliza el fabricante para poner esto en el mercado es, cuando menos, poco ético. En el libro explico claramente que si quieres adelgazar la idea de tomar zumos de fruta no es lo más acertado que puedes hacer. Si ya de por sí muchas frutas tienen un índice glucémico alto y un contenido significativo de hidratos de carbono, que nos sacarán de la cetosis, cuando las convertimos en zumo y eliminamos la fibra, el resultado es, nutricionalmente hablando, bastante lamentable.
Como puede verse en la tabla de valores nutricionales de este zumo de naranja, insisto, uno de los más vendidos en España, en cada 100ml de producto hay, básicamente, 10,4 gramos de carbohidratos de los cuales TODOS son los procedentes del azúcar. Esto es prácticamente la misma cantidad de azúcar que hay en una lata de tu refresco de cola favorito. Como ves en la etiqueta de valores nutricionales, la cantidad de proteínas, grasas y fibra son básicamente despreciables. Sin embargo, resulta curioso que haya 32 mg de vitamina C en 100 ml de producto porque la naranja tiene unos 50 mg por cada 100 gr de producto, así que si nos vamos a la lista de ingredientes encontramos que, además de zumo de naranja (55%), esta bebida tiene agua, pulpa de naranja (5%), azúcar y vitamina C. Ni siquiera añadiendo más vitamina C consiguen que esta bebida tenga la cantidad de vitamina C que se espera de una naranja.
La Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de vitamina C va de 90 a 125mg para adultos, aunque muchos expertos recomiendan llegar hasta 1000mg (1g). Por ello, los 32mg que aporta este producto por cada 100 ml, en el mejor de los casos supone un 35% de la CDR, bastante pobre. Para tomar la cantidad de vitamina C que yo tomo con mi multivitamínico, unos 170mg, habría que tomar más de medio litro de este «zumo», lo que supondría ingerir, de golpe, casi 60 gramos de azúcar. ¿De verdad alguien piensa que tomar este producto por la mañana es saludable?
Mirando la parte delantera del envase nos damos cuenta de como juegan con los consumidores. Para empezar, no pone la palabra «zumo» por ningún lado, y esto es porque en realidad no puede considerarse zumo, sino néctar (por la cantidad de agua y azúcar que le añaden). Sin embargo, para engañar al consumidor ponen un dibujo de un exprimidor y escriben frases como «con naranjas exprimidas» o «contiene 12 naranjas». Aunque parecen buenas noticias, en realidad no lo son tanto. El envase es de 1,5 litros y si realmente contiene 12 naranjas, ya resulta bastante obvio que la cantidad de agua que contiene es realmente alta.
Uno de los mitos más extendidos con respecto a los zumos -y con respecto a la fruta en general- es que la cantidad de azúcar que contienen no es «dañina» porque es fructosa, un azúcar natural. Voy a aprovechar para dar unas pinceladas al respecto de este mito. Para empezar, el azúcar blanca común que se consume, llamada sacarosa, es un disacárido que contiene 2 moléculas, una de glucosa y otra de fructosa. Cuando ingerimos azúcar refinada también ingerimos fructosa. Por otro lado, aunque la mayoría de las frutas son ricas en fructosa, también contienen glucosa. Aunque hay ciertas diferencias entre la glucosa y la fructosa, su fórmula empírica es la misma (C6H12O6), con lo cual deberíamos sospechar que si una no es muy buena para el organismo, la otra tampoco. Además, cuando ingerimos azúcar lo primero que ocurre en nuestro organismo, y a toda velocidad, es que la sacarosa se descompone en glucosa y fructosa, tanto en el estómago como en el intestino, por lo que ingerir fruta e ingerir azúcar, en este sentido, es similar, si bien es cierto que hay ciertas frutas con contenidos bajos de azúcar en general, como las fresas, moras, frambuesas, y los frutos del bosque en general.
La principal diferencia entre ambas moléculas es la forma en que el organismo las procesa, ambas con efectos nocivos cuando se reitera su consumo. La glucosa porque aumenta de golpe la glucemia y produce picos de insulina y la fructosa porque paraliza la actividad normal del hígado -que la convierte en glucosa- y por tanto acaba contribuyendo igualmente a la glucemia, al tiempo que produce subida de colesterol y triglicéridos y provoca acumulación de grasa en el hígado. Por lo tanto, el zumo de naranja y la fructosa en general no son alimentos apropiados para adelgazar. Este es un tema que trataré con más profundidad en breve en el libro que estoy preparando, La Gran Mentira de la Nutrición.