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La [no] importancia del Desayuno

Desayuno Dulce

Desayuno Dulce

Uno de los grandes mitos de la nutrición es el que reza que el desayuno es la comida más importante del día. Este mito proviene de la teoría equivocada que dice que durante la noche agotamos nuestras reservas de glucosa y glucógeno y que al levantarnos sólo tenemos energía para los siguientes 15 o 20 minutos y por tanto necesitamos reponer energía y glucosa lo antes posible.

Como denuncia Jaime Brugos en su libro La Isodieta, esto es un absoluto disparate. Después de toda una noche descansando, nuestras reservas de glucógeno y glucosa están a tope, recién recargadas. Si estamos en cetosis, habremos conseguido convertir parte de nuestra grasa acumulada en glucosa y glucógeno  por lo tanto la estaremos usando como combustble. Basta con hacerse un análisis de sangre al despertarnos en ayunas para comprobar que en circunstancias normales el nivel de glucosa en sangre es el mismo que durante el resto del día. Esto es debido a que el cuerpo tiene mecanismos para mantener ese nivel en un valor constante, ya sea mediante el uso de los alimentos que ingerimos, ya sea mediante el aprovechamiento de las reservas que tenemos. Por lo tanto, no hay base científica alguna que respalde la afirmación de la importancia del desayuno.

El desayuno, desde un punto de vista nutricional, es igual de importante que cualquier otra comida, ni más ni menos. Lo que debemos de tratar en el desayuno -como en el resto de comidas- es ingerir la cantidad de nutrientes que  nuestras células necesitan para que se produzca la regeneración celular de la manera más óptima posible.

Lógicamente, estos elementos que necesitamos no están en los hidratos de carbono, sino en las grasas y proteínas que ingerimos. Ya lo he repetido varias veces pero no me cansaré de decirlo: en un tazón de cereales y leche desnatada hay poco más que agua y azúcar, mezcladas con proteínas de dudosa calidad de una leche que ha sido tratada de manera artificial para modificar sus ingredientes.

Al tomarnos unos huevos, algo de carne o de pescado para desayunar, estamos ingiriendo ácidos grasos esenciales y aminoácidos que son vitales para una correcta regeneración celular. Ahora no estoy hablando de adelgazar ni de perder peso, sino de seguir una alimentación que nos proporcione una salud de hierro a través de la nutrición. Si además. en el proceso. somos capaces de retrasar el envejecimiento propiciando una mejor regeneración celular, pues mejor que mejor.

Mis hijos han desayunado esta mañana huevos. Ni han tomado pan, ni cereales, ni por supuesto dulces, galletas ni pasteles. Han tomado leche entera y la única dosis de azúcar controlada que han tomado es la que incluye el Nesquik. Además de ser un desayuno infinitamente más nutritivo, les parece mucho más atractivo tomarse unos huevos para desayunar que unas tostadas de pan con margarina, galletas o cereales, como toman la mayoría de los niños.

ACTUALIZACIÓN 29/10/2013

En el programa Sano y Nutritivo de esRadio Málaga hablo en detalle de este tema con el conocido periodista Carlos Ferragut.