Llegan las fiestas navideñas e irremediablemente nos lanzamos al barro dejando de lado nuestros objetivos a la hora de perder peso. Adelgazar y mantener la pérdida es una carrera de fondo y como en toda carrera de fondo, es normal que haya momentos en que nuestras fuerzas flaqueen. Lo importante es mantener el control y evitar el desenfreno.
Es muy difícil no comer más de la cuenta en Navidad, algo que obviamente no es lo más indicado para adelgazar. Sin embargo, podemos tratar de engañar nuestro apetito evitando engordar o al menos minimizando los efectos que las fiestas suelen tener en nuestro organismo.
En la cena de Navidad -y en algunas precedentes- comí más de la cuenta. Sin embargo, mi peso no se resintió de manera especial, logrando mantenerme en los 82-83 kg en los que me siento cómodo. ¿Qué es lo que hice para no engordar? Estas son algunas de las claves:
- No tomar alcohol
- No tomar dulces
- No tomar pan
- Centrar mis comidas en proteínas, aumentando las dosis considerablemente para lograr estar saciado sin echarme al barro. De este modo, en nochebuena y navidad tomé bastante carne, pescado y marisco, y sin embargo no probé las patatas, los postres ni el pan. Acabé saciado hasta no poder comer más (algo que lógicamente no recomiendo en circunstancias normales para adelgazar).
Comí mucho más de lo que como habitualmente, pero no tuvo prácticamente efecto sobre mi peso. Es importante recalcar que para adelgazar y perder peso de manera permanente, como explico en el libro, no se puede comer todo lo que uno quiera cada vez que quiera, sino que hay que acostumbrar al cuerpo a tomar muchas raciones al día de tamaño más reducido. Sin embargo, seguir esta rutina alimenticia en fechas como esta es bastante complicado.
Lo que yo he notado en estas fiestas es que las noches de cenas copiosas, que como digo en mi caso han sido a base de exceso de proteínas, he sudado una barbaridad durmiendo. Me he levantado literalmente chorreando, pero sin la típica sensación de pesadez de quién se levanta después de una cena a base de hidratos de carbono. Creo que de algún modo mi cuerpo ha trabajado durante la noche convirtiendo esas proteínas y grasas en reservas de energía o simplemente eliminándolas en la orina.
Voy a entrar en breve en mi tercer año siguiendo esta rutina nutricional que tan buenos resultados me ha dado ya no solo para adelgazar sino también para mantener una salud de hierro y poco a poco voy perfeccionando los métodos que uso para no saltármela o saltármela de manera efímera cuando no queda más remedio.
Es lógico que en la cena de Nochevieja no nos saquemos de la manga un peso y nos pongamos a medir cuanta carne o cuanta grasa comemos, pero si es posible ser selectivo a la hora de decidir qué comer. Seguro que entre los aperitivos a base de marisco y embutidos (con suerte ibéricos) y los platos principales a base de carne y pescado, somos capaces de evitar los hidratos de carbono y no afectar de este modo nuestra rutina nutricional de manera importante. Si no podemos adelgazar, al menos mantengamos nuestro peso en estas fechas.
A mí me funcionó en Nochebuena y Navidad y pienso repetir la estrategia en Nochevieja, aunque, sin duda, no evitaré tomarme alguna copita de champán tras las uvas.